Que tiene una voz prodigiosa es indiscutible y que su directo es de los mejores de la actualidad es una realidad. Florence and the Machine recibió la pasada noche el calor de un madrileño Wizink Center a rebosar, con más de 15.000 personas cantando sus temas eléctricos, intensos, íntimos y sin demasiados artificios para mostrar las notas inalcanzables por muchos.
Este jueves, el antiguo Palacio de los Deportes recibía por primera vez a la banda del sur de Londres (Reino Unido) para presenciar a un canto a la libertad, la igualdad, la fuerza y la serenidad.
Comenzó media hora después de la cita prevista, pero el espectáculo, que duró algo más de hora y media, cumplió con lo exigido por el respetable. Descalza, con su melena pelo rojizo al viento y con un vestido vaporoso semitransparente, Florence (voz) compartía escenario con instrumentos como el arpa, el violín, el piano, la guitarra o la batería.
Los instrumentos son esenciales en su música. Con ellos logran que sus temas no entiendan de géneros y adquieran matices del pop-rock, pop, rock alternativo, art-pop y, en ocasiones, recuerden al soul.
El concierto empezó con saltos coléricos y exaltados respaldados por giros en el escenario para poner voz a 'June', con su "and I'm so high, I can see an angel" ("estoy tan alto, puedo ver un ángel"), que parecía describir la escena de ese preciso instante. Algo que también ocurre con 'Queen of peace', términos que parece que hablan de ella misma.
A los acordes de este tema les siguió 'Hunger', tema de su último disco 'High as Hope' (2018, Virgin EMI Records), del que también tocó otros como 'Between two lungs', para sacar la parte más íntima gracias al arpa. Cantó 'Only if for a night', 'The end of love' o una de las más recientes, 'Moderation' (2019).
"Esta noche no importa de dónde vengáis, esto es para todos", dijo con su tono pausado y rebosante de paz y calma, una tendencia seguida durante todo el concierto -posiblemente uno de los mejores de este año-.
La banda británica no dudó en hacer homenaje a su ciudad natal y tocaron 'South London forever', como un alegato sobre la belleza de su ciudad natal.
Hizo una confesión, su amor y admiración por una de las mujeres más relevantes de cuarto arte, la rockera de Chicago (EEUU) Patti Smith -con la que comparte rasgos musicales-. A ella (y a los asistentes) les cantó 'Patricia', un tema que se incluye dentro de su nuevo trabajo y con el que se plasma su total compromiso con las mujeres y el empoderamiento femenino.
Como si de una heroína se tratase, Florence Welch paró sus saltos y su electricidad para hacer un llamamiento de lucha contra la "toxic masculinity" ("masculinidad tóxica"). Sonó 'What kind of man', de su álbum 'How Big, How Blue, How Beautiful' (2015) y el público se vino arriba.
Los momentos álgidos del concierto surgieron con el tema 'Dog days are over', que se remonta a 2009 y su álbum debut 'Lungs'. También con el más esperado, 'Shake it out', un tema con el que el respetable levantó la voz y acompañó a la artista durante cada verso.
Agudos imposibles
Los agudos alcanzaron la cúspide con '100 years' y la batería hizo lo propio para plasmar la vena del rock con fuerza y energía, escenificado por los espasmos de Welch, que arrancaron la ovación del público en cada instante.
La luz fue tenue durante todo el recital, hasta que llegó su 'Cosmic love' y las linternas de los teléfonos móviles -que ya sustituyen a los mecheros- inundaron la pista y la grada del Wizink para iluminar su art-pop.
Florence and the Machine dio paso al encore, aunque casi imperceptible, y regresaron al escenario de tonos arena para interpretar 'Big God', una de las versiones más íntimas que invitaba a sentarse y disfrutar de los acordes de un tema con golpe suave de percusión.
La intensidad del pop rock y la pureza de las letras terminó por todo lo alto, con la mencionada 'Shake it out' y un Palacio entusiasmado y completamente eclipsado por su música. Un público que hasta guardó los teléfonos móviles y se abrazó cuando Welch, como erigiéndose como ente divino lo pidió.
Su último trabajo es el cuarto disco de estudio, ya cuenta con 'Lungs' (2009), 'Ceremonials' (2011) y 'How Big, How Blue, How Beautiful' (2015).
"La gente piensa que soy intensa"
En España ya había estado, de hecho lo mencionó en el propio concierto. "Han pasado 10 años desde que estuvimos en la sala Razzmatazz de Barcelona. Tocamos a las cuatro de la mañana y creo que no nos pagaron con dinero", aseguró. Este es el segundo concierto de su gira por este país, estuvieron en el Palau Sant Jordi de la Ciudad Condal el pasado miércoles (con alrededor de 10.000 asistentes).
Florence bajó a la pista, con el gentío rendido a sus pies e incluso abrazó y dedicó unos minutos a los que se encontraban en primera línea. "La gente piensa que soy intensa", afirmó, y desde luego la pasada noche no dejó indiferente a nadie.