Cultura

Los aciertos y pinchazos editoriales de lo que va de 2017

Justo cuando estamos a punto de anunciar las novedades del otoño, convendría repasar y valorar algunos de los títulos publicados hasta ahora.

  • Un repaso a los aciertos... y los pinchazos.

Al bajar la persiana del verano, surge la ocasión de hacer balance. La temporada cultural hace una pausa y nos invita a revisar qué hemos leído en estos meses. ¿Cuáles libros han sorprendido por su fuerza? ¿Y cuáles han pinchado? ¿Cuáles prometían ser una cosa y acabaron en otra? ¿Por qué El motel del voyeur de Guy Talese, a pesar de su excelente factura, se deshizo en las manos?  Y en el panorama local… ¿Por qué la novela sin ficción le pisa los talones y disputa territorio a la ficción literaria? Hay cosas que se hacen evidentes sólo cuando podemos verlas en su conjunto, de ahí la necesidad de hacer balance y repaso.  

Clavícula (Anagrama), de Marta Sanz.

El malestar

Si bien es cierto que este 2017 repitió novela del año con Patria, que ya lo había sido en 2016 (las colas de Sant Jordi y la Feria del Libro demostraron cómo el libro defendió título este año también), es más que necesario decir que el paso del invierno a la primavera dejó en el panorama editorial libros sobre los que merece la pena regresar. Si bien es cierto las claves de las novelas que se citan de aquí en adelante distan mucho de las que trabajó Fernando Aramburu para contar las secuelas de la violencia de ETA, eso no las exime del acierto y de una misma vocación de interpelación, unas ganas de ir a buscar el malestar.

En ese apartado existen novelas que conversan entre sí, por el tipo de tema y por la ambición con la que sus autores los ejecutan. Es el caso de Clavícula (Anagrama), una novela en la que Marta Sanz saca el autorretrato del espacio de las vanidades para colocarlo bajo el foco del malestar. En esa clave de la desazón y la enfermedad –la periferia que supone toda locura y que profundiza en la idea de conflicto-, el escritor Gabi Martínez podría hacer díptico con Marta Sanz, sólo que desde el registro de otro. Se trata de Las defensas (Seix Barral), la historia de un médico que comienza a padecer la enfermedad que estudia y en la que el escritor pone de manifiesto no sólo de qué forma nos relacionamos con la realidad, sino también la absoluta desconexión del individuo consigo mismo.  

Lo último de Lorenzo Silva.

La No Ficción Novelesca

Hace apenas unos meses, se publicó un libro de no ficción que no por ello prescinde de su vocación novelesca. Se trata de Recordarán tu nombre (Destino), en la que el escritor Lorenzo Silva rescata la historia del general José Aranguren Roldán, máxima autoridad de la Guardia Civil en Cataluña que rechazó alzarse contra la República y cuya vida Lorenzo Silva recupera y reconstruye en estas páginas: alguien a quien fue necesario buscar una silla para matarlo, acaso porque el franquismo no le perdonó su apego a la ley.

En otro registro completamente distinto, peo que participa de la no ficción novelesca, toca recuperar El Monarca de las sombras (Literatura Random), de Javier Cercas. La novela llega en el 16 aniversario de Soldados de Salamina (Tusquets). Así como en aquella novela Javier Cercas narraba y recomponía la historia de Miralles, el miliciano que perdona la vida al escritor e ideólogo de la Falange Rafael Sánchez Mazas, ahora el escritor asume otro punto de vista dentro de la Guerra Civil. En esta ocasión, recompone la historia de su tío abuelo: el falangista Manuel Mena, alférez del ejército franquista que murió en el Ebro, con apenas 19 años. Una novela con el sello Cercas y en la que plantea un dilema moral que hace escala en la lectura colectiva de España.

Derecho Natural, de Ignacio Martínez de Pisón.

España

Con la vocación de dar continuidad a su sólido mundo literario, Ignacio Martínez de Pisón publicó esta primavera Derecho natural (Seix Barral), una historia ambientada en la Transición y en la que los conflictos familiares terminan por escalarse en asuntos ciudadanos. En ella, el escritor aragonés levanta una historia colectiva a través de la vida de una familia. Ambientada entre 1969 y 1989, Derecho natural está contada en primera persona por Ángel, el hijo mayor de un clan desastroso y desestructurado, que permite arrojar luz en cómo la gente corriente vivió aquellos años. Seres que viven una época de cambio: una España en la que la democracia desembarca, las leyes están por escribirse y en la que todo puede ir –o no- a mejor. Una novela que revela al mejor Pisón.

En una clave distinta, habría que señalar un tipo de libro con vocación de encuentro –ya sea histórico, social o generacional-, que gravita alrededor de la novela histórica –aunque no necesariamente encaja del todo en ella-. Se trata de Media vida (Destino), con la que Care Santos ganó el 73 Premio Nadal. Se trata de una novela rotunda, bien escrita y de una profundidad emocional y política efectiva. En sus páginas, Care Santos cuenta, a través de la vida de cinco mujeres, la vida de un país. Cinco mujeres, que coincidieron siendo apenas niñas en un internado de monjas de Barcelona, se despiden la víspera de unas vacaciones de verano. No volverán a verse durante décadas. Su reencuentro, 30 años después, ofrece un retrato de las cuentas pendientes –y la redención- que tienen los países y la personas.

Los últimos días de Jesús en la escuela, de J.M Coetzee.

Los regresos y los hallazgos

Una serie de libros aportaron a estos meses reencuentros con autores a los que era necesario volver. Tal fue el caso del Premio Nobel J.M. Coetzee con Los días de Jesús en la escuela (Literatura Random House), y también con Jean Echenoz, que publicó Enviada especial (Anagrama), así  como Alessandro Baricco (Anagrama) La esposa joven. Otros títulos acapararon la atención de lectores y críticos, tal fue el caso de La vegetariana (Rata), la novela ganadora del Man Booker Prize con la que la escritora surcoreana Han Kang problematiza nuestra relación con la depredación que tanto afeamos en unos y terminamos por ejercer contra nosotros mismos. 

Canción dulce (Cabaret Voltaire), de Leila Slimiani, y La uruguaya (Libros del Asteroide), del escritor argentino Pedro Mairal, reafirmaron un panorama editorial independiente cada vez más capaz de imponerse y disputar terreno los catálogos de los grandes sellos. A estos libros hay que añadir otro, publicado ya hace unos meses por la editorial Periférica, pero que merece la pena rescatar: Manual del exilio, del escritor Velibor Colic.

Aunque pasó un poco por debajo de la mesa, conviene recuperar Orfancia (Destino), la primera novela del italiano Athos Zontini. Se trata de un libro que parece una cosa pero deviene en otra. Ambientada en Nápoles, en la época actual –aunque no resulta sustantivo saber dónde ocurre- Orfancia está narrada en primera persona por un niño que ha decidido dejar de comer. Está convencido de que si engorda, de que si alcanza el peso óptimo, sus padres lo degollarán para devorarlo. Por eso lucha con todas sus fuerzas contra ese instinto de alimentarse, que poco a poco se abre paso en su vida como una fuerza irrefrenable.

Premio Alfaguara 2017.

El regalo

Un libro se separa del resto por su carácter de regalo excepcional: Redención, de Ray Loriga, el autor mítico de los noventa que se reinventa en su mejor versión. Esta novela entra, sin duda, en el capítulo del acierto y defiende su propio peldaño. Su espacio propio: el que Ray Loriga se ha ganado. No hay exageración alguna al decir que ésta es el mejor Premio Alfaguara de Novela en años.  

Ganadora del concurso convocado por el sello capitaneado por Pilar Reyes, Redención transcurre en un clima de guerra y pérdida, de soledad y desesperación. El resultado es fascinante. Este libro supera con creces a las mejores entregas de Loriga. En sus páginas hay algo de la historia de Saúl Trífero, un errabundo viudo de una patinadora muerta en un lago congelado. Algo de aquel personaje conecta con el espíritu del narrador de Rendición: un hombre cuyos hijos luchan en una guerra y que adopta junto a su mujer a un niño refugiado, a quien ven crecer mientras su casa se cae a pedazos y están a punto de ser evacuados a otra ciudad. Los dueños del agua, las mezquindades de la supervivencia, el relato de una devastación en clave universal. Esta novela está tejida con un estambre que parece venir de la hebra de Los oficiales y El destino de Cordelia, literatura pura y dura en manos de un escritor que ha procurado madurar.

América, de Manuel Vilas (Círculo de tiza)

Los valientes

La No Ficción ha conseguido, cada vez con más solvencia, conquistar espacios que a la novela se le van, acaso porque se le afloja la mandíbula y la presa de la realidad se le cae de la boca. Durante los primeros días del año Manuel Vilas publicó un libro en cuyas páginas alguien relata, con melancolía y sensación de arrancamiento, el largo viaje que separa al que parte hacia un lugar del que regresa.

Esa larga fractura que padecen los viajeros: gente rota. Eso es América (Círculo de Tiza), el libro en el que el escritor aragonés narra la crónica de sus viajes por distintas ciudades estadounidenses, especialmente las del Midwest, lugares que recorre olisqueando en las costumbres y lugares de la clase media americana algo que se parezca a él. Son páginas que pegan fuerte y hablan más claro y más alto que cualquier ficción. Vilas aprovecha la prosa poética para meter el dedo en la llaga de la identidad, la suya.

También publicado en los primeros días del año, es importante rescatar Aunque caminen por el valle de la muerte (Literatura Random House). En esta novela basada en hechos reales Álvaro Colomer reconstruye en clave de ficción uno de los episodios más controvertidos de la guerra de Irak: el papel de las tropas españolas en la batalla de Najaf, en el año 2004, justo recién ocurridos los atentados del 11M, el PP ha perdido las elecciones y el PSOE no ha asumido todavía el mando sobre la cartera de defensa.

Acaso porque en la guerra, como en la literatura, hay tantas verdades como puntos de vista, Colomer inició una investigación para averiguar qué ocurrió aquel día. Viajó a Irak, El Salvador y Estados Unidos. Hizo más de 200 entrevistas y convirtió todo eso en la novela, el relato de un episodio que para muchos, especialmente los políticos responsables, jamás ocurrió. De nuevo, la construcción de una novela sin ficción es todavía más capaz de retener la presa de la realidad.

Contra el odio, Carolin Emcke.

Ensayo

En el registro relato, la conmemoración de la Revolución Rusa acaparó las estanterías, uno de ellos es La venganza de los siervos (Crítica), en cuyas páginas el catedrático Julián Casanova revisa la historia y la interpretación que se ha hecho de la Revolución Rusa. También de Crítica, destaca El tren de Lenin y Los orígenes de la revolución rusa, de Catherine Merridale.

El apartado pensamiento político arrojó libros importantes en estos primeros siete meses del año. Uno de ellos es Los árboles portátiles, un ensayo de Jon Juaristi (Bilbao, 1951) publicado por Taurus, y en el cual el ensayista y escritor reconstruye la historia del barco Capitaine Paul Lemerle, que partió desde Marsella hacia Martinica son centenares de fugitivos del fascismo, bolcheviques, liberales, judíos, refugiados españoles republicanos, pintores, escritores. Alojados en ese enorme vientre de nave que huye, viajan también André Bretón, sacerdote del surrealismo; Claude Lévi-Strauss, el hombre que concibió el estructuralismo; el pintor vanguardista Wilfredo Lam; el escritor y revolucionario Víctor Serge; el periodista y escritor Toribio Echevarría.

Las ideas del siglo XX sacudiéndose en las bodegas de un barco que viaja lejos, acaso rumbo al siglo XX. Dos libros completan un reflexión necesaria e inteligente contra la intolerancia, y todavía más en época de linchamiento y postverdad: Arden las redes (Debate), de Juan Soto Ivars y Contra el odio (Taurus), de Carolin Emcke.

 Fórcola ha editado la conocida biografía no autorizada de Rulfo de Reina Roffé.

 El olvido 

Acaso porque coincidió con los 200 años del nacimiento del escritor y filósofo norteamericano Henry David Thoreau (Massachusetts, 1817-1862),  el bicentenario de Jane Austen o el medio siglo de la novela Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, el centenario del nacimiento del mexicano Juan Rulfo ha quedado aparcado en un limbo editorial en el que no abundan las recuperaciones. Sin embargo, el sello Fórcola, que elige con gusto y sentido de la ocasión este tipo de títulos, reedita la polémica biografía que escribió la argentina Reina Roffé.

En sus páginas aborda todas las etapas vitales y creativas del autor  y ofrece, al mismo tiempo, uno de los perfiles psicológicos más agudos del célebre escritor de El llano en llamas y Pedro Páramo: sus fobias y sus filias, sus odios y sus amores más ocultos, las relaciones conflictivas que mantuvo con Octavio Paz y Juan José Arreola. De tal manera, el Rulfo que emerge de estas páginas tiene un lado completamente distinto del que se dio a conocer. Un escritor que dejó de escribir durante treinta años para convertirse en una suerte de juglar moderno o narrador oral que relevó al otro, al que ya no escribía, dando rienda suelta a su imaginación.

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