Cultura

Berto Romero: "Las ficciones anglosajonas no nos quedan bien, nos cuesta ser solemnes"

El humorista estrena 'El otro lado', una serie para Movistar+ a medio camino entre el terror y el humor que protagoniza junto a Buenafuente

Tras estrenarse en el mundo de las series como creador con la comedia Mira lo que has hecho, Berto Romero se cansó de escribir tramas inspiradas en su propia vida y decidió adentrarse de lleno en la ficción con El otro lado, una miniserie de seis capítulos en la que se asoma al terror aunque sin olvidarse de sus buenas cualidades para el humor que le han convertido en una de las pocas personas capaces de poner de acuerdo en algo a todos españoles. Movistar+ estrena este miércoles esta serie, que cuenta en su reparto también con Andreu Buenafuente y María Botto.

El giro de guion desde la comedia más pura al terror se explica por los propios gustos de Berto Romero y por una huída del aburrimiento, tal y como ha señalado a Vozpópuli en una entrevista con motivo del estreno de su segunda ficción. "Después de tres temporadas de Mira lo que hemos hecho estaba cansado de hablar de mí, del metalenguaje, y quería hacer ficción pura. Y cuando pienso en ficción pura pienso en lo que me gusta ver: terror, ciencia ficción y mandangas", cuenta el actor y guionista.

De todos los subgéneros, eligió las películas que más le atraen y "más chicha" tienen, las de fantasmas, porque le permiten hablar de "pesos, culpas y miedos". "Además, el mundo del periodismo de lo paranormal no se ha tratado demasiado y ahí hay filón", apunta el creador de El otro lado. Esta serie cuenta las andanzas de Nacho Nieto, un periodista venido a menos que tras tratar de suicidarse sin éxito -uno de los arranches más divertidos que se recuerdan- se topa con el caso paranormal más extraño de los últimos años. En sus investigaciones, le sigue siempre el fantasma del doctor Estrada (Buenafuente), un comunicador de éxito en la televisión de hace de dos décadas.

Con estos ingredientes, Berto Romero aprovecha para desmitificar el pasado al tiempo que lanza críticas sutiles al mundo de la televisión. "Soy muy antinostalgia. Nos lleva a territorios muy oscuros, se idealizan cosas. En cada momento de la vida hay claroscuros. Me gusta mucho una cosa y la contraria porque así somos, muy contradictorios constantemente, y en el momento más importante de tu vida a la vez ocurre lo más ridículo".

"La televisión desde que empezó ya enseñó cómo era y sigue siendo: agresiva y descarnada, y tiene como característica que lo convierte todo en televisión, especialmente lo que a priori era disruptivo o contrario"Berto Romero, humorista

Respecto a la televisión, cree que se trata de un medio de comunicación "fascinante" que "se ha mantenido muy igual". "La televisión desde que empezó ya enseñó cómo era y sigue siendo: agresiva y descarnada, y tiene como característica que lo convierte todo en televisión, especialmente lo que a priori era disruptivo o contrario", cuenta. 

Si bien el personaje al que interpreta Berto Romero evoca el "idealismo" y también el fanatismo, incapaz de "tocar con los pies en el suelo", como contrapeso aparece en esta trama Gorka, un excompañero que ha alcanzado el éxito gracias al "pragmatismo" con el que, sin embargo, "se le ha formado un poco de barro alrededor". "El fin justifica los medios para él y entiende el mecanismo de la televisión, esa cierta ligereza de hacerlo todo sin ningún problema", explica el creador de El otro lado.

En cuanto a la comedia soterrada en unos momentos y más obvia en otros, Berto Romero ha señalado que su intención era hacer surgir el humor "del carácter de los personajes" y también de un carácter "español, ibérico o mediterráneo". "Es algo muy de aquí y consiste en que las cosas no tienen gravedad, las cosas no son solemnes. Cuando nos miramos en las ficciones anglosajonas y las queremos copiar no nos quedan bien porque no nos queda bien ser solemnes", defiende el humorista acerca del "ADN de comedia" con el que ha trabajado.

Asimismo, el papel de Andreu Buenafuente les ha servido, por otra parte, para abordar un asunto que forma parte de la agenda pública: el "catálogo de masculinidades". Según justifica, El otro lado ha sido escrita por "un equipo de hombres" y cuenta con "dos directores". "La cosa hule a lo que huele, así que ya que estábamos en esta situación pensé: 'Vamos a hablar de lo que es la masculinidad en este momento y para mi generación también'.

"En los últimos cinco años el paradigma ha cambiado continuamente y los hombres de mi generación están teniendo serios problemas para deconstruirse y saber en qué se construyen"Berto Romero, humorista

Por ello, Berto Romero (Cardona, Barcelona, 1974) ha querido fijar la mirada en quienes como él nacieron en los años 70 y se criaron en lo que denomina el "patriarcado feliz" que representa Estrada. "Es el mundo de mis padres, en el que se tocaba un poco el culo, en el que se decía "hoy voy a hacer la cena yo, dónde está la cocina", y ese tipo de bromas. Me llama la atención cómo en los últimos cinco años el paradigma ha cambiado continuamente y los hombres de mi generación están teniendo serios problemas para deconstruirse y saber en qué se construyen, que es lo que le ocurre a Nacho. Es bonito y gracioso poner al lado a la figura del patriarcado feliz tal y como era", cuenta.

Berto Romero: equilibrio entre humor y terror

La pareja encargada de dirigir El otro lado está formada por Javier Caldera y Alberto de Toro, que en 2020 dirigieron juntos la película de zombies Malnazidos. "Aquí hay una comedia muy pura y un terror muy crudo, y es un reto equilibrar la balanza y que en cada capítulo tengas una dosis de risa y de angustia. Son códigos diferentes y no tenemos tantos referentes en el audiovisual a los que agarrarnos. Lo reflexionamos y de forma intuitiva tratamos todo desde un realismo y una verdad que unificase, para que la comedia no fuera caricaturesca y el terror no fuera artificioso", cuenta Caldera a Vozpópuli.

A este reto se sumó otro desafío igual de importante: tener a dos protagonistas, Andreu y Berto, con una "personalidad muy fuerte" de los que "el espectador tiene una imagen muy clara de ellos". "No queríamos que fuesen las aventuras de Andreu y Berto contra las fantasmas, sino que se despegaran de esa imagen y se convirtieran en los personajes", reconoce De Toro.

Como referentes, estos cineastas recurrieron al terror clásico de los 70 para crear un "terror de barrio" que tuviera al mismo tiempo un "costumbrismo", como películas en la cabeza como Quién puede matar a un niño (1976), de Narciso Ibáñez Serrador, o La semilla del diablo (1968), de Roman Polanski. "Era un terror más realista y no tanto estilizado", apunta De Toro. Ambos buscaron un "tono añejo" en el que huyeron de los efectos especiales que a su juicio hoy en día se asemejan a los "dibujos animados".

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