Cultura

13 libros de humor que hay que leer antes de saltar desde una azotea

Con tanto apellido vasco, toca cambiar de tercio o subir el listón en lo que al humor se refiere. En días como estos -tensos y terribles- más de una vez quisiéramos ahorcar a alguien o arrojarnos de una azotea. Esta lista de libros impedirá cualquiera de las dos cosas.

A Nick Hornby se le da bien la comedia, también el cine; formato del que sus historias salen airosas y dignas –algo que no todos los autores consiguen tras pasar por el apretado filtro del celuloide-. La prueba más reciente es Mejor otro día, una adaptación de la novela del escritor inglés, autor de éxitos como Fiebre en las gradas, y que se estrena esta semana en España. Aprovechando el paso por la taquilla, Anagrama –que publicó la novela de Hornby con el título En picado- ha vuelto a editarla, esta vez en su colección Compactos.

Dirigida por Pascal Chaumeil, la película retoma el eje central del libro. Se trata de la historia de Martin Sharp, interpretado por Pierce Brosnan, un presentador de televisión venido a menos tras un desliz que tuvo con una niña de 15 años. Le pasó de todo a este hombre: su mujer le dejó y se llevó a sus dos hijas. Sin más remedio que sobrevivir, Sharp  consiguió un empleo en un canal de cable de segunda en Inglaterra. Harto de tan terrible destino, Sharp decide subir a la azotea de Topper’s House la noche de Fin de Año para suicidarse. En esta desternillante historia, a Brosnan le acompañan en el reparto Aaron Paul (Breaking Bad), Tony Collete (Pequeña Miss Sunshine) e Imogen Potts (28 semanas después).

Pero si de comedias se trata –cinematográficas o no- vale la pena citar algunas otras. Por ejemplo, la magnífica serie inspirada en la excéntrica, vital, caprichosa, seductora y adorable  tía Mame, personaje creado por Patrick Dennis, seudónimo de Edward Everett Tanner III y que ha hecho reír a más de uno con sus interminables viajes en compañía de su sobrino, que queda a su cargo tras la muerte de sus padres. Dennis fue un icono de la bohemia de Nueva York, además de uno de los autores norteamericanos más populares de los años cincuenta y sesenta del siglo XX. Su personaje estrella, La tía Mame, que había sido rechazada por diecinueve editores, vendió, al ser publicada en 1955, más de dos millones de ejemplares en Estados Unidos y se mantuvo ciento doce semanas en la lista de los diez libros más vendidos del New York Times. Fue incluso llevada a Broadway y adaptada al cine.  En España la editorial Acantilado ha editado dos de sus libros: La tía Mame (2010) y La vuelta al mundo con la tía Mame (2013).

La comedia de las comedias –aunque sea ácida como un pomelo- es sin duda La conjura de los necios, un libro que no necesita de excusas o razones para leerla –o descubrirla-. En sus páginas, John Keneddy Toole hace una feroz crítica a la clase media a través Ignatius J. Really, el antihéroe por excelencia; el más entrañable y detestable de los protagonistas literarios. Ambientada en Nueva Orleans, la novela cuenta la historia de un hombre que sobrepasa la treintena. Vive en la casa de su madre, con la sensación de ser un absoluto incomprendido. Pero le toca darse de bruces contra el mundo; y es allí donde radica a sustancia del libro. En clave de tragicomedia esta es, sin duda, de las mejores novelas que se escribieron en el siglo XX. Frustrado por la poca atención que recibió de los editores,  John K. Toole se suicidó antes de verla publicada.

Imposible no mencionar  las Memorias de un amante sarnoso, un libro de Groucho Marx en el que obsesión y desfachatez se solapan en hilarante combinación. Tras un amplio repaso por sus aventuras galantes —fracasadas todas—, Groucho se lanza a una hilarante historia universal del amor, o mejor dicho del sexo, “esa gloriosa experiencia que la madre naturaleza improvisó con el fin de mantenernos en pie y, de vez en cuando, acostados”. Otro grande  del género fue el inglés Tom Sharpe, quien con su saga Wilt, revivió lo mejor de la comedia anglosajona. A través de este gris profesor, Sharpe destila el estereotipo de la educada sociedad británica y plantea –a través de un humor corrosivo- las lagunas y contradicciones de quienes forman parte de ella. Fue una saga en toda regla y para muchos autores significó una cantera. De sus páginas bebieron desde Evelyn Waugh –autora de Noticia bomba- hasta el Martin Amis de El libro de Rachel.

Rey del humor ácido e inclemente  –dentro y fuera del cine- pues ese es sin duda Woody Allen, quien tiene en este registro tres libros magníficos: Cómo acabar de una vez por todas con la cultura, Sin plumas y Perfiles, publicados en España por Tusquets en un solo volumen que muestra al Allen más inteligente y mordaz. A mitad de camino entre el relato y el ensayo –algo de eso hay en estos libros de Allen-, también está el magnífico Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer, una compilación de textos escritos por David Foster Wallace en clave de humor e ironía. El título de la colección proviene de un ensayo escrito por el norteamericano tras  un viaje de una semana a bordo de un crucero en el Mar Caribe.

Entre otros clásicos contemporáneos para una bitácora del humor están Mi familia y otros animales, de Gerald Durrell, un libro que inicia su trilogía autobiográfica que transcurre en la isla griega de Corfú y que ha dado páginas y páginas de hilarante enciclopedia humana y animal; también toca mencionar El mundo ha vivido equivocado, del argentino Roberto Fontanarrosa; La Guía del autoestopista galáctico, una novela de ciencia ficción de Douglas Adams publicada en octubre de 1979 aunque originalmente fue concebida como una radiocomedia.

Para comedias recientes, una bastante acre: Ha vuelto (Seix, Barral, 2013), una historia escrita por Timur Vermes, reportero del Abendzeuting y el Express de Colonia, quien resucita nada más y nada menos que a Adolf Hitler. El Hitler, quien se despierta, aturdido, en un descampado de la Alemania de 2011, recorre las calles de Alemania vestido con su uniforme militar. Tiene 56 años y no sabe qué ha pasado, pero de algo está seguro: ha venido a salvar al pueblo alemán, a plantarse de nuevo como el hombre que alguna vez fue: el Führer. Y a su manera lo consigue.  Envuelto en la simpatía –o la estupefacción- de quienes le creen un comediante, Hitler salta a la televisión y se convierte -¿otra vez?-en un fenómeno de masas.  Diez millones de visitas en Youtube, portadas en la prensa, autógrafos para niños y ancianas, saludos con el brazo alzado y la palma abierta de maquilladoras y secretarias. El libro, que ha logrado vender miles de ejemplares nos planta ante la pregunta… ¿Está bien reírse con Hitler?

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