El film fue candidato a diez Oscar, aunque solo Georges Stevens se hizo con la estatuilla al mejor director. Con el paso del tiempo, la leyenda en torno a Gigante no ha hecho más que crecer hasta convertirse en una película mítica, un título emblemático que, seis décadas después de llegar a las pantallas, sigue atrayendo la atención de críticos y de espectadores.
TCM se une a la celebración de los 60 años del estreno de Gigante con la emisión, los días 19 y 24 de noviembre, de Los niños de Gigante, un documental que recuerda el rodaje de esa mítica película durante el verano de 1955 en la localidad de Marfa, en el oeste de Texas y lo que significó para la población local, especialmente para la de origen mexicano.
"Cuando me eligieron para hacer un pequeño papel en la película se lo dije a mi madre", recuerda Joe Cabezuela. "Ella me compró un par de pantalones nuevos y una camisa, pero eso no era lo que ellos querían. No querían que saliera un niño mexicano con una camisa nueva", dice riendo. "Querían que pareciéramos más mexicanos", resume Ramón Rentería, otro de los niños que participaron en el rodaje.
El racismo y la diferencia social es uno de los temas que subyacen en el argumento de Gigante. Jordan Benedict, el personaje que interpreta Rock Hudson, es el prototipo de americano anglosajón que se casa con una rica chica del Este, Leslie, papel al que da vida Elizabeth Taylor. Sin embargo, su hijo mayor se enamorará de Juana, una tejana de origen mejicano. Elsa Cárdenas, la actriz mexicana que encarnó a esa joven, recuerda en el documental como la película refleja todos los problemas que, a finales de los años 50, se vivían en Texas, en donde los americanos de origen hispano no acababan de ser aceptados por la población blanca. El cementerio de Marfa, por ejemplo, estaba dividido por una alambrada en dos partes. En una se enterraba a los americanos descendientes de europeos. En la otra, a los que tenían origen mexicano. "En aquella época estábamos totalmente discriminados en la sociedad, tanto en los servicios públicos como en los restaurantes, hoteles y en los barrios. Hasta que se rodó Gigante, nadie había contado esa historia", explica Héctor Galán, director de Los niños de Gigante. "Lo que quiero es que las nuevas generaciones y los más jóvenes vean qué es lo que ocurría en aquel tiempo", afirma.
Y así, 60 años después de su estreno, Gigante sigue alimentando y acrecentando su leyenda, algo que solo pueden conseguir unos pocos títulos en toda la historia del cine.