Francisco Umbral convirtió su vida en un misterio y ahora el documental 'Anatomía de un dandy' saca a la luz grabaciones inéditas que descubren la dimensión más frágil, vulnerable y desconocida de un escritor y periodista que ideó su propio personaje y escondió su verdadera persona bajo abrigos y bufandas. Esa imagen ahora queda menguada con esta cinta, narrada por la actriz Aitana Sánchez-Gijón, que se presenta este lunes 26 de octubre en el marco de la Seminci de Valladolid y llega el próximo 20 de noviembre a los cines.
Francisco Umbral (Madrid, 1932 - Boadilla del Monte, 2007), Premio Cervantes en 2000, escribió más de 110 libros y más de 135.000 artículos para hablar de los temas comunes que, a su juicio, preocupan al ser humano: la soledad, la ambición, el sexo o el instinto de matar y de morir. "Contando mi vida cuento la de los demás", señala en una de estas grabaciones a las que tuvieron acceso los directores de este documental, Charlie Arnaiz y Alberto Ortega.
Al igual que hizo en su momento Valle-Inclán "con su capa, su barba y sus frases", tal y como recuerda el propio escritor en estos testimonios inéditos, Umbral estableció una estrategia de marketing: "Lanzar primero al personaje y luego la obra". Según recuerdan algunos de los invitados a participar en la cinta, el escritor llevaba melena, piel de astracán y cuello alto, y era un "friolero profesional" que no se quitaba el abrigo ni en pleno mes de agosto. Pero, ¿Quién se escondía detrás de este personaje que, tal y como señala el periodista Manuel Jabois, escribía casi exclusivamente de sí mismo y del que la gente no sabía lo más fundamental?
Tal y como comenta Charlie Arnaiz, cuando Umbral señaló en una entrevista que con tan solo cinco años se miraba al espejo y se gustaba verse como escritor, uno se da cuenta de que para llegar a serlo, "lo primero que tenía que hacer era cuidar esa imagen" y crear una "hoja de ruta para llegar a ser Umbral".
En este sentido, Alberto Ortega señala que uno de los objetivos de este documentar era "reflejar la construcción de un personaje de ficción con el que se disfrazó toda la vida" y mostrar las "diferentes capas" con las que cubrió la verdad de su persona, que había tenido "muchos problemas desde la infancia".
Yo me siento un poco quinqui por mis orígenes, mi escuela, todo eso yo lo llevo grabado. Eso a mí me impide integrarme plenamente en las clases superiores. Yo siempre seré aquel niño que mira desde lejos la fiesta y dice: estos hijos de puta"
La periodista y escritora Rosa Montero, que le conoció cuando ella apenas tenía 20 años, lo recuerda como una persona "muy herida, necesitada del amor y del reconocimiento de los demás" que aparentaba haber estado "muy herida desde joven", mientras que el también escritor Raúl Del Pozo señala en esta cinta que "era un hombre lleno de frío, y tenía el frío de la niñez de la posguerra, el hambre, la miseria, el insulto, la enfermedad".
Preguntado por su carácter marginal y su carácter de "bandido de la literatura española", Umbral se define a sí mismo como "un quinqui vestido por Pierre Cardin". "Yo me siento un poco quinqui porque mis orígenes, mi escuela, todo eso yo lo llevo grabado. Eso a mí me impide integrarme plenamente en las clases superiores. Yo siempre seré aquel niño que mira desde lejos la fiesta y dice: estos hijos de puta", señala en estas grabaciones inéditas.
La madre, el hijo y el padre
Tal y como cuenta Charlie Arnaiz, Umbral fue hijo de madre soltera en una época "muy diferente" a la actual, y "sufrió las consecuencias de que su padre no lo admitiera del todo". "Se sentía como una persona que contemplaba desde fuera la fiesta a la que no había sido invitado. Hay incluso libros biográficos que hablaban del frío que sentía desde la infancia, a lo que se sumó la muerte de su madre cuando era adolescente", ha señalado.
Precisamente, tal como el propio Umbral lo revela, ella fue quien le inició en la literatura y sobre ella escribió en 'El hijo de Greta Garbo' (1982), probablemente el libro en el que más se encierra su confesión biográfica. "Hay un enamoramiento de mi madre", señala Umbral en estas grabaciones inéditas, en las que también reconoce que vivió su pérdida "muy angustiosamente" y con una "desesperación espantosa".
Sin embargo, el autor, que hablaba de la literatura como la "fornicación con el lenguaje", descubrió con pena que su madre había sido una rémora en su carrera como escritor, y su muerte, tal y como cuenta en esta grabaciones inéditas, supuso para él una liberación. Su encuentro con el escritor Miguel Delibes fue el empujón definitivo para dedicar su vida a lo que él siempre había querido hacer.
El otro gran misterio de la vida De Francisco Umbral fue su padre, de quien inventaba diversas facetas cada vez que alguien le preguntaba por él. Según sus propias palabras, había sido un escritor secreto, pero también un represaliado político, un hombre que falleció muy pronto pero en otras ocasiones alguien con quien tenía poca relación. La versión real, la que desveló el periodista Manuel Jabois en El País en 2015, identifica a su progenitor como el abogado Alejandro Urrutia.
'Mortal y rosa': "Surgió la tragedia"
Según apunta Arnaiz, más allá de la pérdida de su madre y de la relación con su padre, "el golpe más duro" en la vida De Francisco Umbral fue la muerte de su hijo, lo que supuso un "cóctel molotov" para que su personalidad estuviera herida. Su nacimiento, y no el matrimonio con María España, fue lo que realmente cambió su vida, tal y como confiesa en este documental. A él le dedicó 'Mortal y rosa' (1975), tras su muerte con cinco años a causa de una leucemia.
Como cuenta España en este documental, su hijo fue un "descubrimiento" y reflejó quizás "la infancia que él nunca tuvo". "Paco, que iba por la vida de duro, no era realmente así. Tenía otra faceta que poca gente conocía: era un hombre muy sensible y muy dulce", señala la que fue esposa de Umbral en el momento más emotivo de esta cinta, en la que se escucha al escritor hablar con su hijo, con una voz casi irreconocible y muy diferente al tono grave que se recuerda de él en entrevistas y actos públicos.
"Cuando escuchábamos esas cintas nos dábamos cuenta del hallazgo que habíamos hecho", cuenta Ortega, quien destaca la faceta irreconocible de padre que se escucha en las grabaciones, en las que, además, llama la atención que su hijo le llamaba por su pseudónimo, lo que indica "hasta qué punto formaba parte de su identidad".
El niño te dice siempre la cosa que menos puedes imaginar. Es otro ser como de otro planeta. Le dejas que te coja de la mano y te lleva a mundos que no descubrirías nunca"
"El niño te dice siempre la cosa que menos puedes imaginar. Es otro ser como de otro planeta. Le dejas que te coja de la mano y te lleva a mundos que no descubrirías nunca, lo más insólito, lo más apasionante", señala en estas grabaciones inéditas Umbral, quien reconoce que la paternidad le abrió la ventana a una escritura "nueva y rica".
La "ternura" y "disposición" de Umbral para que el hijo no se sintiera mal durante su enfermedad se advierte en los cuentos que le narraba y de los que ha quedado registrada alguna de las historias que "Papito", como le llamaba, se inventaba entre "robots", "astronaves", "nubes de tomate" y "espacios siderales".