Cultura

El pintor que retrató a Putin en bragas: “No fue una provocación, sólo un reflejo de la actualidad”

En una entrevista concedida a la Agencia Efe, Konstantín Altunin, el artista que pintó al líder ruso  en camisón peinando al primer ministro, Dmitri Medvédev, en bragas y sujetador, habla de su situación actual y la situación política en su país.

 

El ruso Konstantín Altunin, exiliado en Francia tras la controversia levantada por pintar al presidente Vladímir Putin en ropa interior femenina, cree que la censura debe proceder de la gente y no del poder, y que si alguien debe ser tachado de provocador es el Gobierno con su "reacción extremista".

Instalado en París desde finales de agosto, tras haber salido de su país de manera improvisada ante el temor a ser detenido, Altunin asegura, en una entrevista que sostuvo con la agencia EFE, que el primer sorprendido por la respuesta de las fuerzas policiales fue él.

El desencadenante de la polémica y del cierre de la exposición Gobernantes en el Museo del Poder de San Petersburgo fue, entre otros, su cuadro Travestis, en el que aparece Putin en camisón peinando al primer ministro, Dmitri Medvédev, en bragas y sujetador.

Altunin reconoce que estaba preparado para enfrentarse a opiniones contrarias, pero no a que le confiscaran gran parte de su obra, ni a que puedan pesar en su contra cargos de extremismo, provocación o propaganda homosexual."El poder debe reflexionar sobre la visión del artista, pero no emprender acciones contra él. Le corresponde a la sociedad juzgarle", añade el pintor, para quien su cuadro no era "una mera provocación", sino que refleja, "puede que con cierta ironía", la actualidad nacional.

"El cuadro no fue una provocación, sólo un reflejo de la actualidad nacional"

Para cuando la Policía cerró la exposición él ya se encontraba en su casa de Arkhangelsk y saber que los agentes preguntaban por su paradero le hizo aprovechar su visado para coger un vuelo al día siguiente y refugiarse en París, adonde espera poder traer lo antes posible a su mujer y a su hija, de dos años y medio. No se ha cerrado ningún cargo contra él y admite que no sabe si volviendo a Rusia sería detenido, "pero en el Código Penal ruso el extremismo es casi sinónimo de terrorismo, y podría ser castigado con prisión".

Desde el inicio de su carrera artística en 2000, que le ha llevado a exponer en anteriores ocasiones en París, Altunin destaca que aunque sí estaba posicionado en la "oposición", "jamás" ha tenido la reputación de provocador o de ser alguien que desate escándalos políticos."En Rusia hay tres categorías diferentes. O haces imágenes neutras, las típicas para colgar en el salón o decorar una habitación, o trabajas para la 'corte real', o estás en la oposición. No hay otras posibilidades y afortunadamente, porque creo que es algo que me enriquece, me encontré en la oposición".

El artista se reconoce posicionado en la "oposición",  pero "jamás" ha tenido la reputación de provocador

Sin querer entrar en detalles sobre su perfil político, sí deja caer que "incluso suponiendo que Putin fuera una persona simpática", todo poder necesita un cambio de cara "de verdad", y no de cara a las cámaras y superficial. "Si cambia solo su traje oficial por el de pescador o por el quimono de artes marciales no va a refrescar nada. El cambio no debe ser ficticio. Si no puede dejar el poder, es un hombre jodido y el país está jodido", dice desde su taller parisino, prestado gratuitamente por el centro cultural "Maison d'Europe et d'Orient".

Altunin aprovecha la celebración de la cumbre del G20 en San Petersburgo para pedir a los líderes allí presentes que interpelen "más a menudo" a Putin sobre la censura del arte y "el derecho a expresarse como se quiera". "Si amas tanto el poder, si no lo puedes dejar, intenta que no tenga tanta censura. La censura debe proceder de la sociedad, no del poder", añade el artista, de 43 años y que ha podido continuar trabajando en París gracias a material procedente de donaciones privadas.

A Putin: "Si amas tanto el poder, si no lo puedes dejar, intenta que no tenga tanta censura"

En ruso, con la ayuda de un traductor y los posos que le quedan de sus clases escolares de francés, Altunin señala que su futuro profesional y personal, al menos a corto plazo, se presenta de momento en su país de adopción, donde espera conseguir el asilo. "Me gustaría desarrollarme como artista. Tengo una verdadera necesidad de aprender más cosas sobre arte. Quiero aprender de los maestros, trabajar, y aparentemente -concluye- Rusia ya no me puede aportar gran cosa".

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