Cuando la Mona Lisa fue robada del Louvre en 1911, pasaron veinticuatro horas antes de que nadie supiera que había desaparecido. Después, miles de personas acudieron a ver el espacio vacío donde había estado colgado el lienzo. Muchas de ellas no habían visto nunca la pintura. En El robo de la Mona Lisa. Lo que el arte nos impide ver, Darian Leader aborda la intrigante historia del robo del cuadro y la reacción del público a dicho acontecimiento como punto de partida para explorar la psicología de la observación del arte visual.
Todo ocurrió de forma rocambolesca. Una mañana de verano, el pintor italiano Vincenzo Peruggia, se paseaba en el Louvre. Unos minutos más tarde salía con la Mona Lisa escondida bajo una voluminosa bata blanca. A pesar de que Peruggia había dejado estampadas sus huellas digitales por toda la escena, la policía parisina demoró dos años para recuperar la pintura y detener al ladrón. Durante todo ese tiempo, el lienzo fue escondido en un baúl.
A propósito de la anécdota del robo, el libro plantea una serie de preguntas ¿Qué esperamos ver en una pintura, y qué es lo que esconde de nosotros? ¿Por qué algunos artistas se sienten obligados a vivir de un modo más colorido que sus propias obras? ¿Y por qué la policía equivocó su larga investigación sobre el robo de la obra maestra de Leonardo? ¿Es la obra de arte una suerte de pantalla que cubre aquello que está inmediatamente detrás: la muerte, el vacío, el horror, la Cosa lacaniana?
Publicado ahora en español por la editorial Sexto piso, el libro del psicoanalista reconstruye –con algunas ausencias, según señaló la crítica británica- el relato de anécdotas extrañas, que condimenta con una observación perspicaz y el análisis de ejemplos tomados del arte clásico y contemporáneo para crear una teoría sobre lo que vemos y no vemos en el arte. De cómo a menudo lo esencial es lo ausente, aquello que por definición queda más allá de toda representación, y que la obra de arte señala (o conjura) al abrir un vacío positivo.