Con ésta, la Feria del Libro de Madrid llega a su edición número 71 y lo hace en medio de uno de los años más comlpicados para el sector cultural en general. Sin embargo, ni ésa ha sido una limitante para sus organizadores ni ha supuesto una variable para que ésta descienda en su convocatoria anual de expositores ni invitados. "Cada año la feria es la misma y cada año es la de siempre", dijo ayer la presidenta de la Feria del Libro, Pilar Gallego, al presentar este gran encuentro cultural que el viernes inauguran los príncipes de Asturias.
Ubicada, como es tradición, en el parque de El Retiro de Madrid, la Feria del Libro se celebrará desde el 25 de mayo al 10 de junio y contará con 356 casetas en las que mostrarán sus principales novedades 272 editores, 118 librerías, 24 organismos oficiales y 11 distribuidores.
Es, nadie puede negarlo, una de las citas que más personas atrae durante los días de su celebración. "La lectura ha sido y sigue siendo fundamental. Mediante ella nos hacemos contemporáneos. Por eso es urgente el consenso político sobre su importancia en nuestro país", comentó Gallego quien sin embargo -contemporáneos sea dicho- no quiso entrar a valorar el protagonismo -o mejor dicho la total ausencia- del libro digital en esta convocatoria. "No damos la espalda a ese debate digital en la feria del libro, simplemente la gente no se desplaza al Retiro a buscar un libre electrónico".
Libro digital a un lado -porque no hubo manera de colocar sobre el tapete la discusión de los formatos electrónicos durante la presentación- la Feria del Libro de Madrid recibe cientos de miles de visitantes cada año y las ventas que se hagan esos días son importantes para un sector cada vez más afectado por la crisis.
Según decían ayer Pilar Gallego y Teodoro Sacristán, director de la Feria -que este año se incorpora de lleno a ella tras superar una grave enfermedad-, en los primeros meses de 2012 los libreros han visto descender sus ventas de forma "bastante significativa", y eso repercute en los editores porque la devolución de libros "ha aumentado".
Aún no hay estadísticas oficiales, pero, según un avance que han preparado los editores sobre el primer trimestre del año, las ventas han descendido "de un ocho a un doce por ciento" con respecto al mismo período del año anterior, señalaba Fernando Valverde, secretario de la Feria y presidente de la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL).
Los editores "se están salvando un poco gracias a las exportaciones y al mercado iberoamericano, que está funcionando bien", añadía Valverde.
"En un tiempo crítico en el que cada mañana nos levantamos con temor a averiguar qué pasará con los mercados, con la prima de riesgo y con los recortes presupuestarios", organizar un acontecimiento de la magnitud de la Feria del Libro "no deja de ser quijotesco, porque los molinos de vientos a los que nos enfrentamos no son fáciles de vencer", subraya Pilar Gallego.
Crisis aparte, la Feria del Libro "es el acontecimiento cultural más visitado de Madrid después del Museo del Prado", ha dicho la presidenta, y editores, libreros, escritores y lectores tienen muchas ilusiones depositadas en ella, y más en un año en el que Italia es el país invitado de honor y una treintena de autores italianos se dejarán caer por Madrid.