Falta menos de una semana para la presentación del Plan Estratégico de Cultura que tiene preparado Ana Botella para la Alcaldía de Madrid. El horizonte de este proyecto es el de Madrid 2020, con la posibilidad abierta de ser sede de los Juegos Olímpicos. Y el objetivo del plan como tal convertir la ciudad en la gran capital cultural mundial, en la que precisamente la cultura se convierta en el motor de desarrollo económico. Con esta idea en mente, Botella ha fichado en su equipo al ex director del Niemeyer, Natalio Grueso, quien ya ha aceptado.
La llegada de Grueso al equipo de Ana Botella tiene como objetivo principal convertir Madrid en una ciudad de turismo cultural. No hay que olvidar que, como director del Niemeyer, llevó hasta Avilés a personajes como Woody Allen, Kevin Spacey, Wole Soyinka, Brad Pitt, Jessica Lange, Carlos Saura, Paco de Lucía, Gilberto Gil o Barbara Hendricks. El rango del nuevo hombre fuerte de la cultura madrileña equivaldría, en la práctica, al de un director general con atribuciones de coordinación, gestión y programación; los responsables directos de todos estos teatros y centros culturales actuarían bajo su tutela.
Se trata, sin duda, de un fichaje que se presta a conjeturas, en especial por parte de la prensa, que inmediatamente se aventuró a calificar la escogencia de Botella como una venganza contra el actual presidente del Principado de Asturias, Francisco Álvares-Cascos. El pasado 11 de diciembre, el Centro Niemeyer cerraba sus puertas tras una cruda batalla entre los gestores políticos del Principado –con Cascos a la cabeza- y el equipo de Natalio Grueso. El Foro Asturias, partido de Cascos y escisión del Partido Popular, había acusado a los responsables del Niemeyer de graves irregularidades en la gestión basadas, fundamentalmente, en una serie de gastos sin justificar; estos, a su vez, anunciaron acciones legales contra Álvarez Cascos.
Según la lectura de algunos, este fichaje trae miga política pues ahora, el PP, enfrentado con el Foro desde que Álvarez Cascos anunció la formación de un nuevo partido, se lleva a Natalio Grueso a Madrid, y con amplios poderes en materia de gestión cultural. Sin embargo, más que una razón estrictamente política, hay de por medio temas generaciales . Ana Botella no es precisamente conocida por su dominio en algunos temas, pero lo que sí es cierto es que está asesorada en la materia por Fernando Villalonga, concejal de las Artes del Ayuntamiento de Madrid, y llega en un momento de apreturas económicas en el que algunas infraestructuras culturales de la ciudad se encuentran en duda y sin cabezas visibles en su dirección, como por ejemplo, el Centro Cultural Conde Duque.
Tal y como ha trascendido a la prensa, Villalonga fue quien hizo la oferta a Grueso, a quien conoció en el tiempo en que Villalonga estuvo ligado al mundo diplomático. Villagolnga conoce la situación cultural, el alcance de las necesidades, la disponibilidad de los recursos y por supuesto la trayectoria de Natalio Grueso y su capacidad para conseguir lo que la nueva Alcaldía de Madrid se propone conseguir. Ana Botella sólo sabe que Grueso conoce mucha gente; y con eso le basta. «Sé que es un profesional muy bueno y que conoce a todo el mundo», manifestó sobre Grueso la Alcaldesa.
Sin duda, Botella ha hecho lo correcto dejando en manos de Villalonga lo relativo a los asuntos de cultura.De hecho, VIllalonga fue nombrado en su cargo a finales del pasado diciembre, en sustitución de Alicia Moreno y tras haber ocupado puestos de responsabilidad: consejero de Educación y Cultura en la comunidad de Valencia, cónsul en Nueva York y secretario de Estado de Cooperación y para Iberoamérica con José María Aznar.
Natalio Grueso se hará cargo de algunas de las infraestructuras culturales más importantes de la capital de España, como el teatro Español, las naves de Matadero, el circo Price, el teatro Fernán Gómez, la Casa de Vacas o el Palacio de Cristal del Retiro. Algunas fuentes cercanas al Ayuntamiento, hablan que manejará un presupuesto de 130 millones de euros