Hay poco acuerdo alrededor de la figura de William Shakespeare, incluso 450 años después su nacimiento, que se celebra por convención los días 23 o 26 de abril, esta última, la fecha que aparece en una partida de bautismo de 1564 hallada en la iglesia de Stratford-upon-Avon. Esa no es la única duda. Hay pocas certezas sobre ese y otros aspectos de la vida del dramaturgo inglés.
Una de las razones que durante siglos ha suscitado especulaciones se debe, entre otras cosas, a los limitados datos históricos que existen sobre la biografía del británico. Y aunque los académicos aseguran que se disponen de más documentos acerca de Shakespeare que sobre la mayoría de escritores de su época, la realidad es que solo se conservan 14 palabras de su puño y letra: seis firmas y la declaración al final de su testamento.
Hay distintas versiones sobre quién pudo ser realmente William Shakespeare. Según algunos, el decimoséptimo conde de Oxford, Edward de Vere (1550-1604) pudo haber escrito los dramas atribuidos al propio Shakespeare (1564-1616), de origen más humilde y una educación formal menos brillante que el aristócrata. Otros han defendido que fue el filósofo y político británico Francis Bacon (1561-1626) quien escribió las obras de Shakespeare bajo un pseudónimo que ocultaría una clave masónica.
Solo se conservan 14 palabras de su puño y letra: seis firmas y la declaración al final de su testamento.
Existe una tercera hipótesis según la cual el autor verdadero de Hamlet es Christopher Marlowe (1564-1593), poeta, traductor y dramaturgo del periodo Isabelino identificado por muchos como gran predecesor de Shakespeare. Marlowe murió oficialmente en una pelea poco después de ser acusado de ateísmo – hay quienes dice, entre ellos el profesor Leslie Hotson que el motivo verdadero de la pelea fue el pago de una cuenta-. Como fuere, su muerte ocurrió años antes de que fueran escritas gran parte de las obras de Shakespeare, aunque hay quienes insisten que pudo fingir su muerte para librarse de los cargos y continuó escribiendo con un nombre falso. Existen otras hipótesis bastante más estrambóticas como de John Hudson, quien sugirió en 2012 que el verdadero Shakespeare era en verdad, una mujer, la poeta judía Amelia Bassano Lanier.
Quedan en el aire muchísimas preguntas más: ¿quiénes fueron en verdad sus padres? ¿era zurdo o diestro? ¿por qué abandonó a su mujer? Incluso hay quienes sugieren que era gay, una teoría enarbolada que algunos sustentan en unos supuestos sonetos, dirigidos hacia un joven.
Pocos datos, desde el más básico
Sobre el día de nacimiento de Shakespeare solo se conserva un documento de bautismo de la iglesia de Stratford-upon-Avon, una ciudad al sur de Birmingham -140 kilómetros de Londres-, que atestigua que el 26 de abril de 1564 se registró un Guilielmus Johannes Shakespeare. Sin embargo, el 23 de abril, la fecha en la que también se suele fijar su nacimiento y que coincide además con la de su muerte a los 52 años en 1616, parte del supuesto de que sus padres le bautizaron tres días después de nacer.
Sobre el día de nacimiento de Shakespeare existe un documento de bautismo de la iglesia de Stratford-upon-Avon, el 26 de abril.
"No existe duda de que William Shakesepare, nacido en Stratford-upon-Avon, escribió las obras que se le atribuyen. Cualquiera que piense lo contrario necesitaría desacreditar una gran cantidad de evidencias para demostrarlo". Estas son las declaraciones que ofreció al corresponsal de la Agencia EFE en Londres, Guillermo Ximenis, el especialista Paul Edmondson, investigador de la Shakespeare Birthplace Trust y coeditor de sus obras para la editorial británica Penguin Books.
Contraria a estas teorías sobre un Shakespeare apócrifo o inexistente, Edmondson y Stanley Wells, de la Universidad de Birmingham, reunieron en 2013 en el libro Shakespeare más allá de toda duda pruebas históricas sobre la identidad del dramaturgo. En 2012, las investigadoras de la Universidad de Oxford Laurie Maguire y Emma Smith publicaron un trabajo en el que concluyen, a partir de un análisis del vocabulario, el ritmo y el estilo del texto, que la obra Bien está lo que bien acaba (1602) fue escrita por Shakespeare con la colaboración del escritor Thomas Middleton. Suyo es también libro Treinta mitos acerca de Shakespeare.
Existen otros investigadores que insisten: el dramaturgo británico no escribió los textos que se le atribuyen.
Existen otros investigadores que insisten en afirmar que el dramaturgo británico no escribió los textos que se le atribuyen, entre ellos, la escritora estadounidense Diana Price La biografía no ortodoxa de Shakespeare (2001), que trata de desmontar las pruebas históricas que han recopilado los académicos, llegando incluso a comprar la caligrafía y estilo de Shakespeare con el Middelton.