Algunos hombres que participaron en la mayor operación aliada de la Segunda Guerra Mundial pisaron por primera vez Europa después de que un avión les acabara de escupir en suelo francés. Otros muchos jóvenes estadounidenses habían cruzado el Atlántico por primera vez y no llegaron a tocar la arena de Normandía masacrados por las ametralladoras alemanas que acribillaron sus barcazas.
Donald Jakeway fue uno de los paracaidistas estadounidenses que se lanzaron sobre Normandía aquel 6 de junio. La primera experiencia en el continente europeo del joven de 20 años fue quedar atrapado en la rama de un árbol. Jakeway había aterrizado lejos de su unidad y tuvo que estar diez días combatiendo sin sus compañeros. Esta es una de las historias que rescatan Pere Cardona y Manuel P. Villatoro en Lo que nunca te han contado del Día D, junto a otras como las de Bill Millin, que desembarcó y llegó a suelo francés ataviado con el kilt escocés y tocando canciones con su gaita. Sus pulmones insuflaban la famosa ‘The road to the isles’ mientras decenas de sus compañeros caían por las balas o eran aplastados en la arena por los tanques alemanes.
El 6 de junio pasó a la historia, a pesar de que el Día D estaba agendado para la noche anterior, pero la operación se aplazó por el mal tiempo. Mucho antes, miembros de la resistencia francesa habían enviado fotografías y todo tipo de información a los aliados con miles de palomas mensajeras como fieles compinches. La comunicación entre los resistentes galos y los aliados también llegaba a través de la BBC y los crípticos mensajes en clave que desquiciaban a los alemanes. Las radios se convirtieron como dijo un habitante de la ciudad normanda de Lisieux en una “pequeña esfinge insolente de mensajes retorcidos de la que dependía el destino de Francia”.
“La suerte está echada” y “Hace calor en Suez” fueron los mensajes en clave que indicaron a los resistentes que era la hora de primero cortar los postes y líneas de telégrafo, e inutilizar vías de comunicación, con la voladura de locomotoras y la inutilización de líneas de ferrocarril, para dificultar el envío de refuerzos alemanes ante el inminente ataque.
Las playas de Sword, Juno, Gold, Omaha y Utah
Meses antes, cinco playas de Normandía habían sido elegidas para la invasión, con los nombres en clave de Sword, Juno, Gold, Omaha y Utah, imponiéndose a Calais, el punto más cercano entre Inglaterra y el continente. Stalin, en una brutal guerra con Alemania desde el verano de 1941 que ya le había costado la vida a más de siete millones de soldados soviéticos, estaba impaciente porque la operación se concretara y se abriera otro gran frente en el oeste de Europa. Finalmente, más de 130.000 hombres desembarcaron en Normandía el Día D, sumándose a los más de 23.000 que ya habían saltado en paracaídas o planeadores tras las líneas alemanas.
Antes de que el grueso de la misión abordara la costa, equipos especializados limpiaron el Canal de la Mancha de minas. Tras ellos, unidades de demolición acabaron con los obstáculos fijos que el general alemán Erwin Rommel, apodado el ‘Zorro del desierto’, había plantado en el litoral galo. Estas unidades de élite tenían la misión de crear corredores libres de las famosas “puertas belgas” obstáculos sumergidos de 1,5 toneladas, o de los efectivos “erizos checos”, el aspa férrea que todavía hoy se emplea en Ucrania para detener a los tanques rusos. También debían sortear miles de minas y kilómetros y más kilómetros de alambre de espino.
Tras un intenso bombardeo lanzado desde buques y aviones, llegó el momento de que los miles de solados saltaran de las lanchas y barcazas y cruzaran unos interminables metros entre el fuego enemigo y los cadáveres de sus compañeros. Omaha, en la que desembarcaron unos 34.000 hombres fue la playa que más bajas dejó al bando aliado, con cerca de un 11%. Sin embargo, esa misma noche se confirmó que los alemanes serían incapaces de repeler el ataque. Para el 11 de junio, los aliados ya habían conectado las cinco cabezas de playa y se habían asegurado un frente de cerca de 100 kilómetros de largo y 24 de ancho.
En ocasiones, el desembarco del 6 de junio ha eclipsado el resto de la titánica Operación Overlord, el nombre en clave para la batalla de Normandía, en la que llegaron a participar más de 3.000.000 de hombres en tres meses. La misión tenía como objetivo hacer retroceder a los alemanes hasta el otro lado del río Sena. La última semana de agosto París fue liberada y en menos de un año, los soviéticos conquistaron Berlín.
Lo que nunca te han contado del Día D
Editorial: Principal de los libros
408 páginas
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