Cultura

Hacerlo a la francesa en Madrid

Cuarenta fotografías: miradas españolas y francesas, unidas como un buen beso en Étonnantes affinités.

  • Richard Pak, Heartbreak Ride, Série Pursuit, (2005).

En el número diez de la calle Marqués de Ensenada ocurren cosas; y de las buenas. Se trata del Instituto Francés de Madrid, un espacio que mantiene una nutrida, agitada y solvente agenda cultural: recitales, proyecciones, charlas con escritores y también exposiciones. Este verano, en su Galerie du 10, pudimos ver las fotografías sobre Picasso que exponía Lucien Clergue, último fotógrafo que siguió al pintor durante más de veinte años. Ahora, y hasta finales de octubre, el Instituto expone Étonnantes affinités, una exhibición traída de Le Château d’Eau (El castillo de agua), una entidad cultural creada hace 40 años, por el fotógrafo Jean Dieuzaide, en Toulouse, uno de los grandes centros europeos dedicados a la fotografía.

La muestra recibe al espectador con un autorretrato de Emile Zolá, que abre el recorrido. La selección total incluye un grupo de 40 obras tanto de fotógrafos franceses como españoles entre los que destacan, por ejemplo, el catalán Fransesc Catala-Roca (1922-1998), piedra angular de la fotografía documental en España; el mallorquín Toni Catany, que exhibe una de sus características naturalezas muertas; Joan Fontcuberta , quien participa con un autorretrato; de Joaquim Gomis (1902-1991), que trabajó muchos años al lado de Joan Miró en Francia, se presentan dos obras; Ramon Masats y su hijo Oscar Masats toman parte también en esta exposición junto con Isabel Muñoz, quien fiel a su mirada de la danza expone una obra sobre el Tango. Alberto Schommer presenta una muestra de sus retratos a personajes públicos. A la selección de españoles se suma Antonio Tabernero, Ricard Terre y Manuel Vilariño.

Entre los franceses destacan la fotografía en blanco y negro de Claude Batho, conocida por su serie de imágenes tomadas en el jardín de Claude Monet en Giverny. Se incluyen también  John Batho, quien se caracteriza por su obra intensa de color y fuerte influencia Pop y  Robert Doisneau (1912-1994), de quien se han expuesto dos bellas fotos Femme prise à la gorge (1974) y Trois petits enfants blancs (1971). De Edouard Boubat (1923-1999) se nos ofrecen dos imágenes de un París poético, blanco.También podemos ver obras de Jean-Philippe Charbonnier (1921-2004), Dominique Delpoux y Richard Pak, quien  expone Heartbreak Ride, Série Pursuit, (2005), una fotografía de una pareja refugiada de la lluvia en un coche. Resalta especialmente dentro de la muestra una obra de André Elbaz, artista franco-marroquí que en España tiene, con esta, tres muestras en España –las otras dos incluyen  una en el Museo ABC y La Casa Árabe-.

Maestro del arte abstracto-figurativo, Elbaz triunfó en los 60 por su originalidad. Sin embargo, con el derribo de las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001, Elbaz dio una vuelta a su obra. O mejor dicho: se decidió a destruirla. Sí, tal cual: la propuesta de Elbaz es justamente: ejecutar, documentar y exhibir el proceso de destrucción de su propia obra, la cual, una vez destruida, va a parar a tarros de cristal o pequeñas urnas en la que es exhibida.

y luego de la exposición...

 

Es un lugar magnífico, perfecto. Se trata del Café-Bistrot del Institut français de Madrid. Un salón amplio y hermosamente decorado y una magnífica terraza. Abre de lunes a viernes de 8 de la mañana a 8 de la tarde. Allí es posible conversar, leer un libro, descansar luego de la exposición. En la carta se ofrece, por ejemplo, desayuno con croissant francés (2,20€) aunque también es posible comer un menú por 12,50 €, merendar (tartas, quiches y bocadillos por 4€) o tomar un buen café (1,50€).

Y ya que recomendamos un sitio para hacer una pausa, pues lo suyo será recomendar una buena lectura  -de autores franceses, claro- para acompañar una taza humeante de café. Para este espacio se nos ocurren dos: un libro ligero, divertido pero no especialmente brillante: Estoy mucho mejor (2013), de David Foenkinos, y otro, más sustancioso, La caída del sermón de Roma, de Jèrôme Ferrari, Premio Goncourt 2012.

 

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