Hay quien se ha referido a ella como una película de ciencia ficción, otros prefieren hablar de distopía bélica y algunos incluso ven en esta película un retrato político posible del tiempo presente, a pesar de que se desarrolla en un futuro cercano. El cineasta Alex Garland (Londres, 1970), en cambio, prefiere hablar de Civil war, su nuevo proyecto como director, como una "ficción especulativa" sobre el momento actual, en la que imagina una guerra civil en territorio estadounidense. Después de haber arrasado en la taquilla estadounidense, se estrena este viernes en los cines españoles.
"Todos los países del mundo pueden sucumbir a una guerra civil o a la violencia. Si no existiera esa posibilidad seríamos un país mágico. Ningún territorio es inmune", ha señalado Alex Garland a Vozpópuli durante su visita a Madrid para presentar este filme, una nueva producción de A24 que está protagonizada por Kirsten Dunst, Wagner Moura, Cailee Spaeny y Stephen Henderson.
El director de Men (2022) y Ex machina (2014), y guionista de películas como 28 días después (2002) o La playa (2000), ambas de Danny Boyle, sigue la pista en esta película a un grupo de periodistas y fotógrafos de guerra que, en pleno conflicto en Estados Unidos, tratan de llegar a la Casa Blanca antes de que las fuerzas rebeldes arrebaten el poder al presidente. A pesar de ambientarse en un futuro cercano y de lo mucho que sorprende una imagen tan apocalíptica en Norteamérica, las imágenes no resultan imposibles.
Aunque terminó el guion de esta película en 2020 y entonces ya contaba con financiación, Alex Garland ha afirmado que el asalto al capitolio que tuvo lugar el 6 de enero de 2021 fue algo "impactante" aunque "no sorprendente", que le hizo "sentir rabia" aunque intentó "mantenerla a raya y utilizarla como impulso" para su película. "Se nos estaba advirtiendo de que el lenguaje violento lleva a los actos violentos. La amenaza del 6 de enero ya estaba allí", ha señalado.
"La prensa está debilitada y el público ha dejado de confiar en ella"Alex Garland, director
Preguntado acerca de los sucesos que han tenido lugar a continuación y de la posibilidad de una guerra civil en Estados Unidos, tal y como él la muestra en su película, Alex Garland está convencido de que si no existiera esa posibilidad el país no tendría "esos sistemas de control", como la "separación de poderes" o la "petición de responsabilidades". Sin embargo, cree que "algunos de esos sistemas se han erosionado de una manera totalmente intencionada". "Algunos son constitucionales y otros no, como socavar a la prensa o quitarle valor. Si eres un presidente corrupto de derechas, recordarás lo que ocurrió con Richard Nixon en el Washington Post, y pensarás que no quieres que eso te ocurra", ha agregado.
En el terreno del periodismo, en el que el director se adentra con Civil war, cree que, "por un lado, la prensa está debilitada y, por otro, "el público ha dejado de confiar en la prensa", algo que según confiesa le asusta, porque está convencido de su "función social", que no es otra que "pedir responsabilidades a los gobiernos". "Si no lo hacen, no están haciendo bien su trabajo, y ese es el peligro", señala Alex Garland, hijo de un historietista del Daily Telegraph.
A su juicio, los periodistas del caso Watergate no podrían trabajar ahora de esa misma manera y, aunque "sigue habiendo buenos periodistas que escriben buenos artículos y se documentan antes de realizar su trabajo", lamenta que "no solo los socavan los políticos, sino la industria".
El centro contra el extremismo
Algunos han tachado Civil war de película apolítica, algo que Alex Garland rechaza con rotundidad. "Esta no es una película apolítica para nada, es muy política, pero aborda el centrismo contra el extremismo, y no la derecha contra la izquierda. Cuando la gente la define como una película apolítica pienso que es una reacción polarizada", defiende el realizador.
"La división se ve como izquierda y derecha, pero no es así en realidad, porque el problema es que los extremistas se han adueñado de los partidos políticos. Izquierda y derecha son ideologías, están relacionadas con aspectos como los impuestos bajos para estimular el crecimiento o altos para la redistribución de la riqueza. Eso son pensamientos ideológicos. Ponerte o no una mascarilla en una pandemia no tiene nada de ideología", afirma este guionista y director.
Sobre el discurso del también británico Jonathan Glazer en la ceremonia de los Oscar, tras recibir la estatuilla a la mejor película internacional por La zona de interés, una película que, según señaló con el galardón en la mano, sirve para mostrar adónde lleva la deshumanización, Alex Garland cree que "con su discurso no rechazó el hecho de ser judío, sino la forma en la que se está utilizando".
"La gente escuchó las palabras y les dio un sentido diferente. No están siendo cínicos, sino que tienen una reacción honesta respecto a lo que creen haber oído. Yo entendí que él sentía esa ansiedad como ser humano, que tiene todo el derecho a expresar, y me dio mucha pena lo que ocurrió", apunta.