Este no es un libro cualquiera. Con El infinito en un junco (Siruela), Irene Vallejo se abrió paso entre distintos lectores, desde los avisados hasta los neófitos. El reconocimiento del Premio de Ensayo se suma al palmarés de un libro que revolucionó a libreros, lectores y críticos literarios y que ya sobrepasa las diez ediciones, además de acumular reconocimientos como el Premio Ojo Crítico de Narrativa 2019 y la rendición unánime de la crítica literaria.
Hablar de fenómeno con el libro de Irene Vallejo es injusto. No hay casualidad o carambola en su talento, porque su sentido de la palabra es claro y certero, y el uso de la prosa lo suficientemente aventajado como para convertir en relato una historia que a muchos puede resultar abstracta.
Vallejo conoce tan de cerca la literatura, la respeta y la ama tanto, que es capaz de entender la invención de los libros en el mundo antiguo como una aventura, incluso como una épica. Es algo que transmite desde las primeras páginas de este libro. Por eso toma la decisión de contar esta historia como sólo los buenos escritores saben: eligiendo el tono preciso.
El infinito en un junco puede ser un libro de viajes o de aventuras. Es una bitácora que permite al lector estar en la primera línea de lo que ignora. Irene Vallejo entra en la piel de los buscadores de libros en los caminos de una Europa convulsa y sigue a los jinetes que cabalgan en las tierras más peligrosas de Grecia con tal de cumplir la misión que les ha encomendado el rey de Egipto: buscar todos los libros del mundo para construir su gran biblioteca de Alejandría.
Formada en un hogar en el que los libros lo eran todo, Irene Vallejo estudió Filología Clásica. Se doctoró con una tesis sobre el canon literario grecolatino por dos universidades, la de Zaragoza y l’Università degli Studi di Firenze
Este libro comienza ahí donde lo hacen las cosas maravillosas: en lo esencial. El junco de papiro que hunde sus raíces en las aguas del Nilo, un tallo que tiene el grosor del brazo de un hombre y con el que los egipcios descubrieron que podían fabricar hojas para la escritura. El papiro en el que durante siglos los hebreros, los griegos y luego los romanos escribieron. La sencillez de hecho marca el desarrollo de un libro en el que cada hallazgo sobre la sed de libros acrecienta la nuestra por seguir leyendo. Pasarán los años y El infinito en un junco estará junto a El mundo de Sofía. Es ya un clásico contemporáneo.
Formada en un hogar en el que los libros lo eran todo, Irene Vallejo estudió Filología Clásica. Se doctoró con una tesis sobre el canon literario grecolatino por dos universidades, la de Zaragoza y l’Università degli Studi di Firenze. Docente, divulgadora, periodista, novelista y ensayista, Irene Vallejo suma la mayor cantidad de puntos de vista posible sobre la lectura y lo literario. El infinito en un junco, cuyos derechos de traducción ya alcanzan las 25 lenguas y suma cada día más lectores ha conquistado una nueva presea.