Jonás Trueba llegó al Festival de San Sebastián en su pasada edición con un proyecto que a priori parecía difícil de digerir: 220 minutos de metraje (3,4 horas) en los que proponía al espectador entrar en la intimidad de los adolescentes y escuchar sus deseos, sus preocupaciones, sus miedos, sus ideas y sus inseguridades. La cinta era resultado de un rodaje que ha durado cinco años con el que su director quiere demostrar que los anhelos y las dudas de los jóvenes son también los del propio espectador, sin importar su edad. Y así, con un retrato nada espectacular de las nuevas generaciones que a menudo son objeto de crítica entre los adultos, les devuelve al dignidad y la esperanza que les pertenece.
'¿Quién lo impide?', una película en tres actos son descansos de cinco minutos, compitió por la Concha de Oro en San Sebastián y gustó tanto entre la crítica especializada que ganó el premio Feroz que la Asociación de Informadores Cinematográficos de España (AICE) otorga en el marco del certamen y el premio Fipresci de la crítica internacional, al tiempo que la cinta se hizo con la Concha de Plata a la mejor interpretación de reparto por el trabajo del elenco coral que participa.
Jonás Trueba (Madrid, 1981) huyó de las imágenes espectaculares que a menudo se muestran en las noticias, tales como el botellón, para acercarse a la intimidad de los primeros planos y las confesiones en las que el propio cineasta buscó una manera de "entender mejor la vida y las cosas" y "reconectar con sensaciones e ideas", tal y como ha señalado durante una entrevista concedida a Vozpópuli.
Sin buscarlo de manera intencionada, el cineasta se dio cuenta de que esta también podía ser una película para aquellos padres que no escuchan o que no tienen la oportunidad de conocer lo que piensan unos hijos a menudo tan crípticos en estas edades, pero también es una invitación a la sociedad que tan a menudo tiende a encasillarles, culpares y relacionarles con el caos sin ni siquiera darles la oportunidad de hablar.
A veces tenemos una idea exagerada de los adolescentes, por no poder ver lo que hacen, y uno se imagina lo peor, pero luego ni es tan extraño ni tan preocupante", afirma Jonás Trueba
"Me gusta pensarla como una película tranquilizadora desde el punto de vista de un padre, porque lo que encuentra aquí es una afinidad, algo reconocible, que no asusta tanto. A veces tenemos una idea exagerada de los adolescentes, por no poder ver lo que hacen, y uno se imagina lo peor, pero luego ni es tan extraño ni tan preocupante, sino todo lo contrario. Es reconfortante ver cómo se comportan cuando están en la calle, que es donde los jóvenes están más en su ser", ha reflexionado el director.
Entre todos los temas que abordan estos jóvenes, sorprende la preocupación que muestran por la política y lo conscientes que son del entorno familiar que les ha servido para adherirse o rechazar diversas posturas ideológicas. "Son la generación de adolescentes más politizada, quizás incluso a su pesar", apunta el director de este documental de ficción.
A diferencia de su generación, que en los años 90 vivió una adolescencia en la que "la política estaba más bien dormida", observa que a estos jóvenes "les ha tocado pasarla en plena ebullición política, con muchos cambios y nuevos partid os". "Han sido unos años muy convulsos desde 2015, incluso antes, y el resultado es que son muy permeables a todo lo que tiene que ver con la política, y habrá que ver en qué se traduce esto después", opina.
El cine ha perdido su lugar estrella en el entretenimiento y en la cultura de masas en favor de las series y de los videojuegos, y obedece a un movimiento de la humanidad, no de los jóvenes", señala el cineasta
Una de las responsabilidades que recae en esta franja de edad es la de ser la diana de todos los estudios sociológicos, tal y como señala Jonás Trueba, quien afirma que "hay que culpar menos a los jóvenes" de cambios sociales como la caída de la asistencia a los cines o el uso de redes sociales, que en algún caso es incluso más intenso "entre los adultos de 40 que entre los jóvenes de 20", en palabras del director. "El cine ha perdido su lugar estrella en el entretenimiento y en la cultura de masas en favor de las series y de los videojuegos, y obedece a un movimiento de la humanidad, no de los jóvenes, se les culpa hasta de eso", advierte el cineasta, quien también apunta que hoy en día "los padres llevan menos al cine a sus hijos".
En cuanto al asunto del cine y la desaparición de las fronteras entre géneros en los festivales -como se ha visto con Titane en Cannes o con La abuela en San Sebastián-, el director cree que los certámenes se abren "por la cuenta que les trae", y aprovecha para reconocer que tiene "miedo" como cineasta de que las películas se recluyan demasiado en los festivales.
"El cine ha ido perdiendo fuerza, pero los medios de comunicación siguen dando un lugar muy grande incluso quizás exagerado respecto al impacto que tiene en la sociedad. Nos genera un eco mediático que se refuerza, pero no sé si el eco que tiene ir a San Sebastián se traduce en más espectadores. No quiero simplemente conformarme con los festivales", ha agregado.
Jonás Trueba: de Madrid a Granada con Los Planetas
Jonás Trueba es un director artesanal, meticuloso y familiar que entiende el cine como un trabajo en equipo. Con su productora, los Ilusos Films, confecciona desde 2013 todas sus películas y documentales, que recientemente han llamado la atención en Francia. Sin ir más lejos, a finales de 2020 las publicaciones francesas Cahiers du Cinéma y Libération destacaron su anterior película, La virgen de agosto, entre los diez mejores estrenos del año.
Su próximo proyecto se trasladará de su adorada Madrid, donde se han desarrollado la gran mayoría de sus proyectos de ficción, a Granada, para hacer un "retrato" de una ciudad que le fascina. El título del proyecto deja además otra pista importante: Segundo premio, nombre que toma prestado de una de las canciones más populares de Los Planetas (primer corte del disco Una semana en el motor de un autobús). Según adelanta, es una "película ambiciosa" y , por tanto, se muestra celoso a la hora de dar más detalles.
Su objetivo es rodarla en 2022 y estrenarla ese mismo año o en 2023. Su rodaje tendrá lugar en su totalidad en Granada y Los Planetas tendrán "un lugar en la película", aunque ha señalado que se trata más de una película sobre la ciudad, la "creación y la música". Celoso y miedoso a partes iguales, Jonás Trueba evita hablar más de la cuenta y prefiere mantener el misterio en torno a su próximo proyecto.