Las películas que se incluyen en ese género tan amplio y vasto que es el cine familiar se dividen, a grandes rasgos, entre las que consiguen dar en la tecla y las que no. Algo en apariencia sencillo y que no consiste en otra cosa que en convencer a todo el espectro de espectadores que acude a las salas. Como se ha señalado en multitud de ocasiones, en esta tarea Pixar se ha convertido en el estudio campeón sin discusión con un guion de capas que entusiasma a los más pequeños y a los adultos que les acompañan o que directamente acuden solos a ver sus películas.
En el lado opuesto se sitúan otras que, a pesar de sus buenas intenciones, directamente se quedan a medio camino entre el público infantil y los mayores, sin conseguir entusiasmar ni a unos ni a otros, y es lo que le ocurre a la nueva propuesta de Disney, Mansión encantada, una película de terror para toda la familia que llega este viernes a los cines españoles dispuesta a divertir y que, sin embargo, deja una sensación descafeinada.
Mansión encantada está inspirada en una de las atracciones estrella de Disneyland, esa en la que uno entra en una casona un tanto lúgubre y abandonada y, cuando se cierra la puerta, el suelo empieza a descender y comienzan a ocurrir fenómenos paranormales. Además, es una nueva versión de la película homónima que estrenó en 2003, protagonizada por Eddie Murphy.
En esta ocasión, cuenta con un reparto coral en el que aparecen Lakeith Stanfield (Judas y el mesías negro, 2021), Tiffany Haddish, Owen Wilson, Danny DeVito, Rosario Dawson, Chase W. Dillon y Dan Levy, con Jamie Lee Curtis y Jared Leto. En la cinta, una mujer y su hijo llegan a una casa dispuestos a empezar una nueva vida en Nueva Orleans. Sin embargo, empiezan a sucederse situaciones inquietantes e imposibles de explicar, por lo que deciden contar con un grupo de expertos para eliminar su hogar de posibles espíritus y fantasmas.
Mansión encantada y las comparaciones odiosas
Esta película, dirigida por Justin Simien (Querida gente blanca, 2014) cuenta de entrada con varias ideas atractivas, incluso a pesar de saber que los sustos, los espectros y cualquier otro elemento fantástico cuenten con gramos de azúcar para edulcorar la sensación de miedo en los más pequeños.
La sensación con 'Mansión encantada' es parecida a la que un adulto experimenta con las atracciones de los parques temáticos de Disney, en las que la adrenalina se queda a las puertas de hacer su aparición y la emoción trepa desde el estómago sin lograr alcanzar ese punto de la garganta en el que culminan las sensaciones fuertes
Las comparaciones son inevitables, y uno piensa pronto en otros títulos del género, como pueden ser Los cazafantasmas (1984), un clásico de la comedia paranormal, o también la más reciente Pesadillas (2015), protagonizada por Jack Black, en la que los diálogos ingeniosos y las aventuras adolescentes salvan a esta historia de monstruos del cliché y consiguen que el espectador no eche de menos nada.
No ocurre lo mismo en Mansión encantada, incluso a pesar de su delicioso reparto, de sus localizaciones, de su ambientación y su magia, y también de algunos momentos de humor y chistes adultos que no funcionan mal del todo. Sin embargo, no hay ritmo y la trama avanza empeñada en despistar con detalles enrevesados que no aportan nada a la narración, y todo en esta película parece una oportunidad perdida. Puede que la duración (alrededor de dos horas) no ayude demasiado.
La sensación que esta redactora de Vozpópuli ha tenido con Mansión encantada es parecida a la que un adulto experimenta con las atracciones de los parques temáticos de Disney, en las que la adrenalina se queda a las puertas de hacer su aparición y la emoción trepa desde el estómago sin lograr alcanzar ese punto de la garganta en el que culminan las sensaciones fuertes. Esto tiene que ser así para sacar con vida a los más pequeños y protegerlos del shock, está claro. El problema es que en esta película los niños tampoco se divertirán tanto como se espera y recordarán con una mueca de indiferencia una película que podría haberles entusiasmado.