Los ataques aéreos que se han producido esta semana en el área de la ciudad que se encuentra bajo el control de los rebeldes se han saldado con la muerte de decenas de insurgentes, según Egeland, que ha indicado que los civiles que se encuentran atrapados en la urbe carecen de alimentos básicos.
"Tal y como tengo entendido, los almacenes se han quedado vacíos y miles de familias se están quedando sin comida y sin productos de necesidad básica", ha señalado Egeland, que ha añadido que "se trata de una situación desoladora que constituye una catástrofe en toda regla".
A pesar de que tanto Rusia como los grupos rebeldes se han mostrado positivos respecto al plan humanitario de la ONU para hacer llegar suministros a los residentes de la ciudad y facilitar que los enfermos y heridos salgan de ella, ninguna de las partes ha dado aún su autorización final.
La ONU espera poder enviar cuanto antes varios convoyes de ayuda humanitaria a la población siria que se encuentra sitiada o en zonas de difícil acceso. "Las necesidades de una población vulnerable y exhausta están aumentando mientras el invierno se acerca", ha afirmado Egeland.
"Tenemos trabajadores humanitarios que están dispuestos a trasladarse a la zona y contamos con planes muy concretos al respecto a pesar de la frustración que sentimos ante una situación tan indignante", ha añadido.
Aunque el Gobierno sirio es el principal responsable de que la asistencia humanitaria se vea obstaculizada, los grupos rebeldes tampoco han hecho nada para facilitar la labor de las organizaciones internacionales, según el asesor humanitario de la ONU.
La organización envió el jueves un convoy a la ciudad de Duma, cerca de Damasco, que también se encuentra sitiada. "La Guardia Republicana se ha negado a seguir el procedimiento en el último puesto de control y los efectivos han abierto la mercancía, que debe permanecer cerrada hasta llegar al lugar de destino", ha aseverado Egeland.