El mundo de los videojuegos está viviendo un 2023 plagado de éxitos. Jusant, una creación indie del siempre cuidadoso estudio francés Don't Nod, ha conseguido colarse en la categoría de joyas ocultas, un galardón aún más trascendente si analizamos la ingente cantidad de buenas historias que han salido en los últimos once meses.
Jusant propone una aventura bastante innovadora, pues la inmensa mayoría del gameplay consiste en escalar. Nuestro protagonista ascenderá por una enorme torre mientras desentraña los misterios de una civilización prácticamente extinguida por las mareas. De hecho, el vocablo francés jusant, que da título al videojuego, significa precisamente eso, una marea que retrocede, con todo lo que ello queda al descubierto.
Vozpópuli ha podido jugar este Jusant en su versión de PS5, donde el trabajo de adaptar la escalada al DualSense está muy conseguido. La propuesta jugable se resume en ir ascendiendo en diferentes fases por una torre de la que poco o nada sabemos, al mismo tiempo que empezamos a dilucidar lo que ha pasado allí.
Las mecánicas diseñadas por Don't Nod son bastante satisfactorias, especialmente cuando usamos los gatillos (L2 y R2) para ir cambiando de mano y de punto de agarre. Del mismo modo, el hecho de ir soltando cuerda, colocar pitones en las paredes o descansar en pleno ascenso consigue que el proceso de mimetización con la idea del videojuego sea total.
Independientemente de si has practicado la escalada alguna vez en tu vida o no, te harás rápidamente a la vida sostenida en el aire, y te preocupará saber si te queda cuerda, si tu estamina pende de un hilo o si has colocado apoyos para hacer más llevadera una gran subida.
Si bien es cierto que las dos primeras horas son las más disfrutables en lo jugable, por lo novedoso del gameplay, el resto de la historia transcurre sin grandes añadidos en este aspecto. Claro que eso no es en absoluto negativo, pues la clave de Jusant está en lo que nos quiere contar y cómo lo hace. Una de las señas de identidad de Don't Nod, que siempre acierta con el relato y su forma de pasarnos el testigo.
Lo hizo con Life is Strange, especialmente esa primera temporada que protagonizó Max Caulfield y su spin-off, Before The Storm, con la excéntrica Chloe Price a los mandos. Nadie podrá decirle a la empresa francesa que no arriesga, como muestra tenemos Remember Me y Vampyr, dos grandes propuestas jugables que venían conducidas por sendas historias de ciencia ficción.
Jusant apuesta por la belleza
El apartado artístico, visual y sonoro de Jusant es una delicia sin parangón. Un oasis de belleza en este vasto océano de los videojuegos que a veces peca de grandilocuencia e ideas con poca frescura. Sin duda, el gran punto a favor de este título. Te pararás en plena subida a contemplar la fotografía de un Jusant que, con el mismo motor gráfico de otras entregas de Don't Nod, consigue dejarte boquiabierto.
La música de Jusant es otra pequeña victoria de Don't Nod, acompañando el tono quieto y preciosista del juego. A los mandos está el músico Guillaume Ferran, compositor y dueño de las diferentes mezclas de sonidos que hay.
Jusant respira tranquilidad, invitando a disfrutar cada minuto delante de la pantalla, sin preocuparte de lo que ocurre en el mundo exterior. Su duración, de unas cinco horas, es la idónea para desconectar mientras escalas y eliges la ruta que más te conviene para avanzar en la trama. Podrás recorrer los capítulos al finalizar el juego para completar coleccionables y platinar el videojuego.
El nivel de detalle que tienen los escenarios es asombroso, al igual que es muy vistosa la fauna local. Un puñado de ternura y cariño en la era de los mundos abiertos y los videojuegos de cientos de horas. Querrás conocer los entresijos que encierra la historia principal.
En definitiva, con Jusant nos encontramos con una joya oculta a la que hay que dedicar un rato en este año de grandes experiencias jugables. Un oasis para aquellos jugadores que deseen reencontrarse consigo mismos. Como cantaba Amaral, "y que me lleve lejos cuando suba, la marea".