Los políticos y los mercados compartían vecindad. Los primeros, representados en los leones de bronce del Congreso de los Diputados, vivían separados 400 metros de los dioses –los mercados-, ubicados en el Palacio de la Bolsa, edificio que exhibe sendos medallones de Hermes y Deméter. Utilizando la metáfora de ese combate desigual entre ambos, el periodista John Müller analiza una España en la que “Podemos, Bárcenas y Cataluña se han convertido -según asegura el propio Müller- en la nueva prima de riesgo” contra la que debe luchar Mariano Rajoy.
La lectura completa de la crisis española queda así retratada en el ensayo Leones contra dioses. Cómo los políticos derrotaron a la prima de riesgo y perdieron la oportunidad de modernizar España (Península), que será presentado este lunes en la Fundación Rafael del Pino por el ministro Luis de Guindos. El relato abarca la legislatura de dos presidentes y sus rectificaciones: desde el Zapatero que se cae del "caballo del keynesianismo" en mayo de 2010, hasta Rajoy, cuya rectificación más profunda es el discurso del “no podemos elegir” de julio de 2012; entre medias queda la oportunidad perdida de cambiar y modernizar España. Justamente sobre ese tema -el reto económico y político español-, conversa el periodista John Müller en esta entrevista.
"Los leones muchas veces quisieron trabajar para los dioses y lo han hecho"
-¿Con quién nos quedamos: con los leones o con los dioses? ¿O con ninguno de los dos?
-Leones y dioses coexistieron durante mucho tiempo sin problema. Lo explico al comienzo del libro. Cada uno tiene su palacio en Madrid. Están a 400 metros de distancia. De hecho, los leones muchas veces quisieron trabajar para los dioses y lo han hecho. En un país como España los dioses han conseguido capturar a los leones y domesticarlos para ponerlos a su servicio. Una visión moderna tendría que preconizar que ambos vivieran muy separados. Las puertas giratorias se convierten en tales cuando los leones entran en el reino de los dioses. En España ese tránsito existía, esa convivencia, pero no era alarmante, puede que existieran fricciones pero no enfrentamientos. El que rompe ese equilibrio entre leones y dioses es Zapatero, cuando provoca el déficit de 2009 con sus políticas keynesianas y luego comete el error de irse a Davos con Papandréu. Todo el mundo creyó, a partir de ese momento, que España era igual a Grecia. Comienzan a sembrarse las dudas, a las que se suma la mala gestión económica de Zapatero, que no hacía más que empeorar la situación.
-Reprocha usted a Zapatero su poca formación económica. ¿Ese reproche no es extensible a otros líderes europeos?
-Se le da demasiada importancia, no sé por qué, a la afirmación que aparece en el libro sobre el hecho de que Zapatero fuera el presidente peor formado en asuntos económicos. Para mí no es un factor gravitante de lo que hizo durante su presidencia. Él, para compensar esa falta de experiencia, fichó a Pedro Solbes, con todo lo que significaba Solbes dentro del PSOE y la Unión Europea. Su poca formación económica era importante en la medida que marca y abre su sensibilidad hacia unas determinadas decisiones. Esa falta de sensibilidad hizo que Zapatero diera respuestas políticas a cuestiones económicas. Por ejemplo: le encandiló la idea de la reforma de las pensiones porque veía que a los mercados le impactaba mucho.
-Pero a la luz de la ruptura del equilibrio entre política y mercados, ¿por qué atribuye a Zapatero la ruptura?
-Al hecho de que, al mismo tiempo que estaba con los leones, se puso a las órdenes de los mercados. De tanto actuar sobre las expectativas de la gente, Zapatero no se dio cuenta de que se ponía a la orden mercados. Un presidente con una formación económica más sólida o con mejores asesores, se habría dado cuenta de que no tenía que ponerse a las órdenes de los mercados, sino liderarlos.
"De tanto actuar sobre las expectativas de la gente, Zapatero no se dio de que se ponía a la orden mercados"
-Cuando usted habla de la irrupción de Podemos en las elecciones europeas como nuevo actor político…
-Digo que es la nueva prima de riesgo.
-Pero asegura que el detonante que encumbra a Pablo Iglesias es el hecho de que tanto Zapatero como Rajoy aseguraron tomar sus decisiones porque la realidad no les dejó otra opción ¿Qué otras responsabilidades hay?
-Hay responsabilidades políticas, Zapatero las pagó en 2011.
-Ya, claro, pero las pagó también el ciudadano…
-Sin duda. Pero Zapatero destruyó a su partido. El legado de Zapatero, interpretado por Rubalcaba, destruyó al PSOE, que es un partido al que se lo está comiendo a mordiscos un tiburón que se llama Podemos. En el caso de Rajoy, con la rectificación, el problema nos lleva a preguntarnos si nos dijo la verdad o no antes de las elecciones. Lo más probable es que Rajoy lo supiera y nos haya engañado.
-En el libro plantea que esta legislatura ha sido una oportunidad perdida. Más que aumentar los ingresos del Estado por la vía de la recaudación, asegura que lo importante era recudir del gasto no productivo. ¿Fue inútil la reforma fiscal?
-Fue una medida frágil, que no inútil. No nos sirve para crecer más ni para ser un país mejor. Está comprobado que cuando haces un ajuste como el que tuvo España, al aumentar los ingresos vía impuestos, te estás pegando un tiro en el pie. En el ajuste que ha hecho Mariano Rajoy, aunque Montoro insista en que han contenido el gasto en administración, la proporción de reducción es tan baja con respecto al tamaño de la deuda pública asumida (porque eso es lo que Montoro nunca suma: la nueva deuda pública, este año agrega sólo 55.000 millones), que ponen en cuestión el virtuosismo de la reforma del PP.
"En un ajuste como el de España, al aumentar los ingresos vía impuestos te estás pegando un tiro en el pie"
-Cita en su libro a Rahm Emanuel, primer jefe de gabinete de Barack Obama. Él dice: “Nunca desperdicies una verdadera crisis (...) una crisis es una oportunidad de hacer cosas que nunca hubieras pensado hacer antes”. ¿España perdió su oportunidad de modernizarse? ¿Es recuperable?
-No. Es una oportunidad perdida. El momento crítico de la crisis pasó y se acabó en 2013. Las nuevas primas de riesgo son Podemos, Cataluña y Bárcenas… Ojo, eso es importante: la salida de la crisis coincide o acaba en de enero de 2013, con la publicación de que Bárcenas tiene dinero en Suiza. Ahí se acaba el Mariano Rajoy que lucha contra la crisis. A partir de ahí tenemos un Mariano Rajoy que está en la hamaca, pensando en los problemas de su partido. El impulso reformador del PP se acaba con Bárcenas, porque tiene una situación de corrupción interna gravísima en su partido.
-Alude a dos dimensiones en la crisis: la económica y la política. Pero no entra a valorar la dimensión moral. ¿Por qué?
-España es un país de moral situacional. Va cambiando según los acontecimientos. La moral que hay hoy frente a la conducta de un banquero o un político no tiene nada que ver con la que existía hace diez años. Por eso prefiero que cada uno, desde su situación, lo juzgue. Puedo hacer un análisis político o económico, pero lo moral corresponde a los filósofos. La gente no come de visiones morales. Si mañana desparecen 10 puntos del paro, la moral le va a importar muy poco a nadie. Uno de los problemas de las visiones morales es que hay que repartir las culpas de la manera más equitativa. Los ciudadanos han tenido mucha responsabilidad en todo lo que ha pasado, pero no se ha reconocido por esa visión buenista del pueblo.
-El 2015 es un año electoral cubierto con la vitola de la recuperación…
-Es un año perdido. Para la economía lo es.
-Asumimos que de recuperación... ¿nada?
-El 2015 será el año en que el gobierno intervendrá menos en la economía, porque no tiene ninguna reforma prevista, con lo cual el mercado podrá actuar con más estabilidad. No habrá más que cosas positivas. Vamos a crecer bastante, porque la coyuntura internacional del petróleo y la caída del euro nos favorece. El problema es que a Rajoy en mayo y junio se le va a mover la silla, y mucho. Se va a ir de vacaciones atrincherado. Habrá todo tipo de críticas cuando el PP pierda poder territorial en las elecciones municipales y autonómicas. Habrá un cuestionamiento sobre el liderazgo de Rajoy. Vamos a llegar a las elecciones anticipadas en Cataluña, que van a ser plebiscitarias, y con las que los soberanistas van a mantener su tema del independentismo y luego nos precipitaremos en una elecciones generales, que a Rajoy le conviene que sean lo más tarde posible, para dar tiempo a que se vea una recuperación.
"Con la publicación de que Bárcenas tiene dinero en Suiza, en enero de 2013, se acaba el Mariano Rajoy que lucha contra la crisis"
-¿Y la habrá?
- Hay quienes dicen que este año vamos a crecer al 3%, porque se cree que el sector exterior va a sumar un punto al crecimiento del PIB. Vamos a volver a tener superávit, enmascarado por el petróleo y el euro. El punto es que no sabemos qué poder político se va a constituir. Mientras Berlín envía un mensaje de coalición, que se refleja en la Comisión Europea con socialdemócratas y socialcristianos, el panorama va a ser modificado radicalmente por Grecia. Puede aparecer en la Europa del Sur un modelo que no asuma el paradigma alemán, sino un paradigma de frente popular de izquierdas que se oponga a la conciliación. Ese es el gran juego político. Así como hubo una corrida bancaria, habrá una corrida política. La gente va a sacar la confianza que tiene depositada en el PSOE y el PP y se la va a llevar para otro lado.
-Y, que sepamos, rescates políticos no hay…
-Mira qué curioso, hemos salido del saneamiento fiscal del Estado y estamos en el saneamiento político…
-Habla del primer decreto Guindos (quien presenta su libro por cierto) como un intento fallido y del segundo como de un intento demasiado intervencionista. ¿Entonces?
-Guindos, para ser un liberal, muestra bastantes virtudes como banquero público, como interventor del Estado en la banca privada. Efectivamente, el decreto Guindos II fue una enérgica intervención en la banca española, como nunca en la historia. Guindos sí leyó lo que querían los mercados.
-Y sale muy bien parado en este ensayo, además.
-Lo cual es muy extraño, porque en todas mis columnas no he dejado de darle palos. Aunque sí es verdad que en el libro queda retratado como alguien que ha hecho algo eficaz. La pregunta es cuánto nos ha costado una sobreactuación suya, si la hubo. Si no era necesaria una intervención tan enérgica como la que hizo Guindos, ¿cuánto hemos tenido que dar de más para pagar eso? Sin duda el sistema financiero está mejor. Pero... a Guindos le dijeron que tenía un grano en un dedo y él decidió cortarse el brazo. Con eso consiguió lo que no consiguió Zapatero: ponerse al frente de los mercados.