Cristóbal Balenciaga quería ser sobrio, elegante y único, pero tenía claro que era imposible encontrar la excelencia si sus creaciones no recibían un único adjetivo en la prensa, por lo que el diseñador vasco centró todos sus esfuerzos en hallar lo sublime tanto en sus diseños como en los textos que dedicaban a su trabajo, hasta lograr convertirse en el rey de la alta costura.
Disney+ acaba de incorporar a su catálogo la miniserie Balenciaga, compuesta por seis capítulos que indagan en la obsesión del famoso modisto por lograr la perfección, al tiempo que trata de desvelar los misterios y secretos del diseñador vasco, tan esquivo, tan opaco y tan desconocido para la sociedad de la época.
Esta serie arranca en el funeral de Coco Chanel, adonde acude una redactora jefa de una importante publicación para ofrecer una entrevista al diseñador, que asistió a mostrar sus respetos a su amiga. Tras dudar, accede y a partir de un largo cuestionario empieza a rememorar su trayectoria en el mundo de la moda desde sus inicios, pensamientos a los que no siempre accede la periodista pero sí el espectador.
Balenciaga nació en Guetaria (Guipúzcoa) en 1895 y con 38 años, tras el estallido de la Guerra Civil, se trasladó a París. A diferencia de otros diseñadores, y tal y como la propia Coco Chanel destacó, él además era costurero, profesión que aprendió de niño de su madre, y que le dio seguridad a la hora de ser tan perfeccionista en su trabajo, de diseccionar con sumo cuidado los trabajos de los rivales cuando era necesario o de arreglar el vestido de una invitada en plena fiesta.
La equidistancia política que mostró Balenciaga fue una estrategia más para no dar la espalda ni a sus clientes ni a sus proveedores, según muestra la serie
Su profesión se mantuvo por encima de todas las cosas y, cuando tuvo la ocasión, aseguró ante las autoridades que no era un exiliado, sino que tan solo se había instalado en Madrid para sacar adelante la Maison Balenciaga, que más tarde se convirtió en un templo de la moda. Tal y como señaló en una ocasión Christian Dior, rival y gran admirador, el diseñador vasco fue "el gran maestro" de todos ellos, y según refleja esta ficción, su buen hacer no se limitaba a su dominio de las telas, sino que también destacaba su visión para sacar adelante el negocio.
En este sentido, esta serie muestra cómo la equidistancia política de Balenciaga fue una estrategia más para no dar la espalda ni a los clientes (un momento especialmente complicado cuando París fue ocupado por las tropas nazis) ni a los proveedores. "La Maison Balenciaga nunca ha tomado posicionamiento político", dice este personaje, al que sin embargo se le reprochan "silencios cómplices" con los que él, por compromiso o por ideas políticas, no está de acuerdo.
Balenciaga: trabajo pulcro sin emoción
Los encargados de desvelar el misterio en torno a Balenciaga son los cineastas Jon Garaño, Aitor Arregi y Jose Mari Goneaga, el equipo creativo detrás de Loreak (2014), Handia (2017) y La trinchera infinita (2019), películas que suman varios premios Goya.
Si bien el trabajo de la serie es impecable, tanto el guion como en fotografía y vestuario, lo cierto es que, y quizás en un guiño a la forma de trabajar del modisto, todo resulta muy pulcro pero se echa de menos algo más de emoción y de corazón en una narración que, según esta redactora de Vozpópuli, trata de traspasar el muro que el propio Balenciaga alzó, bien por timidez o por miedo a que cualquier aspecto de su intimidad pudiera perjudicar su imagen pública.
El mérito de plasmar la personalidad enigmática de Balenciaga corresponde a Alberto San Juan, que con esta actuación consigue uno de los mayores logros de su carrera como actor. El intérprete refleja sus manías, sus dudas, sus contradicciones y la vida sentimental que tuvo que ocultar durante tanto tiempo para no ser acusado de "notorio invertido", tal y como la policía francesa le dice en un control de aduana.
Sin embargo, los creadores de Balenciaga sí aciertan a la hora de mostrar las fisuras y las inseguridades de un personaje tan perfeccionista y tan obsesionado con unas creaciones cuya autoría y propiedad, como cualquier artista en otra disciplina, se empeñaba en mantener.
Quizás por ello se entiende su aversión a la prensa, a ser fotografiado y por ello ser reconocido en público, su decisión de no avanzar a los medios especializados imágenes de sus colecciones o enviar solo fotos previamente elegidas, o su enfado después de que se filtrara a la prensa el diseño que estaba preparando para el vestido de novia de quien se iba a convertir en reina Fabiola de Bélgica. Mantener su privacidad y no ser plagiado como fórmula para ser único.
Franz Chubert
La dicción oligofrénica del actor, agradaor de etarras y proetarras, terrible. Señor firmante, debe revisar su entendimiento de lo que es un buen actor. Pero hay que hacerle la rosca. Fvck Disney, fvck ASJuan, y fvck todos los ladrones del PNV que saquearon su fundación y el museo.
Azahar
Reconociendo que la serie esta bien hecha, para mi, le ha faltado que en los muchos diálogos en francés que hay entre los personajes, no se haya subtitulado en español, porque he perdido mucho de lo que ocurría en la serie. También me ha molestado que la música de fondo muchas veces era muy alta.