La película, dirigida por Zhan Yimou, se desarrolla casi en su totalidad en el interior de una iglesia católica, donde se produce la transformación del personaje principal interpretado por Christian Bale (John), que presenta un papel aceptable. Da vida a un americano canalla, un tanto egoísta, alcohólico y oportunista que acaba ofreciendo su imagen occidental al amparo de sus protegidas.
El film se presenta como un trabajo coral bastante bien medido, con una puesta en escena aceptable, un brillante manejo del color, la iluminación y el sonido, tanto es así que los disparos son disparos y asustan.
Es, quizás, una obra demasiado patriótica con afán propagandista, que se queda en un intento de mostrar la barbarie de la guerra y deja pasar por alto el conflicto entre nacionalidades para resaltar sobre todo las emociones; está enfocada al plano de la evolución de los personajes. Aunque sí que es bien cierto que la historia es la que es, en esta pieza se echa en falta algún buen gesto por parte del bando japonés.
El guion es bastante plano, con algunas escenas mal tratadas y otras un tanto “gore” que acaban convirtiendo la sangre en dolor y, que pueden incomodar al espectador. Quizás el director busca lograr su cometido mostrando imágenes que tardaran en borrarse de la mente.
Yimou se ha dotado de muchos medios en esta obra pero no ha conseguido un resultado demasiado excelente; el trabajo se deja ver, y pese a que el metraje es largo, no se hace nada pesado. Quizás ayude la sutileza con la que una de las protagonistas, Ni Ni, encara su papel para trasmitir el poder seductor de una bella mujer en una situación límite.
El director chino, perteneciente a la quinta generación de cineastas, opta por ofrecer una versión un tanto comercial y fuera de contexto de “la masacre de Nanking”, cayendo en el error de elogiar al héroe americano, que bastante poco pintaba en esta contienda.