Los antepasados del poeta sevillano Gustavo Adolfo Bécquer se arruinaron sin saber que en la finca que poseían en Tomares (Sevilla) había un tesoro romano de incalculable valor, las 80.000 monedas de la época romana descubiertas en ánforas la pasada semana. Así lo ha desvelado el Archivo histórico provincial de Sevilla en su página de Facebook, al publicar algunos de los documentos que atestiguan que la finca fue adquirida en el siglo XVII en la zona del 'Zaudín Alto', hoy conocida como parte del término municipal de Tomares.
El mayorazgo incorporaba además grandes posesiones de terreno en las localidades de Tomares y Utrera, así como molinos en Écija
La familia Bécquer, de origen flamenco, "eran exportadores de lana por el puerto de Sevilla, y adquirieron la propiedad del caserío en el siglo XVII", señala el archivo sevillano, que subraya que en 1622 Miguel Bécquer, fundó el Mayorazgo de la familia, en el que entre otras propiedades figuraba 'Zaudín Alto'. Sin embargo, los sucesores de esta familia, no supieron cómo administrar los bienes y terminaron casi arruinados, "aunque el mayorazgo, y por lo tanto Zaudín Alto, perduró en la familia hasta mediados del siglo XIX", aunque el poeta, nacido en 1836, no llegó a conocerlo como propiedad familiar.
Según Eduardo Ybarra Hidalgo, autor de una genealogía del apellido Bécquer, la aparición de este linaje en Sevilla se remonta al siglo XVI, cuando en ella se establece el acaudalado comerciante flamenco Guillermo Bécquer, natural de Meurs, ciudad perteneciente al ducado de Cleves. El mayorazgo de la familia llegó a tener incluso enterramiento propio en la Catedral hispalense, estaba emplazado en lo que hoy son las capillas de las Santas Justa y Rufina. El mayorazgo incorporaba además grandes posesiones de terreno en las localidades de Tomares y Utrera, así como molinos en Écija.
El apellido Bécquer representa a una de las sagas más emblemáticas del romanticismo sevillano y español
Aunque algunos de sus antepasados murieron arruinados, cuando Gustavo Adolfo Bécquer nació lo hizo en el seno de una familia con una buena posición económica, "porque hasta tenían un coche de caballos con un conductor con traje de librea, algo que en aquella época solo estaba reservado para las familias de clase alta", recuerda la secretaria de la asociación Con los Bécquer en Sevilla, Pilar Alcalá, institución vinculada al legado del poeta Gustavo Adolfo Bécquer. Años de pleitos entre descendendientes dan cuenta de ello.
De esta forma, aunque indirectamente, el poeta tuvo relación con estas monedas encontradas la pasada semana en unas ánforas durante unas obras de acometida paralelas al camino interno del parque Zaudín de Tomares, donde las máquinas dejaron al descubierto los recipientes romanos llenos de monedas, que tienen en el anverso la figura de un emperador y en el reverso diversas alegorías romanas, como la abundancia. El apellido Bécquer representa a una de las sagas más emblemáticas del romanticismo sevillano y español. Fue iniciada por el pintor José Domínguez Insausti (Sevilla, 1805-1841), que cambió su apellido por el segundo de su padre, Bécquer. Desde joven trabajó junto a su primo, el también pintor Joaquín Domínguez Bécquer (Sevilla, 1817-1879), dando lugar a una de las vertientes de mayor personalidad del costumbrismo de la segunda mitad del siglo XIX.