Las aventuras de Huckleberry Finn no es una novela para gente decente sino más bien todo lo contrario, escribió Roberto Bolaño sobre el que muchos consideran el clásico por excelencia de la literatura estadounidense. Criticada y elogiada por igual, esta novela no solo constituye la culminación de la narrativa de Mark Twain sino que supone una ventana desde donde mirar la historia de una nación marcada por algunos conflictos; 'la decencia' uno de ellos. Mark Twain, con su irónico sentido del humor y su prosa ágil y precisa, en Las aventuras de Huckleberry Finn, nos lleva por el Mississippi de la mano del inolvidable Huck Finn y su fiel amigo Jim, quien huye de la esclavitud.
Novela sobre el racismo, la violencia, la amistad y la libertad en unos años turbulentos, Las aventuras de Huckleberry Finn ha sido reeditada nuevamente por Literatura Random House. Con una traducción de José A. de Larrinaga, este volumen incluye el Episodio de la balsa, un pasaje que Mark Twain decidió excluir persuadido por el editor de la primera publicación. Completa el volumen una esclarecedora introducción de Roberto Bolaño.
Novela sobre el racismo, la violencia, la amistad y la libertad en unos años turbulentos, Las aventuras de Huckleberry Finn
Sobre la decencia o no del libro de Mark Twain, el asunto no es una categoría moral, sino la mirada amplia que arroja el novelista sobre personajes apartados y periféricos. "Pues el éxito de esta novela entre gente decente, que al fin y al cabo son los compradores y consumidores de novela, fue enorme, la novela se vendió (y se sigue vendiendo) en cantidades astronómicas, lo que dice mucho de las pulsiones secretas de la gente decente o de la clase media, esa clase media hacia la que todos nos encaminamos, como soñaba Borges, y sin duda se leyó poco en los círculos más frecuentados por Huck, es decir entre los adolescentes hijos de padres alcohólicos y maltratadores huidos de casa, o entre los estafadores y malhechores, o en el círculo de los negros, aunque según Chester Himes la suerte de Las aventuras de Huckleberry Finn en las bibliotecas de las cárceles de Estados Unidos no es mala", escribe Bolaño.
Nacido en Florida, los padres de Mark Twain (Samuel Langhorne Clemens era su verdadero nombre) emigraron a un puerto en el río Mississipi, Hanibel, que sirvió de inspiración para el pueblo ficticio de San Petersburgo, el escenario de Las aventuras de Tom Sawyer y, claro está, para Las aventuras de Huckleberry Finn. En esa época, cerca de 1840,Missouri era un estado esclavista, un tema contra el que Twain se pronunció y que pasó a formar un lugar importanteen sus novelas, aunque ningún elemento sería tan fuerte y magnético como el río Mississipi, vapor principal de sus historias, especialmente en Las aventuras de Huckleberry Finn.
El río existe por encima del héroe, el villano o el narrador, comportándose a veces como escritor de la historia que Jim y Huck
Todo en sus páginas ocurre a lo largo de los 2.000 kilómetros del Mississipi, en cuyo cauce Jim y Huck navegan. El río no sólo está allí, sino que interviene, redentor o amenazante. El río no es sólo un personaje, sino elemento creador. Su autoridad es mayor. El río existe por encima del héroe, el villano o el narrador, comportándose a veces como escritor de la historia que Jim y Huck enfrentan. Su curso modifica las aventuras de un esclavo fugitivo y un chico blanco que huye de su padre borracho y que muchas veces se enfrenta a su propia conciencia (no puede dejar a Jim solo, pero sabe perfectamente que ayudar a un negro fugitivoes un delito).
Resulta curioso que sea un río, donde el agua se supone que es la misma y a la vez otra, donde discurra la simple -y peligrosa-vida de estos chicos. Es allí el lugar de las corrientes y las contradicciones. El Mississipi es el gran escenario. En sus aguas viajan cadáveres, ramas, mensajes, silencios, canoas o botes. Es una memoria, un vertedero en el que nada desaparece. En él se ven y son vistos quienes huyen y quienes quieren ser encontrados. En Los salvajes secos, T.S Elliot se refiere al río, de la siguiente forma:
“… creo que el río
es un vigoroso dios pardo (…)
Casi olvidado
Por los que viven en las ciudades, pero implacable.
Ateniéndose a sus temporadas y sus iras, destructor,
Recordador
De lo que los hombres optan por olvidar…”
Periodista, escritor, humorista, ilustrador, ayudante de imprenta, piloto de un barco de vapor, soldado durante la guerra de Secesión, tipógrafo y buscador de plata, fue capaz, años después, de adelantarse en Las aventuras de Tom Sawyer( 1876) y Huckleberry Finn (1885) a las “road movies” que a todos nos parecerían únicas dos siglos después –se me ocurren, aunque mucho menos bucólicas, Natural Born Killers, Lost Highway, Paris, Texas o, para ser más coherente, Thelma y Louise o Little Miss Sunshine- tan sólo a partir de los peligros -un repertorio interminable, casi acrobático- que debenenfrentar estos chicos del Sur .