Cultura

Jan Herdlicka, el fotógrafo de la memoria

¿Se pueden fotografiar las realidades inmateriales? ¿Cómo es, físicamente, un recuerdo? ¿Puede un pensamiento atraparse con un disparador de una máquina de fotos? El joven fotógrafo alemán afincado en Berlín Jan Herdlicka trata de responder a estas cuestiones con su serie Raumverdichtungen, o “condensación del espacio”.

  • Alexanderplatz, Berlín. Raumverdichtungen.

Con apenas 26 años, Jan Herdlicka está dando sus primeros pasos en el mundo del arte, cámara de fotos en mano. Este verano el diario de tirada nacional germano Süddeutsche Zeitung le dedicó un importante espacio en sus páginas celebrando sus pequeños paquetes de fotos coleccionables hechos a mano, que se pueden adquirir por Internet. Antes, Herdlicka pasaba por ser un desconocido en esto de la fotografía artística y sus trabajos sólo se topaban con puertas cerradas. Ahora, gracias a esos sobres manufacturados, que van ya por su quinta edición, “otros artistas están atentos a lo que hace”, al igual que “las revistas que antes rechazaron sus fotografías”, apuntaba el periódico editado en Múnich.

 “No me consideraría a mí mismo como un fotógrafo, sino como un artista que trabaja con los medios que ofrece la fotografía”

Herdlicka no oculta sus pretensiones artísticas. De otro modo, sus proyectos, incluido Raumverdichtungen, resultarían incomprensibles. “No me consideraría a mí mismo como un fotógrafo, sino como un artista que trabaja con los medios que ofrece la fotografía”, dice en declaraciones a Marabilias. Sus imágenes ofrecen un viaje a un mundo nebuloso, donde lo representado, más que percibirse con nitidez, se siente gracias a formas evocadoras. No interesan a este fotógrafo los detalles de la realidad visible, pues su intención pasa por reproducir algo más. “Mi trabajo no muestra el mundo tal y como se puede ver con los ojos abiertos, sino el mundo que se puede ver con los ojos cerrados”, expone.

En este sentido, su serie Raumverdichtungen quiere representar los recuerdos que se tienen de determinados lugares. “Hay algunas cosas que olvidamos y otras que permanecen, y nuestros recuerdos animan la emergencia de otros lugares que están lejos de la realidad, que pertenecen más a ensoñaciones o a reminiscencias”, señala, aludiendo a las imágenes que está produciendo para comunicar esa concepción de la mente como “espacio condensado”. En ellas, se mezclan y superponen los escenarios berlineses, y se presta especial atención a lo arquitectónico. Gracias, entre otras cosas, a exposiciones múltiples y encuadres poco habituales, Herdlicka deja que la luz haga el resto sobre su película en blanco y negro.

El viaje a la esencia de la memoria a través del blanco y el negro

Esos colores tienen “una mayor relación con el pasado”, indica antes de aclarar con tono pragmático que imaginar sus fotografías en color supondría exponer al público a clichés “probablemente demasiado caóticos y sin estructura”. El blanco y negro, en definitiva, le permite viajar a lo que él llama la “esencia de la memoria”, pues en los recuerdos de los lugares, según dice, todo se mezcla. “Uno no puede recordar los lugares como son realmente”, insiste. De ahí que en sus fotos aparezcan superpuestos los rascacielos de Potsdamer Platz, que la elevada Torre de televisión berlinesa, cerca de Alexander Platz, se confunda con las nubes, o que un mismo edificio pueda aparecer varias veces en una misma imagen y bajo distintos puntos de vista.

El proyecto de Raumverdichtungen llegó de forma completamente intuitiva

La apuesta artística de Herdlicka es todo un acto de reconocimiento al pictorialismo fotográfico de finales del siglo XIX y principios del XX. Entonces, frente a la primera popularización de las máquinas fotográficas y la consiguiente estandarización de la fotografía, el “movimiento pictorialista trató de proponer otra imagen de lo real, privilegiando la sensibilidad del artista-fotógrafo”, según ha explicado Charlotte Denoël, conservadora de la Biblioteca Nacional de Francia, en París. Genios de la historia del arte asociados a esta corriente son el galo Robert Demachy (1859-1936) y los estadounidenses Alvin Coburn (1882-1966) o Edward Steichen (1879-1973).

Herdlicka en busca de su propio lenguaje visual 

Ante estos maestros, el joven Herdlicka reconoce que aún está en proceso de búsqueda de su propio lenguaje visual. Porque, en realidad, al proyecto de Raumverdichtungen llegó de forma completamente intuitiva. De hecho, en sus inicios, se sintió inspirado para hacer clichés por las obras de los estadounidenses Joel Meyerowitz y Bruce Gilden, y del japonés Daido Moriyama; instituciones todos ellos de la fotografía callejera. Sin embargo, su trabajo lleva tiempo por otros derroteros, aunque siga utilizando carretes en las calles de Berlín. “Sigo haciendo fotografía clásica, pero parece que me he movido hacia algo más holístico”, afirma.

En Francia, país donde nació la fotografía, también se persiguió capturar imágenes del pensamiento, y hasta del alma

Recuerda su voluntad de hacer ver lo inmaterial la cuanto menos curiosa escuela de autores que en los albores del arte fotográfico decían poder capturar espíritus con sus cámaras. Dicha corriente tuvo en el estadounidense William H. Mumler (1832-1884) uno de sus precursores. En Francia, país donde nació la fotografía, también se persiguió con fines científicos el capturar imágenes del pensamiento, y hasta del alma. Hippolyte Baraduc (1850-1909) es uno de los nombres célebres de esta decimonónica y curiosa aventura visual.

El tiempo dirá si las creaciones de Jan Herdlicka se inscribirán en los anales de la historia de la fotografía. Entre tanto, siempre se puede apreciar el resultado de sus estéticas imágenes. Éstas invitan, en último término, a disfrutar visualmente de cerrar los ojos.

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