Durante los últimos cuatro años, la Comunidad de Madrid, en manos del PP, y el Ayuntamiento, gobernado entonces por Manuela Carmena, tuvieron una agenda desigual en materia de cultura. Faltaba comunicación y un programa común de contenidos e instituciones. Ahora que Ciudadanos y PP buscan confluencias, se plantea la posibilidad de retomar un trato más directo entre Andrea Levy (PP), concejala de Cultura de Madrid, y Marta Rivera de la Cruz (Ciudadanos) consejera de Cultura y Turismo de la Comunidad.
Lo primero a tener en cuenta, sin duda, es el tema económico. Los ayuntamientos y las autonomías aportan más de la mitad del presupuesto de Cultura, que en Madrid supone el 4% del PIB de la región. De los casi 20.000 millones de los que dispone la Comunidad en sus presupuestos anuales, se han destinado a Cultura alrededor de 216, monto que se reparte entre Turismo (24,4 millones), Deporte (39,7), Juventud (15,9) y Cultura (128,4); una cantidad que queda pequeña en un ayuntamiento que maneja un presupuesto cercano a los 5.000 millones de euros.
Los ayuntamientos y las autonomías aportan más de la mitad del presupuesto de Cultura, que en Madrid supone el 4% del PIB de la región
Sigue en la hoja de ruta un tercer tema: la necesidad de potenciar las fortalezas culturales de la ciudad y la región. El ejemplo más claro tiene que ver con el peso del teatro en Madrid, y más concretamente con los musicales, que se han convertido en un elemento fundamental de interés: un 22% de los espectadores de musicales que llegan a Madrid lo hacen desde fuera de la región. Esto supone un punto importante a la hora de establecer alianzas entre instituciones, es decir, hacer posible la sinergia entre las que cubren el espectro regional y autonómico con el tejido empresarial escénico, ávido de condiciones económicas más propicias.
La Comunidad de Madrid concentra alrededor del 30% de las representaciones escénicas de todo el país (18.000 de las 60.000 nacionales) y aporta casi 4 millones de espectadores de los casi 15 millones en toda España. En términos de recaudación, de los más de 226 millones de euros recaudados por las artes escénicas en todo el país en 2011, Madrid obtuvo una caja que ocupaba cerca del 50% del total. Sin embargo, en cinco años, las salas y teatros aglutinan la mitad menos que en años anteriores. La recuperación de esas cifras pasa por el diseño de una política cultural común.
La relevancia cultural de la ciudad depende de la concepción que ambos niveles de gobierno posean
La relevancia cultural es fundamental como cuarto asunto. Si bien Madrid se reparte con Barcelona la mitad de lo que factura la industria editorial en España, la segunda puede presumir de que la Unesco la declarara como ciudad literaria y la incluyese en la red de Ciudades Creativas. Tanto la Comunidad como el Ayuntamiento deben propiciar puntos en común entre sus eventos más importantes. Una cita como la Feria del Libro, que reúne a 2,3 millones de visitantes y factura 10 millones de euros, amerita una revisión de lo que culturalmente supone este evento para la visibilidad cultural de una capital. La lectura y la creación literaria son también elementos a tener en cuenta alrededor de la creación de un Madrid literario que podría presumir de tal teniendo en cuenta enclaves fundamentales como el Barrio de las Letras –territorio de Cervantes, Lope de Vega, Quevedo- o personajes, por ejemplo, como Benito Pérez-Galdós, cuyo bicentenario se celebrará el próximo 2019. El trabajo conjunto entre los niveles de gobierno autonómico y regional es fundamental.
La visibilidad la ciudad en materia de cultura depende de la concepción que ambos niveles de gobierno posean. El año pasado acudieron a la región 7,1 millones de visitantes, un 6,3% más que el ejercicio anterior. Buena parte de ellos acuden a las principales instituciones artísticas. Que lo cultural es un reclamo turístico es un hecho. Sin embargo, el gran tema pendiente es la concepción de lo cultural más allá del fin turístico en sí mismo. En Madrid conviven instituciones de peso como el Museo del Prado, el Reina Sofía, Thyssen-Bornemisza y centros como Caixaforum Madrid, los Teatros del Canal o El CA2M (Centro de Arte Contemporáneo 2 de Mayo), en Móstoles, uno de los más destacados en toda la Comunidad.
Que lo cultural es un reclamo turístico es un hecho. Sin embargo, el gran tema pendiente es la concepción que se tenga más allá de eso
Los problemas son estructurales y permanecen desatendidos. El peso real del Ayuntamiento en el desarrollo de los museos municipales ha sido testimonial. Desde el museo del Romanticismo hasta el Municipal, trabajan con recursos puntuales. Eso sin contar que tiran del carro del mecenazgo y la financiación privada, así es como han trabajado instituciones como el Prado o el Reina Sofía, y lo hacen no gracias a los presupuestos nacionales, autonómicos o municipales, sino a su capacidad -legal e institucional- de conseguir patrocinio privado, cada vez más importante en el momento de definir la continuidad de proyectos que dotan a Madrid de personalidad cultural.
La ópera es otra gran damnificada. Cuando Manuela Carmena asumió el cargo renunció al palco institucional como un gesto de generosidad: que esa localidad la use otro. El abandono fue manifiesto: tanto en la comparecencia como en la aportación, que ignoró variables de peso. Por ejemplo: según un estudio de Deloitte, por cada euro de aportaciones públicas el Teatro Real genera cinco euros de PIB. Es decir, de los 66,5 millones totales que aorta al PIB de la Comunidad de Madrid, 24 millones van a las arcas Haciendas Públicas vía retornos fiscales (IS, IRPF, IVA, SS, Retención por Alquileres y Derechos de Imagen). Adicionalmente, la actividad de asistentes y organizadores de eventos generó unos retornos fiscales, vía efecto multiplicador, de casi 16,2 millón de euros para la Hacienda Pública en concepto de IS, IRPF e IVA, de los cuales el 43% corresponde a las arcas públicas de la Comunidad de Madrid (7 millones de euros). La cifra final apunta que se recaudan 1,8 millones de euros por cada euro de subvención percibida por el Teatro Real.