La estabilidad del festival Viña Rock, que se celebra cada primavera en Villarobledo, pende de una decisión judicial. El diario La Tribuna de Albacete revela hoy una noticia inquietante para esta cita musical, referente del punk y el rock antisistema en nuestro país. El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción, número 1, de Villarrobledo, ha admitido a trámite la querella de Territorio Musical S.L. contra los miembros de la Mesa de Contratación Permanente del Ayuntamiento de Villarrobledo. Se les acusa de los delitos de falsificación documentos públicos, falsificación de certificado, prevaricaión, infidelidiad de custodia de documentos, violación de secretos, tráfico de influencia y malversación de caudales públicos. En octubre de 2022 la Mesa adjudicó el Viña Rock por un periodo de 25 años, con un periodo principal de 15 años más dos prórrogas de cinco años cada una.
Según el citado diario, “los investigados deberán declarar los próximos 12 y 14 de marzo de 2024 en dependencias judiciales. Además, Rubén Nieves, concejal de Se Puede Villarrobledo, tendrá que declarar como testigo el próximo 27 de febrero. Hay que recordar que Rubén Nieves denunció públicamente posibles irregularidades en la adjudicación de este festival de música”. El juez también pide al Ayuntamiento de Villarrobledo la presentación el expediente de adjudicación del Viña Rock, así como las actas de la Junta de Gobierno Local donde se abordó el asunto.
Explotación anarquista
En primavera de 2019, Vozpópuli publicó un artículo que se hizo viral sobre las pésimas condiciones de trabajo de los jóvenes contratados por el festival. Entre ellas, retribuciones de seis euros la hora sin pluses de nocturnidad ni horas extras. Violación del límite de diez horas y media por jornada, que en realidad llegan habitualmente hasta las catorce o quince (en plena implantación de la obligación de fichar). También hubo “acusaciones de deficientes condiciones de descanso en el pabellón habilitado para que duerman los trabajadores que vienen de lejos de la localidad”.
El festival se promociona como un paraíso de punk y anarquismo pero diversas denuncias revelan hipocresía y explotación en su funcionamiento
La organización no proporcionaba comida sus trabajadores, sino que prometía menús a precios populares, que en realidad eran “siete euros por un kebab o un caja de arroz”. Por si fuera poco, los jefes de personal pedían a los empleados temporales que mientan si aparece un inspector laboral. “No se paga a los eventuales los gastos de desplazamiento y los trabajadores tienen que soportar concienzudos cacheos para asegurarse de que no roban las fichas que sirven como moneda”, denunciaba nuestra fuente.
Diversos trabajadores y asistentes señalaron a este diario la paradoja de estar trabajando catorce horas seguidas por 6 euros la hora mientras el público coreaba “El vals del obrero”, himno reivindicativo de los vallecanos Ska-P, estrellas de aquella edición. La web de El Diario de Castilla-La Mancha denunciaba que los empleados de seguridad cobraban incluso menos, unos cuatro euros la hora. La delegación de CGT en Villarrobledo emitió un extenso comunicado sobre la explotación laboral , donde destacaba que “asistieron 240.000 personas -éste pueblo tiene 26.000 habitantes- a un recinto de unas pocas decenas de hectáreas, con falta manifiesta de servicios a las personas asistentes”.
DJUNQUERA
¿Quiénes mueven los hilos en estas operaciones económicas? ¿Quiénes se llevan la parte del león? ¿Quiénes son sus cómplices?