Este 1 de agosto España pierde oficialmente el control de parte de su territorio. En concreto, la Administración cede un islote de 6.820 metros cuadrados de superficie, un territorio de algo más que un campo de fútbol situado en la provincia de Guipúzcoa. El nuevo ‘dueño’ será el gobierno francés, pero no se preocupen, en seis meses España retomará el control de este condominio.
Los condominios han sido una vía diplomática para la resolución de conflictos entre Estados, una partición salomónica que contempla el derecho internacional para pacificar zonas fronterizas en las que existían dudas y disputas sobre la soberanía de un territorio. En el caso del pequeño islote hispano-francés, fueron las disputas entre pescadores vascos y franceses el motivo de tensión entre los dos Estados.
La isla ha servido como escenario diplomático para encuentros de primerísimo nivel como el que reunió a dos de los reyes más poderosos de la historia europea, Luis XIV y Felpe IV. El rey Sol y el monarca de las Meninas se reunieron en 1660 para ratificar el Tratado de los Pirineos, firmado el 7 de noviembre de 1659, por el cardenal Mazarino y Luis de Haro. El tratado ponía fin a largos años de enfrentamientos entre los dos reinos y lo que acabará siendo más importante para la historia española, Felipe IV casaba a su hija María Teresa con el rey Sol.
En el juego de tronos de la Europa moderna, las bodas eran tan importantes que las guerras, y las Coronas españolas y francesas llevaban generaciones interconectando a sus vástagos, con el resultado que María Teresa y Luis XIV eran primos hermanos tanto por vía paterna como materna. Como broche de oro a esta política de alianzas matrimoniales, uno de los nietos de María Teresa, Felipe, terminará instaurando la casa Borbón en España tras la guerra de Sucesión.
La reunión entre Felipe IV y Luis XIV quedó retratada por el pintor francés Jacques Laumosnier, del mismo modo que unos años antes el pintor neerlandés Pablo van Meulen pintó otra entrega de princesas producida en el Bidasoa el 9 de noviembre de 1615, como parte del acuerdo de la Tregua de los Doce años. En ese caso, la Monarquía hispánica entregaba a una de las hijas de Felipe III, Ana de Austria, para desposarse con Luis XIII, a cambio de que la hija de Enrique IV de Francia, Isabel, se casara con el que acabaría siendo Felipe IV. De esta forma, la isla se convirtió en una pasarela de princesas y futuras reinas de ida y vuelta, pues como hemos visto, María Teresa, nacida en El Escorial, fruto de la relación entre Felipe IV e Isabel, repetirá el camino inverso de su madre para acabar en el trono francés, engendrando al padre del que se convertirá en el primer Borbón español.
Intercambiador de princesas
El siglo XVII fue el más fecundo para este tipo de intercambios, que continuarán en el XVIII con el intercambio de Luisa Isabel de Orleans por María Ana de Borbón y la entrega de la hija de Felipe V, María Teresa Antonia, casada con el primogénito de Luis XV y padre de Luis XVI, el rey guillotinado.
En el siglo XIX dejarán de verse este tipo de entregas con la conversión de Francia en una república de forma definitiva a mediados de siglo, y la isla seguirá siendo noticia por los tradicionales enfrentamientos entre pescadores vascos y galos.
Los sucesivos tratados de Bayona de las décadas de 1850 y 1860 fijaron las fronteras hispano-francesas y la isla quedó con el estatus de territorio compartido. El 27 de marzo de 1901 se firmó el actual convenio con la intención de poner "término de ese modo al estado de incertidumbre en que se encuentran acerca de los derechos de vigilancia y de jurisdicción que corresponden a cada uno de ambos países en dicha isla", tal y como recoge el acuerdo.
Actualmente el cambio de soberanía de un islote deshabitado en mitad de la desembocadura de un río no conlleva muchas implicaciones, salvo la aplicación de la justicia de uno u otro país. Los tres primeros artículos del convenio dan buena cuenta de la principal preocupación sobre este territorio:
Artículo I. El derecho de vigilancia en la isla de los Faisanes corresponderá por turno a España y Francia, durante seis meses, en el orden que determine la suerte.
Art. II. Los españoles y franceses son justiciables de sus Tribunales nacionales respectivos por las infracciones que cometan en la isla de los Faisanes.
Art. III. Los delincuentes de otra nacionalidad son justiciables de los Tribunales del país que ejerza el derecho de vigilancia en la isla de los Faisanes cuando la infracción se cometa. Sin embargo, si se hallan juntamente complicados en una misma causa en unión de españoles o de franceses, serán justiciables de los-mismos Tribunales que éstos.
A partir de este martes y hasta el 1 de febrero de 2024, se aplicará el código penal español en el caso de la comisión de algún delito dentro de los márgenes de la isla.
El caso de Andorra
La ahora famosa Meca de los streamers españoles que buscan pagar menos impuestos, fue en época medieval un condominio entre varios poderes de ambos lados de los Pirineos. El Principado de Andorra es un coprincipado parlamentario que mantiene este curioso estatus desde época medieval. Una larga serie de disputas entre varias familias a ambos lados de la actual frontera franco-española, herencias y alianzas dieron como resultado que el gobierno andorrano, entonces un territorio muy pobre, acabara en manos del obispado de Urgell y una familia de condes franceses.
Desde época medieval, Conde y Obispo se turnaban en años alternos la prerrogativa de aprobar y cobrar impuestos y nombrar representantes locales para impartir justicia. Asimismo, debían abstenerse de hacer la guerra dentro de Andorra, donde cada uno podría reclutar soldados. En el siglo XXI, Andorra es un país independiente y democrático en el que los jefes de Estado, bajo el título de copríncipes, siguen siendo el presidente de la Seo de Urgel y el presidente de la República de Francia.