Cultura

El enemigo de Hitler que salvó la vida a Humphrey Bogart

El hombre al que los amantes del cine clásico debemos tantas noches lluviosas de refugio en 'Casablanca' se llama Leslie Howard y fue asesinado por los nazis

  • Leslie Howard y Humphrey Bogart / -

La vida es una sucesión de momentos fugaces que dirigen nuestro destino a un final. Son breves episodios que a menudo pasan inadvertidos. Solo con el paso de los años y echando la vista atrás uno es capaz de medir hasta qué punto una persona, un beso, una trifulca, una noche de borrachera o todo a la vez cambió para siempre el curso de nuestra historia. El tiempo nos lo dirá.

Oteando una autobiografía de David Niven creo haber sido capaz de vislumbrar el momento y el hombre al que los amantes del cine clásico debemos tantas noches lluviosas de refugio en Casablanca: Leslie Howard. Sin este joven británico no habría existido Bogart, el del cine, y por tanto nadie nos hubiera dicho que “siempre nos quedará París”.

En 1933, Bogie pasaba por una de las peores rachas de su vida. Su padre había fallecido arruinado, y Bogart, de tan solo 34 años, no conseguía trabajo en los teatros. Los efectos de la Gran Depresión eran devastadores para la taquilla. Se ganaba la vida jugando al ajedrez, apostando 50 centavos contra contrincantes que encontraba en los bares. Durante  mucho tiempo, este fue el único sustento que entraba en el diminuto piso neoyorquino de Humphrey y su mujer en aquel entonces, Mary Philips –la segunda esposa del futuro galán de Hollywood-.

Supongo que tener ídolos que triunfan de manera tardía le da cierta tranquilidad a uno. Triunfar joven es de un mal gusto intolerable; ¿qué hacer lo que resta de vida? Pero no van por ahí los derroteros de este artículo. Volvamos a la penosa situación de los Bogart.

El productor teatral Arthur Hopkins estaba en pleno casting para representar ‘El bosque petrificado’ en Broadway. Tenía al actor principal, Leslie Howard, y necesitaba a alguien para el papel del mafioso Duke Mantee, que en la obra, escrita por Robert Sherwood, tomaba a varios rehenes en un bar de carretera.

Bogart fue a hacer la prueba con Howard, Sherwood y Hopkins presentes. Al finalizar escuchó las tres palabras malditas para cualquier actor: “Ya te llamaremos”. Bogie salió cabizbajo, sabiendo que el papel no iba a ser suyo. Y de hecho así iba a ser. A Sherwood y Hopkins no les había convencido. Fue Howard quien insistió en que confiaran en el chico.

La obra fue un rotundo éxito, y Bogart recibió unas críticas excelsas. Tal fue la notoriedad de la representación, que la Warner compró los derechos para hacer la película y contrató a Howard y Bogart para los mismos papeles. Bogie se trasladó a Hollywood entusiasmado en compañía de su mujer. Sin embargo, el batacazo que recibió al llegar fue tremendo. La Warner le pagaba una indemnización pero prescindía de él; querían a la superestrella Edward G. Robinson para el papel de Duke Mantee.

Bogart pidió ayuda a Leslie Howard, que tuvo uno de esos gestos que cambian para siempre la vida de un hombre. El británico abordó a los productores y fue meridianamente claro: “Sin Bogart no hay película”. La Warner no estaba dispuesta a prescindir de este intérprete, así que aceptó el ultimátum de Howard y admitió a Bogart en la película. Al igual que en las tablas de Broadway, Bogie triunfó y entró por fin en el mundo del cine.

Bien es cierto que aún tardaría en convertirse en una estrella. La Warner le explotó muchos años, dándole siempre papeles de gángster. Pero llegó su oportunidad con ‘El halcón maltés’ de John Huston y ascendió al Olimpo de los dioses de Hollywood. No obstante, nada de aquello habría sido posible si un tipo llamado Leslie Howard, al que hoy en día nadie recuerda, se hubiese jugado el pellejo por él.

Muchas veces la vida está escrita por un guionista sin escrúpulos. O por alguien que no ha visto suficiente cine y no sabe que la gente buena merece otro final. A Leslie Howard lo mataron en la Segunda Guerra Mundial. Volvía de Lisboa tras una misión diplomática para su país cuando su avión fue derribado por el Ejército nazi cerca de la costa de Cedeira, en A Coruña. Una de las teorías en torno a su asesinato fue que los nazis sospechaban que en su aeronave viajaba Winston Churchill. Su cuerpo y los de la tripulación jamás fueron encontrados.

El desenlace de Leslie Howard, fallecido a los 50 años, tiene poco sentido, como muchas otras cosas en la vida. Bogart siempre fue consciente de cuánto le debía, y le puso su nombre a su hija Leslie. Ahora ya nadie recuerda a Leslie Howard, pero gracias a él fue posible un mito como el de ‘Casablanca’, un lugar donde, cada vez que vuelve a ser emitida, los franceses cantan a viva voz La Marsellesa, acallando los cánticos nazis en un bar americano. Quién sabe, a lo mejor si haya algo de sentido en todo esto.

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