Cultura

'El caso Padilla': la autoconfesión que marcó la ruptura entre los intelectuales y la Revolución cubana

Pavel Giroud dirige un documental que recoge la grabación inédita del poeta, considerado un traidor y un cobarde

El poeta Heberto Padilla fue encarcelado en marzo de 1971 por el régimen de Fidel Castro. Su delito: atentar contra la seguridad del estado cubano con su obra literaria como única arma. Tras su arresto, permaneció 38 días entre rejas, lo que suscitó la reacción de intelectuales de todo el mundo, entre ellos Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Jean Paul Sartre, Juan Goytisolo, Simone de Beauvoir o Marguerite Duras, que pidieron su liberación en una carta.

Tras su puesta en libertad, el autor compareció ante el gremio de escritores cubanos y pronunció una autocrítica con la que se declaró agente contrarrevolucionario y acusó al mismo tiempo a muchos de sus colegas, así como a su mujer, la también poeta Belkis Cuza. Aquella convocatoria, en la que confesó sentir vergüenza de algunos de sus escritos, se extendió durante más de tres horas que fueron filmadas por el régimen cubano y que ahora, más medio siglo después, ven la luz gracias al documental El caso Padilla, dirigido por el cineasta cubano y afincado en España Pavel Giroud.

"Muchos de los que leyeron una y otra vez la autocrítica de Padilla en papel dijeron que estas grabaciones le colocan en una dimensión diferente. Veíamos a un hombre acobardado y en las imágenes hay matices que no le dejan tan mal parado, entendiendo que es un hombre que está intentando salvar su vida o al menos intentando ganar la libertad. Deja un mensaje muy claro de que llega el terror y que él ha sido un conejillo de indias", cuenta Giroud a Vozpópuli con motivo del estreno este viernes en los cines de esta película.

Aquel hombre, al que muchos tildaron de "traidor", "cobarde" o "miserable", y al que "le perdió el respeto mucha gente" a raíz de aquella autoinmolación, gana espacio en el terreno de la ironía, los grises y los matices con esta grabación inédita. "Hay gente que sigue pensando exactamente lo mismo, pero Vargas Llosa me dijo que fue amigo de Padilla hasta su muerte, que ver la película le hacía replantearse muchas cosas que Padilla le decía y que él no le creía. Sintió que era un hombre que estaba completamente desubicado, no solo en el cultural sino en el social", cuenta Giroud.

"Siempre los opositores a la revolución cubana han tenido un halo de sospecha, y a veces no solo por la izquierda sino por la propia derecha, por los enemigos de la Revolución", afirma Pavel Giroud

Aquella autoinculpación cambió la imagen de la Revolución cubana para "muy poca gente", tan solo para los intelectuales que estaban "muy comprometidos". Sin embargo, Giroud matiza que mientras que "algunos rompieron definitivamente o al menos se alejaron o fueron muy discretos en su valoración, otros recularon, como Gabriel García Márquez o Julio Cortázar, que continuó siendo afín a la Revolución cubana".

"Teníamos un convencimiento y ya tenemos la certeza de que Cuba no es lo que pensábamos. Siempre los opositores a la revolución cubana han tenido un halo de sospecha, y a veces no solo por la izquierda sino por la propia derecha, por los enemigos de la Revolución. Siempre los disidentes cubanos han tenido un halo de sospecha, porque se ha visto que cuando mejoran su vida se alejan un poco de la lucha", señala el director sobre los matices que aporta su documental, que cuenta con testimonios de Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Jean-Paul Sartre, Jorge Edwards o Fidel Castro.

Con el caso Padilla, a pesar de tener un "efecto adverso en la imagen de la Revolución para el sector intelectual", supuso también un "parteaguas", porque a partir de ese momento Fidel Castro entendió que "valía la pena sacrificar algunas fichas a cambio de tener el absoluto control". "Con el Caso Padilla perdió a varios, pero volvió a la intelectualidad cubana mansa", opina Giroud.

"En aquel momento la vanguardia progresista intelectual desafió a Fidel Castro y hoy en día hace silencio y mira para otro lado", lamenta el director de 'El caso Padilla'

El documental cierra con unas breves imágenes de una concentración de 200 artistas ante la sede del Ministerio de Cultura en 2020 para exigir libertad de expresión y de pensamiento, una selección que corresponde únicamente al momento en el que editó este largometraje por el que, según apunta, él mismo podría ir a la cárcel.

"Se han creado nuevos delitos en el código penal por los que yo puedo ir preso por hacer esta película. La única diferencia que hay es que en aquel momento la vanguardia progresista intelectual desafió a Fidel Castro y hoy en día hace silencio y mira para otro lado, convencidos de que apostaron al caballo equivocado, pero aunque ese silencio habla y no es suficiente, necesitamos que voces con autoridad condenen. De la misma manera que defendieron en su momento al régimen, pues que ahora lo condenen", sugiere.

El caso Padilla: el misterio de su hallazgo

El caso Padilla se presentó en la pasada edición del Festival de San Sebastián y fue galardonado recientemente al mejor documental en los premios Platino de cine iberoamericano. A pesar del valor de su contenido inédito, en el que los gestos y el sonido de la palabra pronunciada pueden aportar tanto a este momento histórico, lo cierto es que su hallazgo es una incógnita que funciona como una pieza más en el caso que expone. ¿Por qué y dónde aparece esta grabación?

"Es siempre la primera pregunta y es la que no puedo contestar, o la puedo contestar, pero no puedo revelar. Por ahora es secreto, porque hay personas a las que le puede perjudicar que yo revele cómo lo obtuve, que fue de una manera casual. Ni lo estaba buscando ni me lo pusieron en las manos para hacer la película. Fue azar", segura el director, que llevaba años obsesionado con la autoconfesión de Padilla, que siempre quiso contar como un "drama shakesperiano en tres actos".

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