Entrevista

Cultura

‘Los días ligeros’, cuando Ava Gardner y Antonio Machín compartían piscina en el centro de Madrid

La novela rescata la esencia de un espacio emblemático que reflejó los cambios y contrastes de la sociedad española del siglo XX

  • La escritora y periodista Yolanda Guerrero

Hubo un tiempo en el que Arturo Soria era el epicentro del ocio veraniego de la jet set madrileña. Inaugurada en 1947, en plena posguerra española, la piscina Stella se convirtió rápidamente en un lugar exclusivo donde las clases altas y las figuras más destacadas de la sociedad se reunían para disfrutar de la época estival. Empresarios, artistas, políticos y personajes influyentes acudían a este oasis de agua y luz en medio de una ciudad que todavía luchaba por recuperarse de las secuelas de la guerra.

En sus instalaciones, diseñadas con un estilo racionalista que marcaba la arquitectura de la época, no solo se nadaba; también se celebraban eventos sociales, cenas al aire libre y animadas veladas con orquesta en vivo. Este ambiente glamuroso atrajo tanto a personalidades locales como a visitantes internacionales, consolidando la piscina como un símbolo de lujo y modernidad. Para muchos, la piscina Stella representaba una burbuja de alegría y sofisticación en medio de una España gris y austera, convirtiéndose en un referente de la vida social madrileña de mediados del siglo XX.

Bajo este contexto, la periodista y escritora Yolanda Guerrero presenta su cuarta novela, 'Los días ligeros', una obra que nos transporta a las vidas de Sara, Amparo y Julia. Ambientada entre las décadas de los 50 y los 80, la historia entrelaza las trayectorias de estas tres protagonistas. Unidas por una amistad que florece en un club rebelde y bohemio, las tres mujeres cruzan sus caminos con figuras icónicas de la época, como Ava Gardner, Xavier Cugat, los duques de Windsor o Antonio Machín. En ese vibrante escenario, aprenderán a vivir, a amar y a enfrentarse a los desafíos de su tiempo. Sin embargo, su amistad se verá amenazada por una serie de asesinatos y un misterio que dejará una huella imborrable en sus vidas.

En Vozpópuli hablamos con la escritora sobre todos los secretos que envuelven a este lugar icónico de Madrid. 

P. ¿Qué fue lo que le inspiró a escribir un libro sobre la piscina Stella de Madrid? 

R. Lo primero es que se trata de un lugar con muchísima historia. Los que somos un poco mayores ya sabemos lo que representó en su momento. Sin embargo, muchas personas que hoy en día ven esa mole blanca en medio de la M-30 y solo leen el letrero que dice ‘Stella’ no tienen idea de lo que es. Siempre quise escribir sobre este lugar, de hecho ya en mi primera novela la mencionaba..

Además, en los años 90 yo misma fui a bañarme allí. Pero ahora, al haber investigado más para esta novela, me reafirmo en que merecía tener una historia propia, ya que es un lugar realmente interesante.

P. ¿Cómo fue el proceso de investigación para escribir esta novela? 

R. Hay otros escritores que escriben sobre lo que conocen, pero a mí me gusta mucho escribir sobre lo que desconozco. Cuando me puse a investigar sobre ella es cuando realmente descubrí todas aquellas cosas que yo había intuido pero que no sabía. Por lo que fue un proceso largo, porque me gusta ser muy exhaustiva; pues es el alma de periodista. Necesito contrastar todas las fuentes. Aunque lo más interesante de la investigación para el libro fue poder entrar al recinto. Ahora mismo está cerrado al público y las últimas personas que entraron, si no me equivoco, fue un grupo de arquitectos de la Fundación Arquia. Yo pedí a los gestores que me dejaran entrar. En un principio me dijeron que no, pero después de explicarles que era para una novela y de insistir mucho me dejaron, y fue toda una experiencia. 

He podido visitar las instalaciones en varias ocasiones y ha sido maravilloso poder volver a ver ese lugar, aunque ahora mismo esté vacío. Sin embargo, está muy bien conservada por dentro, aunque por fuera no lo parezca. Es un lugar mágico; cuando estás dentro parece que estás escuchando los ecos del pasado.

P. Durante todo ese periodo de investigación, ¿encontró alguna historia o anécdota que le sorprendiera especialmente?

R. La verdad es que me han contado muchas anécdotas y otras las he investigado yo. Algunas aparecen en el libro, como, por ejemplo, la asiduidad de uno de los clientes más fieles de la piscina: Hércules Cortés. En los años 40, fue el primer deportista de lucha libre español y tuvo un éxito arrollador en Estados Unidos. Iba mucho a la piscina junto a su mujer, Valerie.

Los gerentes me contaron que hubo un día en que, mientras Valerie estaba debajo de un pino, al borde de la piscina, tomando el sol, se le acercaron dos moscones para ligar con ella. La estuvieron acosando un rato, ya que Valerie no quería hablar con ellos, hasta que llegó Hércules Cortez y, con una sola mano, agarró por el trasero a cada uno de ellos y los arrojó a la piscina. Desde entonces, el pino que hay al borde de la piscina se llama el "Pino Hércules", en su honor. El pobre murió en un accidente de tráfico, a los 39 años, en Estados Unidos. Fue una pena porque, la verdad, era un digno representante del deporte español de aquellos años. Pero, como esta, hay muchas anécdotas.

P. ¿Qué desafíos enfrentó al tratar de capturar la historia y el simbolismo de la piscina Stella en palabras?

R. Es muy difícil porque me he metido en un lío importante al describir la piscina Stella a lo largo de prácticamente toda su historia, desde que nació hasta que empezó su declive. Esto supone abarcar cuatro décadas, de los 50 a los 80. He aprovechado este recorrido para contar también la historia de España, y ha sido muy complicado porque no puedes narrarlo todo, especialmente en unos años tan difíciles. Hay que tener en cuenta que, en 1962, por ejemplo, comienza a gestarse una revolución social contra el franquismo. Empiezan las huelgas, sobre todo en el norte de España, con los mineros, luego los astilleros, y más tarde las del sector del metal. De todo esto hay pinceladas en la novela. No se puede contar la historia de España sin abordar su vertiente política en unos años tan especiales como fueron, sobre todo, los 60 y los 70, hasta la muerte de Franco.

En los 70 era muy importante el contexto para poder explicar esa diversidad de público que asistía a la piscina. No solo estaban las clases altas, que podían permitirse pagar esa cantidad de dinero para entrar, sino también los americanos de la base de Torrejón de Ardoz. Cuando llegaron en los 50, se encontraron con un país gris, triste, con muchas necesidades y una gran escasez. Pero en la piscina Stella hallaron todo lo contrario: diversión, alegría y música. De hecho, fueron los propios americanos quienes introdujeron el jazz en la cultura española.

Describir todo eso ha sido complicado porque yo misma tenía que adentrarme en una época que desconozco. Al mismo tiempo, ha sido muy esclarecedor, porque creo que estudiar el pasado nos ayuda mucho a comprender el presente. Posiblemente, si lo estudiáramos mejor, nos permitiría evitar repetir un pasado que no queremos que regrese.

P. La novela narra la historia de tres amigas que se conocen en esta piscina, pero ¿qué simbolizó la piscina Stella dentro del contexto histórico y social de Madrid? 

R. La piscina Stella nació como una aventura empresarial un poco ‘sui géneris' para el momento. Fue inaugurada en 1947, cuando hacía apenas ocho años que había acabado la guerra, y en España estábamos en lo peor de la posguerra. De repente, nace un sitio como este, un lugar para reunirse, pero no solamente para las clases adineradas y las personas que podían pagar una entrada a la piscina, sino también para librepensadores, que eran básicamente la población de aquel momento en Ciudad Lineal. Esta “ciudad”, creada por Arturo Soria, un republicano, matemático, urbanista y librepensador, buscaba atraer a las élites intelectuales a aquella zona. Había otras piscinas parecidas en el Manzanares, como ‘La Isla’, pero fueron destruidas durante la guerra por un obús de los nacionales. Después se reconstruyeron, pero no volvieron a ser lo mismo, ya que se crearon los sistemas de esclusas del Manzanares y ya no pudieron funcionar igual. Sin embargo, la piscina Stella consiguió reunir a toda esta sociedad de élite, pero también dedicó un día a la semana a la gente más humilde, con un precio mucho más reducido que el habitual.

Toda esta gente se reunía allí no solamente para bañarse en la piscina, sino también para bailar, porque había una orquesta al aire libre y un restaurante que ofrecía cenas. Por eso, mis tres protagonistas, Julia, Amparo y Sara, representan a tres clases sociales distintas. Una de ellas es la hija del director de la piscina, es decir, una niña que no tiene muchas necesidades a pesar de vivir en una España gris. Otra es una joven cuyo padre murió en la guerra, toda su familia falleció de tuberculosis, y que quiere hacerse monja porque no le queda otro remedio. La tercera representa a esa España rural. Quería reflejar esas Españas que se daban cita en la capital y en un lugar tan especial como la piscina Stella, a la que he querido convertir en un personaje más.

Estudiar el pasado nos ayuda mucho a comprender el presente"
Yolanda Guerrero (Periodista y escritora)

P. ‘Los días Ligeros’ habla sobre la amistad… hay una frase que dice: "el agua salada, el mar, el sudor y las lágrimas lo curan todo" 

Esa es una frase de Karen Blixen que aparece en uno de sus cuentos. No sé si ella llegó a estar en la piscina , algo que explico al final de la novela, pero es un personaje al que le hubiera pegado mucho estar allí. En el libro, la he convertido en una especie de mentora de mis tres protagonistas. Es un personaje que me fascina. Lo que yo añado a esa frase es que, si se llora con amigas, las heridas se curan antes.

Es verdad que yo quería contar una historia de amor, pero hablo de un amor diferente al de pareja, aunque también hay alguna historia de este tipo en la novela. Sin embargo, la amistad es una de las grandes formas de amor, y a veces no la valoramos ni somos conscientes de lo que significa en nuestra vida. Hay amores que se acaban, y, sin embargo, hay amistades que duran toda la vida. Eso es lo que les ocurre a las protagonistas.

P. ¿Qué mensaje o sensación le gustaría que los lectores se llevaran al leer su libro?

R. Pues me gustaría que los lectores, por un lado, como he comentado antes, comprendieran el pasado a través de las tres protagonistas. Que supieran de dónde venimos, que hubo una España que pasó por lo que pasó y que existió un lugar como la piscina Estella, que fue un soplo de esperanza y un rayo de luz.

La segunda idea que me gustaría que la gente retuviera al leer el libro es que hay mujeres a lo largo de la historia a las que no le hemos dado el reconocimiento que merece.

P. ¿Cómo ha sido la respuesta de los lectores? ¿Le han compartido historias o recuerdos personales en este lugar?

R. Una de mis partes favoritas es cuando tienes contacto con los lectores. Es una de las cosas que más me gusta de escribir. Además, en este caso, la primera presentación fue en la librería La Mistral, y después estuve en la Feria del Libro, que fue una experiencia maravillosa. De hecho, vino una lectora y me dijo que estaba allí gracias a la piscina Stella, porque sus padres se habían conocido allí.

Además, hay un momento de la novela en el que cuento que el padre de Manuel Pérez Vizcaíno jugó una vez con un campeón de frontón que se llamaba José, quien era el padre de un tal Barberito. Yo de frontón no sabía absolutamente nada, y, para poder escribir sobre ello, me tuve que poner a investigar y leer bastantes documentos, hasta que conseguí dar con el nombre de José Barbe, que era uno de los campeones de la época. Pues, una vez publicada la novela, me escribió una mujer porque, al leer la historia, se encontró con el nombre de su abuelo. Era la nieta de José, y aquello me emocionó muchísimo. Ahora somos amigas a través de Instagram y nos escribimos de vez en cuando. Me pareció una de esas vueltas de la vida que solamente pueden suceder con la literatura.

P. ¿Qué piensa del futuro de la piscina Stella? ¿Le gustaría que se preservara de alguna manera especial?

R. La verdad es que tienen un problema bastante importante. Los dueños, algo que me gustaría recalcar, tienen muy bien conservadas las instalaciones. Están haciendo un esfuerzo económico y personal titánico por mantener el lugar. El problema que tiene la piscina es que la protección que tiene es a medias. Por un lado, tiene protección arquitectónica, por lo que nadie puede hacer reformas. Es de un estilo racionalista, obra de dos arquitectos muy importantes de 1947, y luego la renovaron dándole el aire que tiene ahora. Esto fue idea de Luis Gutiérrez, quien también fue un arquitecto racionalista maravilloso. Sin embargo, no tiene suficiente protección como para recibir ayudas del Ayuntamiento. Le pasa un poco como lo ocurrido con la casa de Vicente Aleixandre. El problema está en que los dueños quieren venderla, pero no es fácil porque el comprador tendría que rentabilizarla y, para ello, no se puede mantener como está.

Justo después de la publicación del libro, ha habido una iniciativa del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid para pedir que se eleve la protección de la piscina. De esta forma, el Ayuntamiento se haría cargo de una parte y se le podría dar algún uso. Ahora mismo, no es necesario contar con una piscina pública en la zona, ya que casi todos los edificios tienen piscina privada, pero podría adaptarse para personas con movilidad reducida o para convertirse en una especie de gimnasio, por ejemplo.

La piscina Stella tiene mucho potencial, pero, para ello, necesita, por supuesto, el dinero suficiente y, sobre todo, los permisos necesarios para poder transformarse. Sin embargo, el principal interés debe ser conservar un patrimonio que pertenece a todos los madrileños.

P. ¿Qué libro que está ahora en su mesita de noche?

R. He leído como diez o doce libros desde que acabé de escribir. Los he ido devorando porque los tenía atrasados. Ahora mismo el que tengo en la mesilla es ‘4,3,2,1’ de Paul Auster. Tenía muchas ganas de leerlo porque Paul me gusta mucho. 

Tengo ganas de empaparme de otras historias, no solamente leer lo que necesitaba leer para la novela, que cuando estás en ese proceso es algo que pasa mucho. 

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