Ladj Ly está considerado por muchos el cineasta actual que mejor refleja el clima de tensión en los suburbios franceses, las injusticias que soportan quienes viven en las zonas menos favorecidas y, en definitiva, la radiografía de un país multicultural que medirá el alcance de la insatisfacción general en las elecciones legislativas de los próximos 30 de junio y 7 de julio.
Con su ópera prima, Los miserables (2019), Ly puso el foco en el choque entre tres policías y el barrio periférico en el que patrullan para mostrar la complejidad de los "banlieue". Ahora, se mantiene en las periferias más pobres y olvidadas y centra la mirada en el grado de honestidad de la clase política con Los indeseables, la segunda parte de una trilogía sobre la evolución de los suburbios parisinos en los últimos años que llega ahora a los cines españoles después de haber clausurado la sección Perlas del Festival de San Sebastián.
Los miserables fue una película inesperada y contundente que, en líneas generales, agradó a la prensa y al público e incluso consiguió una nominación al Oscar a la mejor película internacional. El elenco protagonista era inmejorable, con Damien Bonnard a la cabeza, y la trama, que se desarrollaba en el epicentro de un barrio conflictivo a las afueras de París, en el que la población inmigrante chocaba con la policía, rezumaba autenticidad. Todo era creíble y, pese a identificar lo bueno y lo malo en la historia que contaba, el cineasta francés no llegaba a caricaturizar a los personajes, siempre en terrenos grises. En esta ocasión, sin embargo, parece haber perdido la precisión de la mirada.
Los indeseables está ambientada en la ciudad ficticia de Montvilliers, que simboliza muchos otros lugares similares del resto de Francia. Allí, Haby, una joven de origen maliense, vive en uno de los bloques de pisos en ruinas del barrio que Pierre, un médico idealista que acaba de tomar posesión como nuevo alcalde, quiere rehabilitar, algo que no pasa por respetar las necesidades de los vecinos, todos ellos pertenecientes a familias inmigrantes.
"Quería evocar a esta nueva generación de gente salida de los barrios periféricos que empieza a interesarse por la política y también a aquellos que siguen detentando el poder pero que ya no entienden nada de nuestro mundo", señala el director en las notas de producción de esta película. Mientras que Pierre es un alcalde con buenos propósitos pero demasiado deshonesto, Haby busca tener la oportunidad de cambiar las cosas en un lugar en el que su origen pesa demasiado.
Los indeseables: compromiso sin verdad
Ladj Ly, que también es guionista de la película Atenea (2022), dirigida por Romain Gavras, tiene buenas intenciones en su compromiso y en su diagnóstico de los problemas más preocupantes y que cada vez tienen un calado mayor, pero toda la buena voluntad se queda solo en eso al componer una historia compuesta con brocha gorda y una tendencia a subrayar lo evidente. En los asuntos que aborda (una precariedad endémica, una indefensión sin salida y una desigualdad auspiciada por las autoridades) lo interesante es detectar el porqué y no tanto el qué, y en eso Ladj Ly deja mucho que desear.
Más allá de la temática y de su tino en el relato, Los indeseables es una película que pese a contar con una escena inicial potente y un desenlace que deja sin respiración, es en general una película con un ritmo irregular y en ocasiones pesada y plana. Dista mucho de convertirse en la película emocionante que fue Los miserables, y a pesar de adentrarse en los entresijos políticos a pequeña escala, no consigue capturar la emoción que estos le ofrecen.
No quedan claras las intenciones de Ladj Ly tampoco en el campo más íntimo y la paradoja es que, siendo una película que pretende evocar lo que ocurre en las calles, está demasiado alejada de la verdad, y es probable que esta sea, además, la única conexión con el asunto que toca y con la oportunidad que desaprovecha Ladj Ly en esta película.
Sin_Perdon
Bueno, el problema de base es algo que Miriam dice en su artículo, que Francia es una país multicultural, o sea multiproblemas. Los recién llegados, y los que son franceses de segunda o tercera generación inmigrante, resisten a integrarse en la cultura europea, así que nos han traído las suyas, unas culturas de Tercer Mundo, así que eso es lo que ahora tenemos en Europa, Tercer Mundo. Y ese aclamado director, por supuesto de origen inmigrante y especialista en cargar las culpas sobre los europeos blancos, no es más que un propagandista de la invasión poblacional africana en Europa. Resulta que la protagonista es una inmigrante maliense.... ¿Qué hace en Francia?. Una pregunta que Ladj Ly nunca se hará porque su deseo íntimo es que Francia sea otra nación africana más, seguro que les iría mucho mejor. Solo hay que ver lo bien que están los países africanos, que dan ganas de irse para allí, no se entiende como cientos de miles de africanos siguen huyendo de sus paraísos.