Nos hemos acostumbrado a hacer horas de cola virtual para conseguir entradas para un concierto. A estas alturas nos parece normal que un artista haga “sold out” a las pocas horas, o incluso a los minutos, de sacar sus entradas a la venta. Señalamos en nuestro calendario eventos a uno o incluso dos años vista. No sabemos si podremos ir o no, pero ante la duda o el miedo de perdernos el concierto del que todo el mundo habla preferimos comprar las entradas. Sin embargo, algo está cambiando porque los usuarios empiezan a estar hartos de estas dinámicas.
El último caso fue el de Dani Martín, que agotó en menos de 24 horas las entradas para siete conciertos en el Wizink. Anunció una fecha más y también consiguió hacer lleno absoluto. En total 122.500 entradas vendidas en apenas tres días. Lo llamativo es que los conciertos son en noviembre y diciembre de 2025.
No es el único caso en el que un artista hace ‘sold out’ para un concierto a un año vista. Aitana agotó las entradas para su concierto en el Bernabéu, del 28 de diciembre de 2024, en cuanto salieron a la venta. Aunque el caso más llamativo puede ser el de Taylor Swift con su 'The Eras Tour'. Solo podían acceder a la venta de entradas quienes, por sorteo, hubieran recibido un código en su correo electrónico.
¿A qué se debe este fenómeno? ¿Por qué estamos “calendarizando” nuestro tiempo libre?
Se nos va de las manos, ¿no? Un concierto para diciembre de 2025, y 4.ª fecha consecutiva en un estadio. pic.twitter.com/XD0z9MatRl
— Áitor Costas (@aitornova) March 5, 2024
Un cantante anuncia un concierto para dentro de 22 meses y se agotan las entradas en 10 minutos. Y así con todos los planes de ocio desde 2020.
— Luis Miguel Rojas (@luismirrojas) March 5, 2024
Me estoy perdiendo muchísimas cosas que me gustan, pero es que este ritmo es tremendamente agotador para mi cabeza.
Dani Martín sacando fechas para sus conciertos para noviembre y diciembre de 2025 y petándolo.
— Eva Pareja (@evapareja21) March 5, 2024
Es alucinante.
Yo no sé lo que haré este finde, pero esto no podía dejarlo escapar.
Que será de mi en diciembre de 2025? Pues no lo sé, pero por si sigo viva... Al menos tener ocio.
Los conciertos después de la pandemia
Desde que acabó la pandemia la industria de la música en directo ha dado un giro de ciento ochenta grados. Según un informe del 2023, del IV Observatorio de Música en Vivo en España, la venta de entradas a conciertos aumentó un 48% con respecto al año pasado y el coste medio de las entradas ha pasado a ser un 37% más caro, y se ha situado en torno a los 80 euros.
En Vozpópuli hemos hablado con Miriam Nogal, periodista musical, que nos explica que estos fenómenos tienen que ver con la revalorización de la música en directo tras el confinamiento. "La pandemia puso en valor los conciertos y esto se ha visto reflejado tanto en la cantidad de espectáculos como en el precio de las entradas".
Otro de los factores que ha hecho que el precio de las entradas aumente es el turismo de festivales. En 2023 cerca de 1.000 festivales y más de 5 millones de visitantes extranjeros situaron a España como país referente del turismo musical. "Al final es cuestión de oferta y demanda. Están poniendo un precio alto a las entradas y nosotros lo pagamos. De hecho, hasta luchamos por conseguir las mejores entradas", afirma la periodista.
El fenómeno de la reventa
Otra de las tendencias que se está imponiendo en la industria musical es programar conciertos con meses e incluso con años de antelación. En el panorama internacional llega a ser comprensible porque son giras muy pensadas, pero cuando se trata de artistas nacionales o emergentes este hecho es sorprendente. "Mi opinión es que prefieren hacerlo así para garantizarse que que se vendan todas las entradas. Pero por ahora no se conoce ninguna causa en concreto", explica Nogal.
Una de las grandes consecuencias de estos fenómenos es que el mercado de la reventa se ha disparado. En España se prohíbe la reventa callejera, pero en la legislación hay un vacío legal respecto a la reventa a través de plataformas digitales.
Desde finales de 2023 páginas web como Ticketmaster permiten la reventa de entradas entre los propios usuarios, servicio al que llaman 'Fan to Fan', aunque por ahora solo es para eventos concretos. En España se puso en marcha para los conciertos de Madonna, Olivia Rodrigo, Hombres G o Taylor Swift. Por su parte, la empresa holandesa TicketSwap, fundada en 2012, es otra de las plataformas de reventa que operan en España. Su funcionamiento es bastante simple: se llevan un 5% de lo que gana el vendedor y otro 5% de lo que paga comprador. Además limitan el precio de la entrada a un 20% sobre el precio original.
La ‘candelarización’ del tiempo libre
"Me estoy perdiendo muchísimas cosas que me gustan, pero es que este ritmo es tremendamente agotador para mi cabeza". Esta es una de las quejas en redes sociales sobre la imposición de hiper planificar nuestro tiempo libre. Además de los conciertos, cada vez es más común comprar entradas para festivales sin saber el cartel completo o tener que reservar con semanas de antelación en un restaurante. Esta "moda" también ha llegado al ocio nocturno. Para ir a ciertas discotecas hay que comprar entradas, que en ocasiones como en la Bresh, se agotan de un mes para otro.
Las entradas 22 meses antes del concierto.
— Javier (@JaviCiencia) March 6, 2024
Las giras que se anuncian el mismo día que salen las entradas.
Los códigos no para comprar, sino para hacer cola.
Los abonos de festivales sin tener un cartel anunciado.
Los bots que arrasan en cada venta.
No hay espacio para la improvisación. Ya no existe el "vamos viendo". Tenemos que tener calendarizado cada minuto de nuestro fin de semana. Muchos achacan este fenómeno al 'FOMO', lo que en español se traduce como el miedo a perderse algo.
Otra de las teorías es la relativa a la hiperproductividad. Queremos aprovechar tanto el tiempo que esta idea la hemos trasladado incluso a nuestros espacios de ocio. Cuanto más hagamos mejor, aunque eso se traduzca en estar atados a un calendario. Al final lo que se está consiguiendo es acabar con el disfrute de nuestro tiempo libre. Hemos convertido el ocio en una tarea más que tachar de nuestra lista de cosas pendientes. El tiempo libre, tal y como lo conocíamos, ha muerto.