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Toni Diéguez, el político que levantó la liebre de Nóos contra el poder fáctico

Este abogado de profesión, exdiputado socialista en el Parlamento balear, supo desde primera hora que la Administración Matas estaba cometiendo fraude con aquel contrato de 1,2 millones de euros al instituto de Urdangarín. Así rememora en 'Vozpópuli' aquellos días de frenesí y presiones.

  • Antoni Diéguez, presidente del Consejo Consultivo de Baleares.

Es imprescindible retroceder la vista once años, volver al esplendor de Marivent, a la devoción autóctona por la Casa Real, al brillo del Fortuna y sus travesías marineras, al caché que daba al lugar acoger a la flor y nata cortesana... para poder entender la dimensión del arrojo. Una inmersión obligada. Solo así cobra mérito el atrevimiento de un político, Antoni Diéguez Seguí (Gandía, 1954), que no se amilanó a la hora de denunciar los tejemanejes que implicaban al Ducado de Palma, una casa archiprotegida por la Corona.

Fue Toni Diéguez, exdiputado socialista en el Parlamento balear, azote del Gobierno de Jaume Matas, quien levantó la liebre del escándalo del Instituto Nóos, cuya sentencia dejó el viernes seis años y tres meses de prisión para el olímpico Iñaki Urdangarín y multa de 265.000 euros para la infanta Cristina de Borbón y Grecia

Este abogado de profesión, que ya había batallado la corrupción en el caso Calviá, el caso Mapau o el caso Rasputín, supo desde primera hora que la Administración Matas estaba aquí cometiendo fraude. Con su olfato rastreador bien desarrollado, pronto descubrió que el Ejecutivo popular había pagado la desorbitada cifra de 1,2 millones de euros al Instituto Nóos -presidido por Urdangarín- por la celebración del Illes Balears Forum. Un certamen sobre turismo y deporte, con invitados famosos, que tuvo lugar entre el 22 y el 24 de noviembre de 2005. Diéguez indagó sobre las condiciones en que se organizó aquel evento, hizo trabajo de campo y solicitó la debida documentación al Gobierno balear a través de una pregunta parlamentaria.

Con la respuesta ya en su mesa y todos los cabos atados, el diputado socialista salió a la palestra a denunciarlo en una sorprendente rueda de prensa el 16 de febrero de 2006 y el caso saltó por primera vez a los tabloides. Una década después, el hoy presidente del Consejo Consultivo de Baleares rememora aquellos días de frenesí y presiones, de resistencia a los poderes fácticos, siendo lo que ahora se conoce como "lanzador de alerta" (o "whistleblower", en la jerga investigadora).

-¿Esperaba que aquella pregunta parlamentaria llegara tan lejos?

-La verdad es que no. Con aquella rueda de prensa que hicimos en el Parlamento balear denunciando los hechos, sabíamos que habría cierto revuelo, pero no tuvimos seguro que pudiera haber, y nunca lo imaginamos, ya no que hubiera una sentencia, sino ni siquiera un procesamiento a nadie, tratándose de la gente que se trataba. Hay que ponerse en el ambiente y en la mentalidad de aquel 2006 en el que en Baleares la Familia Real, especialmente, tenía un predicamento enorme y estaba peor visto quien criticara a la Familia Real que la propia Familia Real pese a las críticas que pudiera haber.

-¿Qué le ha parecido la sentencia? ¿Cree que las penas de prisión han sido bajas para el señor Urdangarín y el señor Matas?

-Son penas de cierta importancia. Seis y tres años de prisión, respectivamente, son muchos años. Realmente no son las penas que pide el Ministerio Fiscal y siempre habrá discusión desde un punto de vista teórico sobre si corresponde un año más o dos años más, o uno menos, pero creo que la gravedad de los hechos está demostrada ya por el alcance de las penas.

-¿Cómo supo que existían irregularidades?

-Después de haber estado en el Foro (por el Illes Balears Forum) y por la experiencia de actos semejantes, sabía que aquello sería un acto con un dispendio que no estaría muy justificado. Pero era algo habitual en el Gobierno de aquella época. Cuando solicité el presupuesto de la celebración del acto y descubrí los importes que se manejaban, pude ver, después de haber estado allí en directo, que aquello no cuadraba de ninguna manera. Y entonces, dijimos '¿Qué es el Instituto Nóos?'; porque en aquel momento no lo sabíamos. Comprobé que estaba el señor Iñaki Urdangarin y que era una sociedad sin ánimo de lucro. Pensamos entonces lo peor: '¿Para qué quiere ganar tanto dinero una asociación sin ánimo de lucro?'. La salvedad era desviar el dinero ingresado a sueldos, retribuciones y otra serie de cosas para sus administraciones. Fue entonces cuando decidimos denunciar el tema.

Diéguez, durante la famosa rueda de prensa de febrero de 2006.

-Lo primero que descubrió fue que el contrato se hizo sin concurso. ¿Cómo tuvo tal conocimiento?

Este tipo de actuaciones se hacían mediante convenio en aquel momento. El Gobierno de Jaume Matas casi todo lo hacía así o mediante adjudicaciones directas. Y esta pasaba en muchísimas ocasiones. Siempre bajo una supuesta pretendida exclusividad, con lo que se trataba de vestir que ese convenido sólo se podía hacer con esta empresa porque era la que tenía, por decirlo de alguna manera, los derechos para hacer ese foro. 

-Ha declarado usted que hubo llamadas de Zarzuela a Moncloa tras la revelación y que el PSOE se interesó por su investigación y contactó con usted, aprovechando la presencia de Alfonso Perales, entonces responsable federal de Política autonómica, en la isla. ¿Llevó este asunto desde Madrid el señor José Blanco, que era el secretario de Organización? 

-Posiblemente, pero no lo puedo precisar porque yo sólo sé lo que me dijo el señor Perales. Me informó de que efectivamente hubo una llamada de Zarzuela a Moncloa, donde estaba en ese momento el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Y que a él le había comisionado de alguna manera para averiguar, ya que estaba aquí, qué es lo que pasaba. En la conversación que tuvimos en seguida tuve el respaldo del señor Perales.

¿Por qué no pidieron finalmente una comisión de investigación en el Parlamento balear?

-Mi intención era crear una comisión de investigación a continuación y creo que en la rueda de prensa dije algo al respecto. Que el Gobierno de Matas lo aclaraba o pedíamos una comisión de investigación. Pero lo que sucedió fue que dos semanas después, más o menos, o un mes, no mucho más, hubo unas declaraciones de la Casa del Rey según las cuales se decía que se había recomendado al señor Urdangarin que se retirase de este tipo de asuntos y negocios. Y con cierta ingenuidad, pensamos que aquella denuncia había servido para salvar a la Casa Real, porque había muchos rumores acerca de actividades del señor Urdangarin que podían ser sospechosas, como ésta. La impresión que nos daba a los que recibimos esas informaciones era que un día u otro el señor Urdangarin podía meter en un lío a la Casa Real. Entonces, cuando vimos que actuaba la Casa del Rey (aconsejó a Urdangarin que dejara la presidencia de Nóos) y se paraba esto, asunto concluido. Es más, pensábamos que le habíamos hecho un favor a la Casa del Rey al fiscalizar este tipo de actividades. Pero luego, la verdad, es que continuó con esas actividades, por lo que hemos visto ahora.

-¿Aquella decisión de no pedir una comisión de investigación se tomó en Madrid?

-No. Simplemente aquí en Baleares cuando vimos aquella reacción de la Casa del Rey, entendimos que pedir una comisión de investigación no valía la pena. Además, no nos la habrían permitido nunca, no habría pasado del debate de proposición. El PP de Jaume Matas (con mayoría absoluta) no autorizó nunca una comisión de investigación y menos para este tipo de temas.

El mar volvió a recuperar la calma con el paso de los días. Y lo hizo no sin presiones desde Moncloa a los socialistas baleares para que relajaran el ritmo de las paladas, según se escuchó entonces en los mentideros políticos de la isla y de la península. Así, al tsunami de Diéguez no le siguieron más réplicas y Urdangarin se mantuvo a flote. Hubo que esperar al 22 de julio de 2010 para que los acontecimientos dieran otro giro y recuperaran la estela de Diéguez. Aquel día el titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Palma, José Castro, abrió una pieza separada del 'caso Palma Arena' para investigar los pagos del Gobierno balear al Instituto Nóos a través de la fundación Illesport y el Instituto Balear de Turismo (Ibatur). Habían transcurrido cuatro años, cinco meses y seis días. 

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