Suena como si existiera, pero en realidad el pueblo de Ocho apellidos vascos es una especie de Macondo vasco-navarro. Argoitia, esa pequeña localidad costera donde se desarrolla la historia de Amaia y Rafa -Antxon para los euskaldunes-, en realidad no tiene frontón, ni bares donde pedir txakoli, ni caseríos estupendos en las afueras, ni tampoco una plaza del pueblo donde cantar “Euskadi tiene un color especial”. Sin embargo, en pantalla parece cualquier cosa menos un escenario de cartón piedra. Y es que en realidad no todo es mentira. Más bien, casi nada lo es.