No hubo scritor, pintor, poeta, quiromante o practicante de las artes y las letras que no haya llegado alguna noche al Café Gijón con la intención de hacerse un hueco en el madrid más literario de todos. Así lo cuenta, mordaz y a la vez enternecedor, Francisco Umbral en su libro La noche que llegué al Café Gijón.
Todavía en pie en el número 21 del Paseo Recoletos, el Café Gijón se inauguró en 1888. Su propietario, Gumersindo García, asturiano, lo traspasó, en 1913, por 60.000 pesetas, a un peluquero de la calle de Ayala, el abuelo de José López, el actual encargado, quien comentó una vez guardar en sus recuerdos haber visto de niño, en el café, a los hermanos Machado, a Pío Baroja, a Javinto Benavente y al mismísimo Hemingway.
125 años de historia no transcurren en vano y hay quienes prefirían que lo que ha sido de una manera, así permanezca. Es por ello que ha sentado tan mal para algunos asíduos al local la noticia de que éste podría perder su terraza, cuya contrata ha vencido. El Ayuntamiento ha dado la concesión a otra empresa que presentó una oferta superior.
"El problema auténtico (...) es que si la dirección del café se queda sin la terraza, que es en donde tiene la solvencia económica para mantener al personal y el café, ya que la facturación mayor está aquí fuera (..) se vea obligada (...) a vender", dijo a Reuters José Bárcena, trabajador del Café Gijón encargado de las relaciones públicas.
"Sería tan lamentable como que perdiésemos El Rastro, el Museo del Prado o cualquier lugar que forma parte de la estructura de esta ciudad que es Madrid, mi bello Madrid", agregó. Mientras continúa la incertidumbre, en su interior siguen las tertulias y sus asiduos se emplean en sus rutinas de siempre.
En el Gijón se dieron cita, González Ruano y Francisco Umbral,también Francisco Cossío, Ana María Matute, Ignacio Aldecoa, Camilo José Cela, Buero Vallejo, Ramón de Garciasol, Álvarez Ortega, Leopoldo de Luis, Carlos Oroza...También las actrices como Cándida Losada, Mary Carrillo, Carmen Lozano o Emnia Cohen. Si sus mesas hablaran, rezaría un lugar común que esta vez viene al pelo, dada la situación del centenario local.