Se dio a conocer al gran público en 2018 con la película Carmen y Lola, de Arantxa Echevarría, una historia de amor entre dos mujeres con la que ganó el premio Goya a la mejor actriz de reparto, aunque su idilio con el teatro y la televisión había comenzado tiempo antes. El de Carolina Yuste es uno de los rostros predilectos del cine actual, tanto en la comedia más comercial como en el drama más exquisito, y a finales de año habrá estrenado un total de cinco películas, lo que la convierten en una de las actrices más prolíficas del presente y reina absoluta de la taquilla.
Después de estrenar El cover, de Secun de la Rosa, y recientemente Chavalas, de Carol Rodríguez, protagoniza la comedia Sevillanas de Brooklyn, dirigida por Vicente Villanueva, una comedia que pierde inocencia a medida que avanza la trama, en la que una familia recurre a la picaresca para salir a flote de la situación precaria en la que apenas sobrevive. Si bien la manera de subsistir al drama -la picaresca- no es la idónea -aunque tremendamente española-, el reverso amable de la cinta muestra también algo tan castizo como una familia en la que siempre hay sitio para uno más en la mesa, así como el arrojo y la valentía de quien no pierde nada y puede ganarlo todo.
"Ser mujer en este mundo ya te hace valiente. Entiendo de ella la idea de querer irte fuera, buscarte un futuro. Yo me fui de Badajoz con 19 años, me vine a Madrid a estudiar y eso es algo que se encuentra entre una huida y un acto de valentía", señala Carolina Yuste a Vozpópuli sobre su personaje, Ana, la primera universitaria de una familia humilde de un barrio de Sevilla que, para huir de la escasez y lograr que su hija siga con sus estudios, engaña a una agencia para acoger a un estudiante americano y ganar así unos suculentos 700 euros mensuales.
Nos han enseñado que lo valiente es irse, buscar un futuro fuera y ser cada vez más individual, pero al final te das cuenta de que lo valioso reside en el círculo de quienes te quieren", afirma la actriz
La extremeña se enfunda en un acento andaluz muy aceptable para reivindicar la familia, las raíces y los orígenes, algo que recientemente mostraron también las cintas Chavalas o Ama, una de manera más directa y otra con el contexto inevitable del salvavidas en que se convierten los tuyos cuando las cosas van mal. "Nos han enseñado que lo valiente es irse, buscar un futuro fuera y ser cada vez más individual, pero al final te das cuenta de que lo valioso reside en el círculo de quienes te quieren, te conocen, no te juzgan y te van a acompañar tomes la decisión que tomes. En el mundo en el que estamos generar esos vínculos cada vez es más importante", sostiene la actriz.
Carolina Yuste: entre lo comercial y el cine de autor
Lo más llamativo de la trayectoria de Carolina Yuste (Badajoz, 1991) es que no le ha hecho falta decantarse por un tipo de cine y ni siquiera un género para lograr salir airosa, tanto si su papel es protagonista como si es secundario. En ese difícil equilibrio que supone elegir papeles artísticamente interesantes y trabajos que permitan a uno vivir de la profesión, ella ha demostrado haber acertado y entre las películas con las que llega este año al cine conviven dos óperas primas notables (el trabajo de Secun De la Rosa y la citada Chavalas), la comedia que ahora estrena y las próximas películas de dos respetados cineastas: Arantxa Echevarría y Jaime Rosales.
Conforme haces proyectos te das cuenta de en qué lugares quienes estar y en cuáles no, pero también tienes un alquiler que pagar", señala Yuste
"Esta es una profesión complicada en la que hay un paro muy grande y no tienes el privilegio de decir que no haces algo. Pero he tenido mucha suerte porque los proyectos que han llegado me han aportado mucho. Conforme haces proyectos te das cuenta de en qué lugares quienes estar y en cuáles no, pero también tienes un alquiler que pagar y comer", afirma Carolina Yuste.
Cuando terminó sus estudios de interpretación empezó a estudiar Antropología, más por "interés en la formación", y nunca tuvo un plan B más allá de irse "al monte y tener un huerto". Sin embargo, reconoce que en su profesión hay una "renuncia", porque lleva "11 años" lejos de su familia y, especialmente, de su hermana de 13 años y su hermano de 20.
"Soy independientemente familiar. Los seres humanos tenemos que crecer de manera independiente, pero es inevitable que tengas una mano agarrada a tu gente, pero no desde el apego y la dependencia, sino desde el acompañamiento. Cada vez les echo más de menos", cuenta.
No me gusta este sistema cada vez más individualista con cada vez más diferencias y odios, eso va camino de la explosión", destaca
En sus entrevistas siempre se muestra como una persona comprometida y reivindicativa, y afirma que su única línea roja es no participar en proyectos que denigren a otros. Tal y como afirma, lo que más le duele es la "desigualdad y la injusticia" y lamenta que en la actualidad los ciudadanos pierden más tiempo en tirarse piedras a la cabeza que en solucionar los problemas "de manera constructiva". "No solo es lo que haces, es la huella que dejas. No me gusta este sistema cada vez más individualista con cada vez más diferencias y odios, eso va camino de la explosión", destaca.