Si ayer, Vozpópuli habló de los presupuestos estatales. Hoy enseña la cara B de la cultura: las Fundaciones. Tanto o más aporreadas que los teatros, las editoriales o los centros culturales, algunas sobreviven, malviven o boquean para no echar el cierre.
Desde el año 2008, las fundaciones con modelo de financiación pública han experimentado recortes progresivos, a día de hoy severos, que les obligan a replantearse, primero su continuidad, y después, el sentido de su modelo.
Por ejemplo, el año pasado la Fundación para la Conservación del Patrimonio Histórico de Navarra presupuestó unos gastos de 150.000 euros, los necesarios para seguir. El año 2010 fueron de 4 millones de euros. Una diferencia lo suficientemente escandalosa como para preguntarse dónde está el término medio de una gestión.
En el caso de Andalucía, el presupuesto de 2011 de la Consejería de Cultura se redujo un 22% en 2011 con respecto a 2010. En perspectiva, sin embargo, el cúmulo de fundaciones que dependen de las partidas de dinero han perdido en dos años más del 40% de su presupuesto, que en 2011 era de 215 millones de euros.
A la espera de los presupuestos de 2012 –este año ya se apañaron con una cuantía inferior en un 10% a la del año pasado–, en Galicia muchas fundaciones están todavía a la espera de respuesta por parte de las entidades públicas. Sin embargo, se espera que los recortes alcancen cerca de un 20%.
Algunas instituciones como la Fundación Gonzalo Torrente Ballester, que no depende económicamente de ninguna institución pública, han buscado formas flexibles de patronato que permitan a estas instituciones buscar caminos al ternos, porque tal y como lo demuestran leyes como las del Museo del Prado o del reina Sofía, el modelo de las fundaciones dependientes del dinero
Esta situación dista mucho, por ejemplo, de la Fundación Camilo José Cela, que se vio en apuros el año pasado, pues depende en su mayoría de las administraciones públicas y privadas, que ya en 2008 redujeron sus ayudas en más de un 40% .
El asunto de las cajas de ahorros
En menos de cinco años, la inversión total en cultura y conservación de patrimonio histórico y artístico de la Obra social de las cajas ha caído un 27%, según cifras aportadas por CECA. El modelo de gestión en colaboración con Museos, Fundaciones y centros de arte ha caído un 24%. A diferencia de otras épocas, ahora las cajas refuerzan su actividad propia.
El carácter social de las Cajas de Ahorros ha sido, desde hace más de tres siglos, el Norte que orienta toda su actividad. En los últimos años, dentro de las muy diversas iniciativas realizadas dentro de la propia Obra Social de cada caja, las actividades destinadas a la cultura habían ocupado una parte importante del compromiso de estas instituciones. Pero las cosas han cambiado.
El porcentaje total de dotación de las cajas para Obra Social en 2011 -alrededor de unos 875 millones-, mostró un descenso deL 21% con respecto al año anterior y de 55% con respecto a 2005. Dentro de esa disminución general , la cultura perdió terreno frente a otras áreas: lo que antes se destinaba a exposiciones, conciertos, patrimonio cultural o actividades de tiempo libre, ahora se destina a temas estrictamente sociales.
2011 fue el tercer año consecutivo en que las actividades destinadas a cultura sufrieron una merma significativa. Cultura pasó de representar el 42% total de la obra, como ocurrió en 2005, a 31%. Es decir, una pérdida de 10 puntos que se incorporaron directamente a Asistencia Social, según informa la Confederación Española de Cajas de Ahorro.
Actualmente, cerca del 50% de las cifras reservadas por las cajas a Obra Social se destinan a temas de asistencia y protección a mayores, jóvenes y sectores en situación de dependencia, una actividad en la que se han invertido 666,8 millones de euros.
Las actividades de las cajas se concentran en las demandas de una sociedad que ha cambiado. Una fuerte y aguda crisis económica, sumada a las intervenciones del Frob y el rescate económico de cerca del 25% del sector (Caja Castilla La Mancha, CajaSur y Caja Mediterráneo, además de Novacaixagalicia, Catalunya Caixa y Unnim), han hecho a las cajas reorientar su enfoque hacia actividades mejor valoradas por su clientes.
Otras instituciones señeras en materia de Obra Social, tal es el caso La Caixa, que ha destinado 500 millones 2011, mantiene la tendencia con un 67% de inversión en programas sociales, De esa cantidad, 64 millones están dedicados a cultura. La Fundación Caja Madrid, que si bien mantiene los programas más visibles destinados a las Artes, ha anunciado recientemente la suspensión, para la próxima temporada, de sus ciclos de música así como el cierre de su Revista de Libros.