A Arturo Pérez-Reverte le bastan 140 caracteres para batirse con quien sea. Y aunque llevaba tiempo sin atizar a nadie desde su cuenta personal de Twitter, este fin de semana el escritor se quedó a gusto: repartió por igual contra españolistas y catalanes; gobierno y oposición; tirios y troyanos. “Somos un país de golfos y de gilipollas. Por cada golfo, 100.000 gilipollas”, dijo la víspera de la consulta en Cataluña.
Así, como para echar más gasolina y para responder a quienes mostraron su reticencia con el cálculo del escritor, éste respondió: “De acuerdo. Me han convencido. Igual hay más de 540 golfos (yo soy de letras y calculo mal), pero el número de gilipollas sigue invariable”.
El tema Cataluña dio bastante de sí en el Time Line del escritor. “Desde 1980 mirando hacia otro lado con Cataluña, sin distinción de siglas o ideologías, abandonándola a su suerte, y ahora ponemos morritos”, escribió para luego rematar: “Pase lo que pase luego, mañana el Estado español recogerá el fruto de 30 años de desidia, pasteleo y cobardía política. Enhorabuena a todos”.
La estocada final fue algo así como un baño con manguera: contra todo y contra todos. “Somos un país de gilipollas que vivimos por encima de nuestras posibilidades de ser gilipollas”, tuiteó el autor de El francotirador paciente, tan aficionado él a dar en la diana.
Reverte, el francotirador de los 140 caracteres
El estilo de Pérez-Reverte, si existe tal cosa en las redes sociales, tiene un efecto barrido. Los ataques y menciones pueden incluir en cada sacudón a varios personajes y situaciones políticas, siempre producen un aludido o, en su defecto, una respuesta aireada de algún doliente: desde demandas de plagio hasta máximas políticas. Ese es su estilo, mayúsculo y camorrero.
El asunto puede ir desde un insulto a Anasagasti o Rajoy hasta verdaderas bombas incendiarias. Cuando aprobaron la ley antitabaco, la lió parda al asegurar –ironía de por medio- que Ana Frank fumaba. En 2010, llamó a Moratinos "perfecto mierda", en el affaire Botsuana arremetió con entusiasmo contra el rey y hasta llegó a referirse a Sevilla como una ciudad de "maderos, yonquis, putas y gentuza".
Por cada sacudón en Twitter, Pérez Reverte cosecha respuestas de sus miles de seguidores. Y nunca se sabe si en la disputa, en el dijo y no dijo, Reverte gana o pierde la discusión, lo que sí es cierto es que la protagoniza.