El escalador de rascacielos Alain Robert, conocido como el "spiderman" francés, se expone a una sanción administrativa tras ser identificado por los Mossos d'Esquadra por escalar sin permiso la Torre Agbar de Barcelona, acción que ha culminado ya por tercera vez en los últimos años.
Hacia las 12:00 de mediodía, el "hombre araña" francés ha iniciado el ascenso del rascacielos, de 34 plantas, sin arnés ni sujeción, ante la mirada expectante de los transeúntes y turistas que cruzaban por la plaza de Les Glòries de Barcelona.
La arriesgada acción del escalador, equipado con un mono que lucía varios patrocinadores, ha movilizado a la policía y a los Bomberos de Barcelona, que han acordonado el entorno del edificio y han adoptado las medidas de seguridad necesarias para paliar las consecuencias de una eventual caída.
Varios bomberos se han distribuido por las plantas del edificio y han invitado al escalador a abandonar su ascenso y a entrar en la Torre Agbar por alguna de las entradas accesibles desde la fachada, pero Robert ha desistido y ha seguido escalando hasta coronar el edificio diseñado por el arquitecto Jean Nouvel.
Posteriormente, ha descendido las 34 plantas de la Torre Agbar, apoyándose en las viseras de las múltiples ventanas que componen la fachada del edificio, y cuando ha alcanzado el suelo no ha opuesto ninguna resistencia a ser conducido a la comisaría por una patrulla de los Mossos d'Esquadra.
Los agentes se han llevado al escalador a las dependencias policiales para identificarlo, por lo que posteriormente lo han dejado en libertad, aunque la policía catalana tiene previsto presentar una denuncia contra él que podría saldarse con una sanción administrativa por escalar ilegalmente la Torre Agbar.
Alain Robert ha empleado cerca de una hora en subir y bajar el rascacielos, uno de los edificios más altos y de mayor interés turístico de Barcelona que ya escaló en dos anteriores ocasiones, en los años 2006 y 2007.
A lo largo de su carrera, Robert ha escalado una treintena de edificios y monumentos de todo el mundo, desde el Puente Golden Gate de San Francisco, el edificio del Empire State de Nueva York, la Torre Sears de Chicago y la Opera de Sydney, habitualmente sin autorización y con la única ayuda de sus manos.