Cultura

Icíar Bollaín: "Nevenka habló porque tenía que sobrevivir"

La cineasta compite por la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián con una ficción que recrea el acoso de Ismael Álvarez, exalcalde de Ponferrada, a Nevenka Fernández

Rodaje de 'Soy Nevenka', de Icíar Bollaín
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Licenciada en Económicas, Master en Administración de Empresas, experiencia como becaria en la prestigiosa consultoría Arthur Andersen y campeona de judo a los 14 años. Inteligente, preparada y fuerte. Nevenka Fernández lo tenía todo para comerse el mundo cuando apenas tenía 24 años. En Ponferrada, su ciudad natal, le ofrecieron sumarse a las listas del PP en las elecciones de 1999 y poco después se convirtió en concejala de Hacienda.

El entonces alcalde, Ismael Álvarez, además de depositar en ella su confianza, convirtió su etapa en el consistorio en un calvario, una situación de acoso sexual que quedó demostrada ante los tribunales, donde los jueces dieron la razón a Fernández.

No se supo más de esta mujer que eligió emigrar tras lo sucedido, primero a Reino Unido y luego a Irlanda, hasta que hace apenas tres años Netflix estrenó un documental en el que ella aportaba su testimonio con su propia voz y rostro. Ahora, su historia también llega al terreno de la ficción con Soy Nevenka, la nueva película de Icíar Bollaín, con la que la cineasta compite por la Concha de Oro en la Sección Oficial del Festival de San Sebastián, que acaba de arrancar su 72 edición y donde se espera la presencia de la propia Nevenka Fernández para apoyar este proyecto.

"Es una gran historia y en ese sentido es atemporal, se puede contar en cualquier momento, tiene una épica. Además de hablar del acoso, es alguien que se enfrenta a una persona muy poderosa, con muy pocos apoyos -alguno fundamental que no te esperas, de alguien de la oposición- y que además vence. Es David contra Goliat, y el primer caso que se gana", recuerda la directora en una entrevista a Vozpópuli con motivo de su participación en el certamen donostiarra.

Volver a recordar aquel caso, la primera vez que una víctima de acoso sexual en el terreno político ganó un juicio, le pareció "pertinente" porque aunque cree que "la sociedad ha cambiado y ve a las víctimas de otra manera, con una respuesta social muy diferente" hacia ellas, también opina que "hoy en día es difícil entender el acoso", con una pregunta y una duda común en la sociedad: "¿Por qué no se va?".

"Merecía mucho la pena contarlo en el presente porque, aunque el acoso se comprende más, no entendemos la parálisis de las víctimas" Icíar Bollaín, cineasta

Bollaín decidió abordar esta historia real como si se tratase de un "thriller de terror psicológico", en el que la protagonista es "una chica fuerte, brillante, empoderada", que acaba de llegar de hacer prácticas en una empresa potente con sede en Madrid, alguien que "se desenvuelve perfectamente" en la vida y que, sin embargo, se hunde cuando se topa con el personaje protagonista masculino de la cinta. "Merecía mucho la pena contarlo en el presente porque, aunque el acoso se comprende más, no entendemos la parálisis de las víctimas", recalca la directora.

Una de las cuestiones que cuesta encajar en el presente es el motivo que tienen las agredidas para no denunciar ante un juzgado. Sobre este asunto, Icíar Bollaín cree que se debe a que es "un proceso muy doloroso y pedregoso para las víctimas, con muy pocas garantías de salir bien". "En Reino Unido, solo el 3% de los casos de violación llega a juicio. Tanto la instrucción como los peritos cuestionan una y otra vez a la víctima para ver si aquello es real o no, así que cuando la gente dice que las denuncias son falsas y que se miente en los juicios, uno se pregunta a quién se le puede ocurrir hacer todo este via crucis si eso no es verdad", opina la cineasta.  

La propia Nevenka Fernández participó en la película e incluso asistió al rodaje. "No ha colaborado directamente en el guion, pero ha estado disponible con mucha generosidad cada vez que queríamos hacer preguntas y resolver dudas. Completábamos entre unos y otros lo que pasaba. Ella estuvo de acuerdo en hacerlo y, si está satisfecha, hay que preguntárselo a ella, lo que sí puedo decir es que salió muy contenta de la proyección", cuenta la directora de Soy Nevenka.

Icíar Bollaín y el acto de supervivencia

Ante la opinión pública, la decisión de aquella joven de denunciar en los tribunales lo que le estaba ocurriendo en los despachos, pero también en los plenos y en las reuniones con compañeros puede parecer un "acto valiente" cuando, sin embargo, para ella fue un acto de supervivencia porque, en el caso contrario, no se habría salvado, tal y como recuerda Bollaín tras las conversaciones que mantuvieron.  

Icíar Bollaín cuenta que para el guion de Soy Nevenka, un caso que acaparó la atención de los medios de comunicación de la época, se limitaron a mostrar lo que constaba en la denuncia. "Ni hemos imaginado, ni hemos supuesto, ni hemos inventado, nos hemos ceñido a la querella, que es más que suficiente, no hay necesidad de contar nada más de lo que pasó", defiende la directora sobre el trabajo con los actores protagonistas: Mireia Oriol y Urko Olazabal.

En el caso del personaje del exalcalde, se juega "a la confusión", con una "simpatía" y una "frialdad" que desconciertan a Nevenka, quien no es capaz de pensar con claridad en situaciones que le generan miedo, en las que no sabe cómo actuar cuando "después de decirle en un bar que tiene una erección se tiene que ver con él en el despacho". "En una situación de acoso no puedes pensar bien", cuenta.

"El psicoanalista que la trató decía que de una agresión te puedes defender, pero de un goteo que no parece agresión, ¿cómo te defiendes? cuando lo haces eres una aguafiestas, o una histérica que saca las cosas de quicio. Y los demás ven pero no dicen, hay una telaraña agobiante de la que es muy difícil salir. Es lo que hemos recreado", agrega.

 

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