Truman Capote escribió una vez sobre una extraña situación que vivió en una fiesta cuando vio a Marilyn Monroe sentada durante un largo rato frente a un espejo mal iluminado. Cuando le preguntó qué estaba haciendo, Marilyn respondió: ‘Mirándola’. Ella, el gran mito del cine, se asombraba a sí misma de su propia presencia. Pues bien, una jovencita también rubia le sustituyó brevemente en los primeros ochenta. Era mucho menos curvilínea y con la voz ronca de Lauren Bacall pero poseía similar fuerza embriagadora: Kathleen Turner. Ella y un bigotudo e igualmente sexy William Hurt protagonizaron Fuego en el cuerpo, que cumple 40 años desde su estreno en España en marzo de 1982. El debut de Lawrence Kasdan, una historia de cine negro con el sexo casi de tercer protagonista, no podría haberse rodado en el Hollywood actual ni tendría espacio en la mayoría de las plataformas que compiten con las distribuidoras en filmes más o menos adecuados a las maneras actuales. Recordemos la sofocante trama.
Ned Racine (¿guiño de Kasdan a la dramaturgia clásica francesa?), interpretado por un casi debutante William Hurt, es un mediocre abogado del sur de Florida. Mediocre en los tribunales, pero triunfador absoluto en los dormitorios con su labia, su físico delgado pero nada musculado y su descapotable rojo. La primera secuencia le muestra desnudo desde una ventana mirando un fuego en un edificio mientras su ligue de esa noche le reprocha su falta de interés. Es toda una declaración de intenciones del director y la mejor explicación casi literal para el título de su película. Cuando conoce a la igualmente ardiente e insomne Matty Walker (Kathleen Turner) se enturbia su futuro porque el inevitable asesinato de su esposo (Richard Krenna) parece ser la mejor solución para el bien común.
'Fuego en el cuerpo', todo un clásico
Sí, la trama es un calco de Perdición (Billy Wilder, 1944) pero con sudor, hielos en la bañera y frases del tipo '¿no querrás lamerlo [el helado]?' o 'Precisarás una puesta a punto' que hoy más bien sonrojan por su rudeza pero que en 1982 era el no va más del atrevimiento. Que toda una Kathleen Turner diga a William Hurt que 'Naturalmente, tú tienes la herramienta adecuada' parece casi de video VHS de Pajares y Esteso pero, insistimos, resumía el sueño adulto del familiar guionista de El imperio contraataca (1980) y En busca del arca perdida (1981), que ansiaba dejarse de héroes y lanzarse a la piscina del deseo carnal.
El filme sirvió para descubrir a actores muy populares como Ted Danson y Mickey Rourke
Solo pudo emprender la húmeda aventura, al lado de los brillantísimos John Barry en la banda sonora y Richard H. Kline en la fotografía, gracias al apoyo de su amigo George Lucas como productor no acreditado. El filme costó nueve millones de dólares y recaudó, solo en EE.UU, 24 y descubrió para el público a la pareja protagonista, a Ted Danson, luego inolvidable protagonista de Cheers, y, sobre todo, a Mickey Rourke. Sus únicas dos secuencias como el fabricante de bombas caseras Teddy Lewis son toda una lección de cómo comerse la cámara con tres frases y dos gestos.
Las intenciones de Kasdan, −quería la intrincada estructura de un sueño, la densidad de una buena novela y la textura de personas normales en circunstancias extraordinarias– requerían de una pareja con la mejor química posible, digna de las novelas de Raymond Chandler o Dashiell Hammett, hombre y mujer que rivalizan en ambición, atractivo y frases ocurrentes.
Hace unos meses, Kathleen Turner recordaba en la televisión algunas de las secuencias clave de la película. "Tardamos un día entero en rodar la rotura de la ventana de Ned cuando se acuesta por primera vez conmigo porque Lawrence usaba una de las primeras steadycams y no paraba de estropearse, cuando funcionó ya era de día y tuvimos que empezar otra vez al día siguiente así que vuelta a ponernos en situación". O lo incómodo que fue para William y ella rodar todas las escenas de sexo, con desnudos integrales, los primeros días para ‘romper el hielo’ con los técnicos. "No funcionó, porque Billy (William Hurt) y yo seguimos incómodos pero me daba igual, yo debutaba en el cine con un papel protagonista [tras solo una telenovela, The Doctors, y una obra de teatro en su currículum] algo totalmente inusual. En los ochenta y también ahora, aunque está cambiando, las mujeres cobrábamos mucho menos que los hombres y sabíamos que era casi imposible debutar con un papel protagonista sin pasar por ciertas fronteras. Yo no tuve que hacerlo. Eso sí, regresé a Nueva York porque no podía vivir en Los Ángeles mientras me llegaba una segunda oportunidad. Ya me había arruinado. Volví a mi trabajo de camarera y cuando dije que había debutado como protagonista de una película llamada Body Heat mis amigos se entristecieron por unos segundos porque pensaban que era cine porno". No lo fue, pero tampoco era precisamente una comedia de Meg Ryan. De esas ahora hay muchas, pero como Fuego en el cuerpo, muy pocas.'