Al actor Fernando Tejero nunca le gustó el fútbol, pero la casualidad ha hecho que sus grandes éxitos, como "Días de fútbol" o "El penalti más largo del mundo", se hayan desarrollado entre banquillos y porterías, amuletos que presentes en la cinta "En fuera de juego", con Diego Peretti "en el equipo".
"Cuando empecé a ser actor pensaba en hacer pelis de cualquier cosa menos de fútbol, un deporte que nunca me ha interesado lo más mínimo. Estoy más cómodo en una película sobre fútbol que en un campo", ha dicho Tejero en la presentación de esta cinta en Madrid.
"En fuera de juego" es una coproducción hispanoargentina que llegará a las salas españolas el 1 de junio y a las argentinas a mitad de mes. Es, además, la cuarta película de David Marqués y cuenta con la presencia de Ricardo Darín y su hijo, "Chino" Darín, que encarna a la joven promesa del balón que detona la trama.
Tejero y Peretti encarnan a dos embusteros, cada uno en su estilo, que intentarán dar el golpe vendiendo a un jugador emergente al Real Madrid, periplo en el que se encontrarán con cameos como el de Iker Casillas y José Ramón de la Morena, y con actores como Pepe Sancho, Hugo Silva, Laura Pamplona, Patricia Montero y Carmen Ruiz.
"El fútbol es una excusa", ha reconocido el director, que quería mostrar "las corruptelas que hay detrás de todo aquello que genera mucho dinero".
"Alguien dijo que el fútbol es la siguiente burbuja económica tras la inmobiliaria y yo creo que es verdad. Contratos de 20 millones de euros como el que sale en la película están firmándose muy habitualmente", ha reflexionado un director, que reconoce que con "En fuera de juego" ha podido cobrar por su trabajo por primera vez.
Con dos cómicos muy populares en sus respectivos países, el "partido" jugado entre Argentina y España ha sido más bien amistoso. "Lo más importante para una comedia es que las situaciones no sean forzadas. Y teníamos un guion y unos actores que ayudaban a ello", ha reconocido Peretti, el actor de "No sos vos, soy yo", que encarna a un atípico argentino.
Su personaje, un ginecólogo reconvertido a regañadientes en representante de futbolistas, ni tiene la verborrea atribuida a los porteños ni disfruta con un buen partido. "Son características lindas para actuar, porque es algo distinto y que no tiene nada que ver conmigo. Fue todo muy gustoso", ha concluido.