Eva Orué, la directora de la Feria del Libro de Madrid, compartió su optimismo a mediodía del domingo. “La sensación que tenemos es que, aunque ha habido mucha lluvia, esto no ha desanimado a los lectores. Quizá lo que ha ocurrido es que algunos de los que vienen a pasear y no a comprar no hayan acudido, pero los lectores sí", celebraba. Llovió nada menos que 12 de los 17 días, récord en lo que va de siglo. Las cifras oficiales no se conocerán hasta el miércoles, pero la sensación es que serán muy similares a las de 2022, alrededor de los diez millones doscientos mil euros. La Feria consiste, sobre todo, en vender, así que los organizadores pueden presumir de terminar con la misión cumplida (mucho más en tiempos donde disminuye el interés por la lectura en ese formato).
El combate de las colas terminó en todo lo alto, con Federico Jiménez Losantos y Ana Obregón acumulando interminables filas de lectores que aspiraban a una firma y a intercambiar unas palabras. El sábado, el famoso periodista firmó unos 500 ejemplares de El retorno de la derecha, un libro que habla del rearme discursivo dextroiberal en tiempos de antisanchismo. Ana Obregón, el personaje más controvertido del corazón actual, firmó en la caseta de Harper Collins el polémico El chico de las musarañas, sobre su obsesiva relación con su hijo fallecido. La única condición que puso a la Feria para esta visita fue limitar a 150 lectores su aparición en La Rosaleda de El Retiro. Llegó escoltada por guardaespaldas, como una estrella de rock, una medida antipática pero comprensible dada la tensa polémica que genera su decisión de volver a ser madre y abuela a la vez.
La Feria se cerró con homenajes a Antonio Gala y Javier Marías, dos de los autores que encarnaron la edad de oro comercial de la Feria, preInternet donde el negocio era mucho más seguro, vibrante y boyante
La novela negra se confirma como una tendencia eterna, que interesa a lectores de distintos perfiles. Así lo explica Paco Bescós, que presentaba su cuarto libro del género, titulado La Ronda (Reservoir Books). “He ido a firmar a cinco ediciones de la Feria del Libro de Madrid, esta la primera bajo una editorial grande. La novela negra es un género cuya burbuja no parece pinchar nunca, al contrario de lo que se preveía hace unos años. En realidad, no para de crecer”, celebra. Aunque Bescós solo puede acudir en días laborables, por motivos familiares, ha notado un intenso cariño de los lectores, muchos de ellos atraídos hacia la novela por “cuentas de Instagram especializadas en recomendar este género”.
Pone ejemplos del auge como el hecho de que el veterano Toni Hill, que presentaba El último verdugo, vino el primer fin de semana de Feria y el éxito fue tal que le pidieron que volviese al siguiente. Cuenta también que casetas como Alrevés y Sajalin, editoriales independientes especializadas, tuvieron tráfico considerable de lectores y curiosos. “Somos muchos haciendo novela negra, muchísimos, cada vez más. Más nos vale hacerlo muy bien si no queremos parecernos los unos a los otros”, explica medio en broma.
Feria de contrastes
La nota divertida la ha puesto la editorial Barrett, con unas cáusticas crónicas ficticias de la Feria, que pueden leerse en su cuenta de Instagram. Un ejemplo: “Los días entresemana la afluencia de público es mucho menor. Por eso muchas editoriales están buscando fórmulas imaginativas para hacer rentable su participación. Los grupos Random House y Planeta, por ejemplo, han optado por convertir sus casetas en alojamientos de lujo que se anuncian en Airbnb. Por tan solo 800 euros la noche, los huéspedes podrán disfrutar de las comodidades de los más de mil metros cuadrados de caseta de los que ahora disponen los ahora denominados Penguin Randon Luxury House y Planeta Hotel Boutique”, escriben. Cierran el post comentando que Eva Orué ha bendecido la iniciativa porque “el carácter comercial de la Feria es irrenunciable y no debemos avegonzaros de ello”, satirizan sabiendo que es la frase que la directora utiliza con mayor frecuencia en sus entrevistas. Barrett ni siquiera participaba en la Feria, sino que se quedó en el off que organizó la librería Sin Tarima.
La Reina Letizia sorprendió al comprar La ciudad de Dios, antología de artículos y relatos de Pier Paolo Pasolini, uno de los intelectuales más antiletistas del siglo XX (aparte de comunista y honosexual). En sus páginas se recogen las impresiones de un joven Pasolini, que entonces escribía poemas en friulano. El libro es la crónica de la vida de un joven que pasar del campo a los círculos culturales de la Roma de posguerra. Otros autores escogidos por la monarca fueron Herman Melville, H.P Lovecraft, Robert Wasler y Annie Ernaux. La Feria se cerró con homenajes a Antonio Gala y Javier Marías, dos de los autores que encarnaron la edad de oro comercial del libro, los años preInternet donde el negocio era mucho más seguro, vibrante y boyante.