El año 2020, la cultura en España debía enfrentar al menos cinco de sus asuntos decisivos. Los retos del sector pasaban -y pasan aún- por resolver temas enquistados que llevan mucho sin solución: desde la Ley de Mecenazgo, aplazada sin gobierno ni presupuestos durante más de dos legislaturas, pero también la reforma del INAEM que el exministro José Guirao no pudo resolver, las condiciones de cesión de la colección Carmen Thyssen al museo que lleva su nombre, además de los problemas estructurales de la dotación económica.
Después de tres años de prórrogas a las cuentas de Cristóbal Montoro, el Gobierno ha presentado un borrador de las cuentas nacionales para su aprobación en el Congreso de los Diputados. En lo que a la partida destinada a Cultura respecta, es una de las más altas de los últimos años: un 3,7% más, al pasar de 914 a los 948 millones de euros. Si a eso se suman los 200 millones de fondos europeos extraordinarios que se destinarán a esta área, el incremento es del 25,6%.
Sin duda se trata de una buena noticia para uno de los sectores de actividad más castigados por la pandemia de la covid-19 y muy necesitado de oxígeno en forma de dinero público. A pesar del aumento previsto para 2021, la financiación para la cultura representa solo un 0,3% de los Presupuestos Generales del Estado, a pesar de que la industria cultural española genera el 3,2% del Producto Interior Bruto (PIB), según el Anuario de Estadísticas Culturales 2019 publicado por el Ministerio de Cultura y Deporte.
En el proyecto de presupuestos de 2021 la partida más alta corresponde a los programas de Promoción y cooperación cultural y de Promoción del libro y publicaciones culturales, que aumenta un 190 y un 64%, las cifras más altas del conjunto con respecto a los epígrafes de Música y danza, Teatro, Cinematografía, Museos y de Exposiciones, que tienen una dotación conjunta de 163 millones de euros.
En el proyecto de Presupuestos de 2021 la partida más alta corresponde a Promoción del libro y publicaciones culturales
Tiene sentido el aumento de la dotación económica para impulsar y apoyar el desarrollo editorial español, que registró en 2019 su sexto año consecutivo de crecimiento. Según el avance del informe de Comercio Interior del Libro 2019, en el ejercicio previo a la pandemia de la covid-19, el sector mejoró sus cifras en un 2,4%, hasta los 2.420,64 millones de euros. Un porcentaje que mantiene una línea similar a la registrada en los ejercicios anteriores. Un elemento relevante es que el incremento de la facturación se produjo en todos los subsectores del libro, incluidos los libros de texto no universitarios.
El 2020 fue un año malo para la industria: no hubo Día del Libro, ni Sant Jordi, tampoco Feria del Libro de Madrid, el premio Planeta fue una discreción absoluta y el Nobel de Literatura continúa sin recuperar la influencia de antaño. El sector del libro, -editores, libreros y distribuidores-, reunido en la Federación de Cámaras del Libro (FEDECALI), considera que, una vez analizada la situación vivida en este primer semestre del año, es más necesario que nunca que Gobierno y partidos políticos hagan una apuesta decidida por alcanzar un Pacto por el Libro y la Lectura. Así lo han solicitado a los líderes políticos, a través de una carta pública.
En estos meses, el sector ha recibido positivamente las medidas de liquidez (ya que la rebaja del IVA digital no puede ser imputable a esta situación porque figuraba en los Presupuestos no aprobados en la anterior legislatura). Reprochan a la Dirección General del Libro que no se haya puesto en marcha ninguna de las medidas solicitadas.
Desde la declaración del estado de alarma hasta ahora el gremio ha sufrido pérdidas tremendas a causa de la covid-19
Desde la declaración del estado de alarma hasta ahora el gremio ha sufrido pérdidas tremendas a causa de la covid-19, empezando por la no celebración de sus principales citas: Sant Jordi y la Feria del Libro de Madrid. La industria del libro constituye el primer sector cultural del país por sus datos de facturación, cuenta con un tejido empresarial formado, fundamentalmente, por pequeñas y medianas empresas, que son las que padecen los efectos del parón.
La paralización de la actividad como consecuencia de las medidas adoptadas para combatir la pandemia ha supuesto un impacto enorme en la facturación del conjunto del sector del libro, estimado inicialmente en unos mil millones de euros, 800 en el mercado interior del libro y 200 en el mercado exterior.
Al igual que sucedió con las cuentas públicas de 2016 –cuya aprobación ocurrió tarde y tuvo efectos directos en la dotación del Cervantes y los Premios Nacionales-, la prórroga de los PGE vuelve a tener consecuencias en la Cultura, todavía más en tiempos de covid-19. Una de ellas –y acaso la más importante para el sector audiovisual- guarda relación con la reforma fiscal que concretaba la bajada del IVA de las entradas al cine, que debía pasar del 21% al 10%.
La aprobación de las cuentas públicas de 2018, que el Gobierno no pudo conseguir dada la falta de apoyos, dejó en el aire medidas como una rebaja del IRPF para las rentas más bajas, la subida del salario de los funcionarios y trabajadores públicos así como la ayuda a las familias con dependientes a su cargo. Millones de ciudadanos tuvieron que esperar para acceder a las dotaciones previstas. Sin embargo, en otras esferas, como es el caso del tejido cultural, también se resintió el retraso, que tuvo un efecto directo sobre determinadas industrias, siendo la del teatro una de los más afectadas.