Cultura

Tom Wolfe: “Todavía destilo snobismo por las venas”

El escritor y periodista norteamericano presentó en Barcelona Regreso a la sangre (Anagrama, 2013), su más reciente novela. Se refirió a Miami como un ejemplo perfecto de la inmigración. También habló del quehacer periodístico y su visión de la escritura.

  • El escritor estadounidense Tom Wolfe en su visita a Barcelona.

Tom Wolfe es el neoyorquino (de adopción, en realidad nació en Virginia) más vilipendiado por The New Yorker. Trajeado de blanco -una costumbre por la que Mailer le llamó imbécil-, polémico, provocador y padre del nuevo periodismo, el autor visitó Barcelona para presentar Back to blood, en español Regreso a la sangre, en cuyas páginas retrata una Miami balcanizada, llena de pequeños reinos de taifas, tan multiétnica como conflictiva. A sus 82 años, Wolfe reconoció a un auditorio de periodistas que todavía destilaba algo de snobismo por sus venas.

No del todo bien recibido por la crítica literaria –The New York Times escribió que las onomatopeyas características de su estilo comienzan a ser “irritantes” y The Guardian llegó a decir que se repetía-, este libro narra la vida de la sociedad cubana exiliada en la gran urbe de Florida. Cuando comenzó a escribirla, Wolfe estaba interesado en narrar "qué pasa con los inmigrantes", pero reconoce que "ya existían muchas historias que hablaban de cómo viven cuando llegan, sobre todo cuando son ilegales", por eso prefirió tratar "lo que pasa después, cuando ya se establecen".

La idea inicial era retratar la vida de los vietnamitas en California porque es una comunidad muy numerosa y por ello se trasladó a California, pero allí se encontró con dos problemas: "No hablo ni leo vietnamita", dijo entre bromas a la prensa española. Fue entonces cuando surgiió la historiaHizo trece viajes para conocer de cerca la experiencia de la más latina de las ciudades norteamericanas, gobernada por gentes de otro país que hablan un idioma que no es el inglés y con nuevas oleadas migratorias de rusos y haitianos.

No del todo bien recibido por la crítica literaria anglosajona, este libro narra la vida de la sociedad cubana exiliada en la gran urbe de Florida

"Es un ejemplo perfecto, porque no creo que haya otra ciudad con tanta comunidad inmigrante como Miami, en la que en poco más de una generación, en unos 35 años, esa población de fuera ha conseguido llegar al poder a través de las elecciones, como ha sucedido con los cubanos", ha indicado. Allí pudo exhibir su conocimiento básico del castellano, una lengua que estudió cuatro años en el instituto y la universidad.

Y aunque la prensa le acosó a preguntas sobre la Europa del euro o la España monárquica, Wolfe hizo lo que aquellos que van sólo a hablar de su libro. Se refirió al joven periodista John Smith, uno de los protagonistas de Regreso a la sangre, como una especie de "alter ego": "Nunca había revelado tanto sobre mí mismo a través de Smith, que tiene una gran parte de mí mismo, y además es un nombre de lo más común, al menos hasta hace poco", ha señalado.

“Miami es una amalgama donde nadie se mezcla... Y todo el mundo odia a todo el mundo”

En las páginas de Regreso a la sangre, Wolfe narra la historia del policía de origen cubano, Néstor Camacho, un musculoso oficial que desea llegar muy lejos en su carrera. Sus peripecias suceden en la gigantesca ciudad en la que, según uno de los personajes, “todo el mundo odia a todo el mundo”, frase que el propio Wolfe sostuvo en una entrevista de prensa que concedió en ocasión del libro: “Miami es una amalgama donde nadie se mezcla. En los últimos años, muchos rusos se han instalado allí. Además, están los haitianos, los venezolanos, los nicaragüenses... Y todo el mundo odia a todo el mundo”.

Recordó la labor difícil del periodista, siempre con "preguntas incómodas y asumiendo riesgos", como en su primera entrevista, cuando tuvo que entrevistar a la viuda de un mafioso para el New York Herald Tribune. Tras agradecer al editor Jorge Herralde que le comprara con Zola y Balzac, el fundador del Nuevo Periodismo se aplicó en lo de dar titulares a la prensa. Habló de Estados Unidos como una sociedad de clases más igualitaria que en Europa, donde "el Reino Unido no ha superado aún su sistema de clases". También del periodismo, que está viviendo enormes dificultades, al convivir además con unos "blog que publican rumores sin especialización ni confirmación”. “En 1940 se cubrían más noticias que hoy en EE.UU., porque había más reporteros y medios de comunicación", dijo.

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