Una treintena de personas arropan y apoyan a los padres de Julen, el niño de 2 años que cayó el 13 de enero a un pozo en Totalán (Málaga), en el interior de la vivienda que una vecina del municipio les cedió para que se alojen hasta que se produzca el rescate.
Además una pareja de agentes de la Guardia Civil permanece en las inmediaciones del inmueble con un coche oficial en la puerta.
También se encuentra con los progenitores un equipo de psicólogos para intentar controlar y regular sus emociones ante la incertidumbre por el rescate del pequeño y unas circunstancias excepcionales.
No pierden la esperanza
Los padres no pierden la esperanza de que el rescate se produzca en las próximas horas y siguen sacando fuerzas para responder las llamadas y mensajes que reciben, han indicado a Efe fuentes cercanas a los progenitores.
El pueblo, de unos setecientos habitantes, continúa volcado con la familia y las calles están más vacías que otros días, al igual que el barrio malagueño de El Palo, donde vive la abuela del pequeño Julen.
Numerosas personas permanecen en sus viviendas pendientes de las últimas informaciones y los vecinos de El Palo intentan que la abuela esté arropada en todo momento por seres queridos.