En 1971, la actriz Barbara Loden logró el Premio de la Crítica en el Festival de Venecia con su debut en la dirección de largometraje, Wanda (1970). Aquella película estaba inspirada en la crónica de un suceso que tiempo antes había leído en los periódicos y que por algún motivo atrajo su atención: una mujer (Alma H. Malone) había sido condenada a 20 años de cárcel por haber atracado un banco, después de que su cómplice hubiese muerto. Tras conocer la sentencia, la acusada mostró su agradecimiento al juez. Aquel dolor y desesperanza llamó la atención de Loden, que se mimetizó con su personaje, al que no solo dirigió sino que también puso cara.
Nathalie Léger, periodista, comisaria de arte y directora del Institut Mémoires de l'édition contemporaine, recibió el encargo de escribir una entrada sobre Barbara Loden para un diccionario sobre cine, pero vio en la vida de la actriz y cineasta de culto demasiadas incógnitas. Su vida, su historia, sus miedos y sus fracasos estaban íntimamente ligados a los de aquella protagonista de un recorte de periódico, pero también a los de muchas otras mujeres, como la propia autora o su madre, por lo que Léger decidió escribir un breve escrito a camino entre el ensayo y la novela que ahora publica en España la editorial Sexto Piso.
'Vida de Barbara Loden', título del libro, indaga en la vida de aquella mujer rubia con flequillo, alta, delgada y esbelta a través de testimonios de quienes la conocieron y de las biografías de quienes la desearon, para conseguir descubrir solo parcialmente el enigma de aquella mujer. Para ello, intercala pasajes de la vida real de la actriz con momentos de su película y sus propias reflexiones en un texto que fluye y que confunde la biografías de los personajes reales y ficticios. "Barbara Loden es Wanda, como se suele decir en el mundillo del cine", apunta la autora.
Barbara Loden nació en 1932 en Carolina del Norte (Estados Unidos), el mismo año que nacieron Elizabeth Taylor o Sylvia Plath, la escritora y poeta que le sirve precisamente a Léger para reflexionar sobre asuntos como el consentimiento sumisión o la abnegación, siempre con la referencia de Wanda y su deseo de ser como las demás mujeres. En aquella película, una mujer pierde a sus hijos, a su marido y la vida que lleva para escapar con un hombre del que se encariña, que la maltrata y que la obliga a cometer un atraco en el que finalmente él muere. Y en su deseo de mimetizarse con este personaje, o más bien por el reflejo que vio en ella, Loden decide interpretarlo.
Las feministas de la época criticaron a Barbara Loden por haber mostrado en Wanda a una "mujer pasiva, sumisa al deseo del hombre"
Léger también se hace eco de cómo las feministas de la época criticaron a Barbara Loden por haber mostrado en Wanda a una "mujer pasiva, sumisa al deseo del hombre" y que parecía sentir placer siendo una "esclava", sin ofrecer al mismo tiempo "reivindicación" o sin crear un "contramodelo militante". "La película no tiene nada que ver con la liberación de la mujer", dijo en una entrevista Barbara Loden, preguntada sobre su intención de concienciar a las mujeres de la clase trabajadora.
Barbara Loden y Elia Kazan
La misteriosa vida de Barbara Loden también puede conocerse mejor a través de su relación con Elia Kazan, con quien se casó en 1967. El director de Un tranvía llamado deseo (1951) o Esplendor en la hierba (1961) conoció a la actriz cuando ella era una "pin-up". En referencia a las memorias del cineasta, Léger recoge lo que Kazan destacó de la intérprete: una mujer "salvaje, original, insolente o socarrona", y al mismo tiempo sensible, pero también "cruel y agresiva". En cualquier caso, una "chica de calendario" en la que, según sostiene la autora de este libro, él nunca quiso o pudo ver sus verdaderos deseos y qué se escondía tras su ansiada "libertad" que sí puede reflejarse en Wanda.
En la reconstrucción de Barbara Loden a la que se enfrenta Léger también cita una aparición televisiva un tanto extraña y exótica, junto a Yoko Ono y John Lenon, en febrero de 1972. El exbeatle y la artista fueron invitados a presentar el Mike Douglas Show, un programa dirigido a las amas de casa de la época, en el que apareció la cineasta para hablar de su película y los deseos de su protagonista de escapar de una "existencia sórdida".
Nunca más dirigió una película, aunque sí empezó a escribir un guion para el que no consiguió recaudar suficientes fondos. Su proyecto constaba en la adaptación de la gran novela de una autora del siglo XIX, Kate Chopin, que llevaba por título El despertar. Años más tarde, Barbara Loden enfermó de cáncer de mama y finalmente falleció el 5 de septiembre de 1980. Solo tenía 48 años.