El cineasta francés Arnaud Desplechin llevaba varios años, incluso décadas, con un deseo como artista: adaptar la novela Engaño, de Philip Roth, una obra que recoge el orgullo femenino a través de varios personajes. Primero probó con una obra teatral, pero fracasó. Después, durante la pandemia, algo se desbloqueó en su cabeza y consiguió captar el eco de los personajes en los que tanto había pensado.
Denis Podalydès y Léa Seydoux son los protagonistas de esta historia, un drama en el que se encuentran el amor, el dolor y la muerte. Philip (Podalydès) es un escritor estadounidense que mantiene un diálogo íntimo con su amante británica (Seydoux), así como conversaciones secundarias con otras mujeres perdidas. De ellas escucha detalles profundos y atesora sus palabras y sus preocupaciones, tal y como ha señalado Desplechin a Vozpópuli en una entrevista durante su visita a Madrid para presentar este filme, que se estrena el viernes en los cines españoles.
Pregunta: ¿Cuánto tiempo llevaba pensando en la novela de Philip Roth?
Respuesta: Es una novela que me apasionaba y usé el epílogo para trabajarlo con Emmanuelle Devos justo antes de rodar Reyes y reina (2004), pero nunca se me ocurrió rodar una película inspirada en ella. El distribuidor francés añadió una escena en el DVD de la película, que llegó a manos de Philip Roth. Una noche, en París, sonó el teléfono: "Hola, aquí Philip Roth". Me propuso hacer un largometraje, pero le dije que era muy complicado. Era una película de época, dado que transcurre antes de la caída del muro de Berlín, era en inglés y transcurría en Londres, Estados Unidos, Praga. Pensé que Roth era un genio de la literatura, pero que no sabía nada de cine. Reflexioné, lo intenté y fallé. Él murió y dos años después pensé que tenía razón, que podía hacerlo.
P: ¿Cuáles eran los retos por los que hubo un intento fallido? ¿Fue un obstáculo la acusación de misógino que persiguió al escritor?
R: Si haces una peli de época cuesta mucho dinero y tiene que ser muy espectacular. Sin embargo, el secreto del libro, su encanto, es justamente la intimidad, es decir, lo contrario a lo espectacular. Por otra parte, durante esos años, hasta que me di cuenta, lo que me había fascinado del libro era una serie de relatos de mujeres. Cada vez que escribía una adaptación se lo hacía leer a mis colaboradoras y siempre les hacía la misma pregunta: "¿Es una novela misógina o feminista?" Cada vez que escribía una adaptación mi compañera me decía que era demasiado machista, pero en una última versión entendió lo que quería decir.
P: ¿Son esos momentos de intimidad lo más complicado para lograr un ritmo en la película?
R. El miedo que tenia era aburrir. Unos días antes del rodaje me dio un ataque de pánico y pensé que había más de 60 escenas en las que la amante habla con el escritor, con las que el público se iba a morir de aburrimiento. Mi ayudante me propuso usar la imaginación e inventar un poquito. Recuerdos a través de transparencias o nieve que cae del cielo, esas palabras que en la novela eran ideas en la película se transforman en sensaciones.
Cada uno de los personajes femeninos puede recuperar al final de la película parte de su orgullo perdido", señala el director
P: ¿Le ha frustrado algo?
R: El libro, al fin y al cabo, muestra cómo su heroína, la amante inglesa, puede a través de ese diálogo recuperar su vida. Él escribe el libro, se sirve de los personajes que conoce y usa su vida, pero lo esencial para mí es que cada uno de los personajes femeninos puede recuperar al final de la película parte de su orgullo perdido.
P: En alguna ocasión ha dicho que se siente un "novelista frustrado". ¿Es así?
R: El cineasta Philippe Garrell me decía: "Yo hago películas que no están tan mal porque soy un pintor frustrado y tú haces películas que no están tan mal porque eres un escritor frustrado". Esa definición me encanta.
P: ¿Cómo ha sido la creación del personaje que interpreta Denis Podalydès?
R: Nunca he querido ser escritor. Mi padre y mis hermanos leían mucho, pero nunca he tenido ganas de consagrarme a las artes nobles, sino que me han enloquecido las artes populares. Pero también me ayudó mucho que Podalydès es un gran escritor, es también un director y actor de teatro, ha hecho más películas que nadie en Francia. Sabía que él no haría trampas con los gestos del escritor. Fue muy fácil para mí introducirme en este alter ego.
El cine puede hablar al público de un modo que no se ha formateado, como las series", opina Desplechin
P: ¿Recuerda qué le llevó a ser director?
R: Me acuerdo porque era muy joven. Tenía siete años y veía a mis padres escuchar los programas de radio sobre películas, leía las revistas de cine muy serias que compraban y sabía en el fondo que las películas pertenecen a los niños, a quienes no saben leer.
P: Acaba de llegar de Cannes, donde Tom Cruise ha presentado Top Gun: Maverick y ha hecho una defensa a ultranza de los cines. ¿Le inquieta su desaparición?
R: Claro que me inquieta, me preocupa, pero también pienso que hay señales que muestran que el apetito vuelve. No en todas partes, la situación no es la misma en España o en Francia, pero los espectadores volverán, aunque tarden. Recuerdo que la muerte del cine se remonta a la aparición del cine sonoro. Luego llegó la televisión en los años 50. John Ford y Hitchcock hacían episodios para la televisión. Ahora llegan las plataformas, y Godard ya en los 80 anunció que el cine había muerto. El cine murió en cuanto nació, es muy frágil, pero sobrevive, sigue adelante y no sabemos cómo. Se reinventa cada vez y creo que el cine puede hablar al público de un modo que no se ha formateado, como las series.