Cuando el actor madrileño Daniel Guzmán (conocido para el público mayoritario por la serie Aquí no hay quien viva) debutó como director con A cambio de nada (2015) eligió la historia que mejor conocía: la suya propia. Para ello, encontró a un joven, Miguel Herrán, que encarnó su rebeldía adolescente y su orgullo de barrio e incluso recurrió a su propia abuela nonagenaria para dar verosimilitud al asunto. Ahora, siete años más tarde, regresa con otra historia cercana pero mucho más inverosímil, con la que el espectador, además de soltar unas cuantas carcajadas, se preguntará durante todo el filme hasta qué punto lo que se cuenta es real.
Canallas, título de la película, participó recientemente en el Festival de Málaga, donde al final arrasó Cinco lobitos, de Alauda Ruiz de Azúa. La cinta, protagonizada por el propio director, Luis Tosar y el debutante Joaquín González, reúne a tres canallas de barrio que vuelven a encontrarse cuando se acercan a la cincuentena. Uno de ellos, que aún vive en casa de su madre con su hija y su hermano, salta de negocio en negocio hasta que, tras toparse con sus amigos de la infancia, las cosas empiezan a salirle aún peor.
Con motivo de su estreno este viernes en los cines, Daniel Guzmán ha hablado con Vozpópuli para desvelar algunos secretos sobre el origen de esta producción, en la que cuenta con varios actores no profesionales, entre ellos, el propio Joaquín González, su madre y su hija.
Pregunta: Han pasado siete años desde tu debut. ¿Por qué tanto tiempo?
Respuesta: Presenté el guion a Universal y Movistar y me apoyaron desde el principio, así que el proyecto salió bastante rápido. Hacer cine es un milagro, pero hacer una película como esta es casi una misión imposible. Decidí que la familia principal estuviera formada por actores no profesionales y eso tiene un riesgo mayor y alarga los tiempos, porque requiere más esfuerzo, sacrificio y presupuesto, ya que es impredecible. Busco algo concreto para conectar con el público y que se establezca una veracidad.
P: ¿Quién es Joaquín González? ¿De dónde sale?
R: Es un amigo de los 14 años al que perdí la pista y con quien me volví a encontrar a los 25 años. Es un personaje único y disparatado, con una vida en la que no sabes qué es real y qué no, y eso genera una comedia absoluta. Es este tipo de personaje con el que te ríes todo el tiempo. Dice que es uno de los grandes empresarios del país, que vende petróleo, obras de arte y leche en polvo, pero sigue viviendo en casa de su madre en Orcasitas desde que le conozco. Es un personaje que habla de la picaresca de la gente de la calle que intenta salir adelante con orgullo y con mucho sentido del humor desde que se levanta. Habla de las grandezas y de las miserias del país, tiene la esencia del pícaro.
Vamos a dejar con la incógnita para que el público decida qué es verdad y qué es mentira", afirma el director
P: ¿Qué grado de verdad hay en sus historias y lo que vemos?
R. Tanto en A cambio de nada como en Canallas se establece una fina línea entre la realidad y la ficción. Luis Tosar me dice: "Cuando ruedo contigo ya no sé ni qué es realidad ni qué es mentira. No sé si os reís de la gente, si estáis locos o si no diferenciáis la verdad de la ficción". Esta es una comedia en tres actos muy convencional que empieza con una anécdota que fue real. Era el coche de su padre. Vamos a dejar con la incógnita para que el público decida qué es verdad y qué es mentira.
P: ¿Qué mantienes del chico de barrio que fuiste?
R: Sigo igual, no he cambiado mucho. Sigo intentando hacer reír a la gente. El sentido del humor es parte de mi vida, sigo teniendo ese nivel de inconsciencia y mantengo la ilusión de contar historias. Lo que he vivido en la adolescencia me ha generado mucho material.
P: Hablas de la picaresca como un elemento de supervivencia.
R: Es un elemento narrativo maravilloso para generar comedia, identifica una parte del acerbo y la idiosincrasia del país. También tienen que ver con la verdad y la mentira, la ficción y la realidad. Son tres supervivientes que se buscan la vida para conseguir un lugar o un resultado económico. También tiene que ver con esa picaresca de nuestro país que nos hace muchas veces salir adelante.
He intentado ejercer mi derecho a expresarme, pero sé que a muchos compañeros les ha pasado factura", señala Guzmán
P: ¿Qué hay de universal en estos canallas?
R: Son personajes que no sabes si mienten o no. Solo la hija es la única sensata, con sentido común, empatía y sentido crítico. Quiere estudiar y vivir con equilibrio, pero su padre quiere que se convierta en campeona de yo-yo, vaya a los programas de televisión y se convierta en alguien importante. Es una crítica a esos padres que intentan proyectar sus frustraciones en sus hijos, en un momento en el que parece que lo más importante es ser conocido.
P: ¿Te ha pasado factura posicionarte políticamente?
R: La mayor factura que me puede pasar en la vida es no poder dormir bien. Cuando uno no se expresa por miedo al final se acaba haciendo presa a uno mismo. He intentado ejercer mi derecho a expresarme, pero sé que a muchos compañeros les ha pasado factura. Opinar no debería ser un riesgo.